LA DISTOPÍA COLOMBIANA EN BARRANQUILLA 2132
Por Jaime A. Orrego*
Esta novela de Jose Antonio Osorio Lizarazo publicada en 1932, junto con Una triste historia de 14 sabios (1928) de José Félix Fuenmayor y Viajes interplanetarios en Zepelines (1936) de Manuel Francisco Sliger, han sido catalogadas como parte importante de la pre-historia de la ciencia ficción en Colombia. Barranquilla 2132 narra la historia de Juan Francisco Rogers, un médico que se aventura a aplicar sobre sí mismo un experimento de criogenia para luego ser revivido en un futuro.
Doscientos años después de la congelación del cuerpo de Rogers, se descubre su sarcófago helado, y es así como él recorre la cuidad de Barranquilla en compañía del periodista J. Gu, quien le ilustra en las costumbres y culturas de la vida en el año 2132, al igual que le indaga sobre la forma de vida de las personas a comienzos del siglo XX.
La novela sigue un argumento que ha sido una de las características más importantes de la CF como lo señala el crítico Luis Cano “…[La CF] no se propone ofrecer un proyecto predictivo de representación del futuro, sino que busca desfamiliarizar y reestructurar nuestra experiencia del presente”. Pero así mismo, para el periodista y crítico barranquillero Ramón Illán Bacca, es muy clara la inspiración que la obra de Osorio Lizarazo recibe de Armageddon 2419 A.D. Esta es una novela corta, publicada por Philip Nowman en la edición de agosto de 1928 en la revista pulp llamada Amazing Stories y que después se convierte en historietas en enero de 1929. La obra de Nowman muy probablemente llegó a manos de Osorio Lizarazo por esa misma época, y lo influyó en gran medida, no sólo en el título, sino en su personaje principal al igual que en la estructura de la misma:
Lo evidente en Barranquilla 2132 es la cercanía de su protagonista Juan Francisco Rogers con un héroe de las historietas Buck Rogers (al principio se llamaba Rogelio, el conquistador). Esta historieta apareció en 1929 en Estados Unidos y en el mismo año se publicó en Barranquilla. Se inicia cuando Anthony Rogers, después Buck Rogers, se despierta cerca de 500 años después en el 2419 y empieza sus aventuras que se han publicado en historietas y después en una serie de televisión. (Illán Bacca)
Por lo tanto, la novela de Osorio Lizarazo es un viaje al futuro de una ciudad que ha cambiado a causa de a una crisis global sin precedentes debido al excesivo desarrollo tecnológico y al uso indiscriminado de los recursos. Esto desencadena en el fin de la civilización en medio de una gran guerra, y posteriormente se reconstruirá bajo un nuevo orden. Al conocer y vivir este nuevo orden, Rogers se cuestiona sobre lo que ha hecho la sociedad en el pasado, para llegar al futuro en el que él ahora vive.
Barranquilla 2132 comienza con una explosión en un viejo edificio de la ciudad, en el cual, en medio de los escombros, se encuentra un sarcófago con un hombre en su interior, y que trae una nota aclaratoria:
Me he sepultado voluntariamente para comprobar un experimento extraordinario. Permaneceré en mi sepulcro durante un tiempo indefinido, hasta que una edad cualquiera, alguien descubra mi refugio…He logrado descubrir un procedimiento para congelar la sangre y detener la marcha del corazón, por medio de una inyección medular… (14)
La nota continua con más detalles acerca del experimento, al igual que con el procedimiento que debe seguirse para lograr revivir el cuerpo congelado, de quien luego nos enteraremos se llama Juan Francisco Rogers (obvia referencia a Buck Rogers).
El cuerpo de Rogers está a cargo del doctor H. Var quien es reconocido mundialmente por haber descubierto el suero curativo del cáncer, y quien revive al viajero en el tiempo. También se encuentran allí los periodistas (o reporters como los llama el narrador) J. Gu y M. Ba quienes están investigando la explosión del edificio. Cuando Rogers despierta y se presenta formalmente ofreciendo la mano a los periodistas y al doctor, vemos las primeras diferencias culturales: “Pensaron en el ridículo que harían dos hombres tomándose de la mano, sosteniéndola durante un rato, sacudiéndola quizás y quisieron probarlo” y luego de hacerlo se dan cuenta de lo inútil del gesto “¡Cuánta agitación! ¡Cuánta pérdida de fuerza muscular, simplemente, para la realización de un hecho tan sencillo como es la pronunciación de un nombre propio!” Esta simplicidad es una de las características del siglo XXII que más destaca el narrador de Barranquilla 2132, y que puede verse desde el mismo uso de los nombres ya que, J. Gu y M. Ba se llamarían Jorge Gutiérrez y Manuel Barreto, si se siguieran las mismas normas del siglo XX.
Luego de este primer choque cultural, los periodistas muestran la Barranquilla del siglo XXII a Rogers, quien se asombra al ver cómo las calles no se encuentran llenas de automóviles, y aquí aprovecha Osorio Lizarazo para hacer en el futuro, una crítica de la sociedad presente a comienzos del siglo XX
Ahora las calles no constituían el peligro absurdo que entrañaban en la era del automóvil y sólo transitaban por ellas los peatones que no encontraban ningún obstáculo que pusiera en peligro sus vidas. Todo el tráfico comercial e individual se hacía por el aire y las calles eran simples lugares destinados al paseo o al traslado a cortísimas distancias.
Así mismo se destaca el silencio reinante en la ciudad donde las conversaciones de los transeúntes eran casi murmullos, las calles estaban muy pulidas, y los aviones y demás vehículos de transporte que se encontraban en aire, apenas producían unos sonidos alcanzables por el oído humano, es por esto que resalta el narrador que “todo era tranquilidad y parsimonia”
Debemos destacar que la obra de Osorio Lizarazo presta atención importante a los desarrollos tecnológicos del siglo XXII (ciencia ficción dura), lo cual es algo novedoso dentro de la incipiente ciencia ficción colombiana, ya que siempre se había prestado mayor atención a lo que se conoce como la ciencia ficción suave. Aspecto que Ricardo Burgos López resalta en su estudio de la ciencia ficción en Colombia
En la ciencia ficción colombiana predomina la ciencia ficción suave en modalidades desde mítico-místicas hasta nihilistas; no podría hablarse de ciencia ficción dura… Por ciencia ficción suave entendemos una ciencia ficción que no se centra en el artilugio técnico en sí mismo sino que se pregunta por las consecuencias éticas y sociales del mismo, una ciencia ficción que se desinteresa de las ciencias naturales y se interesa más por las ciencias sociales, ciencia ficción más ontológica que epistemológica. Mientras que la ciencia ficción dura es la basada en un riguroso despliegue de conocimientos en temas científicos, sobretodo de ciencias naturales y no en las sociales.
Por lo tanto, encontramos que el éxito de Osorio Lizarazo con Barranquilla 2132 no sólo radica en lograr publicar una novela de ciencia ficción en un lugar tan inhóspito para este género como lo era la Colombia literaria en la década del treinta, sino que logra combinar lo que se conoce como la ciencia ficción suave con la dura.
Si continuamos revisando la crítica que se hace en la novela de la sociedad del Siglo XX, nos encontramos con un análisis de Rogers respecto a la democracia:
La teoría conservaba sus características integrales, pero la práctica se corrompió. No era difícil presumir, en mi tiempo, en pleno florecimiento de la democracia, la muerte del sistema. El ejercicio del sufragio se convirtió en el negocio más inmoral. Los votos se compraban y se vendían… Políticamente, la multitud continuaba rindiendo vasallaje: carecía de voluntad y la libertad de acción era un simple concepto, de gran utilidad en las campañas de propaganda.
Barranquila 2132 también intenta proyectar los problemas que se ven a comienzos del siglo XX. Es así como Rogers se entera de la crisis mundial del año 2000 causada principalmente por la sobrepoblación humana, y por la maquinización de los trabajos. Por este motivo, muchas personas se quedan sin empleo ante el crecimiento de la población y la imposibilidad de realizar el trabajo que las máquinas hacían. Por este motivo se desata una guerra mundial, diferente a las anteriores, pues en palabras de J. Gu “no era guerra de fronteras ni de nacionalidades. Era la revuelta del hambre. Fue, como lo definió un célebre historiador, la rebelión del hombre contra la máquina”. Es así como, después de estar al borde de la desaparición, se crean nuevas políticas para la protección de la humanidad, dentro de las cuales se destacan la simplificación de las cosas, y un estricto control de la natalidad, donde sólo algunos pueden procrear
…sólo pueden tener hijos los individuos perfectamente conformados, previos exámenes de extraordinaria minuciosidad por parte de los médicos. Cada mujer ha de revelar oportunamente quién es el padre del ser que palpita en sus entrañas: y si ni ella ni él reúnen las condiciones exigidas por esta disposición, el germen será anulado oficialmente.
Por lo tanto, así como se maravilla con los grandes logros a que llega la sociedad en el siglo XXII, Rogers encuentra desencantos en los que considera una pérdida, en cierto modo, de la humanidad conocida por él:
No existía ya el afán de conocimiento y la curiosidad por los orígenes de todos los fenómenos se había menguado. La mujer había descendido de su pedestal: el viejo ideal que fundamentó el arte durante siglos había desaparecido. El sentimiento admirativo [de la mujer] era delincuencia, como era repugnante y de mal gusto comer en público…Se inventaron nuevos aparatos mecánicos como cooperadores de la vida humana, se concedía al confort y a la facilidad en los transportes un importancia primordial. Pero el espíritu, la concepción de los principios fundamentales, la moral, la metafísica, las ciencias especulativas habían sufrido una alteración que no era proporcional al progreso físico…en cierto sentido, la vida que ahora comenzaba a descubrir se le antojaba primitiva, absurda, como un retorno… La cultura le parecía superficial e inexpresiva.
El desencanto de Rogers es tal, que llega a cuestionarse el haber realizado su experimento, y ve el resultado de este como un castigo que la naturaleza impone a los violadores de sus leyes. Estas diferencias son más grandes de lo que él puede soportar.
De esta manera, la novela de Osorio Lizarazo se aleja de la Utopía que propone Tomás Moro en la que se encuentra una fe en el hombre y en su habilidad de resolver los problemas, y se acerca más a la ciencia ficción pesimistas (también llamada ‘negra’) que encontramos con gran frecuencia en las anti-utopías (o distopías) de Wells, en las cuales, entre otras, el hombre se extingue o es avasallado de un modo u otro.
Es así como, después de caminar un rato por la orilla del río que recorre la ciudad, Rogers se percata que a pesar de los intentos del hombre moderno por cambiarlo, no ha logrado hacerse. Y allí, decide terminar su vida y se lanza a ese río, a esa “agua móvil que ha resistido el empuje destructor de la civilización”.
+Multiverso Cronopio es la nueva columna de Jaime A. Orrego, sobre temas relacionados con la Ciencia Ficción.
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*Jaime Orrego es profesor de español y literatura latinoamericana en Saint Anselm College en Manchester (New Hampshire, USA). Es Ingeniero Industrial de la Universidad Javeriana de Bogotá (1999) y Ph.D. en literatura de la Universidad de Iowa (2008). Tiene cuentos, artículos y entrevistas publicados en diversas revistas especializadas en Colombia y los Estados Unidos. Su narrativa, utilizando mayoritariamente los recursos estilísticos de la ciencia ficción, trata el tema de la realidad colombiana de los últimos años, sin restarle por ello el dramatismo a una época violenta y hostil que marcará profundamente su infancia y adolescencia. Además de la creación literaria, también se dedica a la labor investigativa, enfocándose principalmente en la violencia colombiana desde el período de la independencia (principios del s. XIX). Web:www.jaimeorrego.com.