EL HOMBRE INTERPLANETARIO
Por Gustavo Arango*
El 9 de octubre de 1948, en la escuela San Martín, situada en el 107 de Charing Cross Road, en Londres, tuvo lugar una conferencia que causó un pequeño revuelo entre los interesados en la ciencia y la filosofía. La guerra empezaba a ser cosa del pasado y la gente volvía a mirar hacia el cielo y a hacerse preguntas a gran escala. ¿Habrá inteligencia en otros planetas? ¿Será posible establecer colonias en otros mundos? ¿Podremos comunicarnos con esas otras formas de vida? ¿Será preciso que inventemos algún medio o el pensamiento mismo puede ser ese medio? La conferencia tenía como título: «El hombre interplanetario» y estuvo a cargo de Olaf Stapledon, un hombre cuya influencia en la cultura y la literatura del siglo XX se ha comparado con la de Shakespeare.
William Olaf Stapledon nació en Seacombe, en la peninsula de Wirral, cerca de Liverpool, el 10 de mayo de 1886, y murió dos años después de aquella conferencia, el 6 de septiembre de 1950. Los primeros seis años de su vida los pasó en Egipto, se graduó en Historia Moderna en 1909, y obtuvo un doctorado en filosofía de la Universidad de Oxford, en 1925. El título de su tesis fue «Una teoría moderna de la ética». Su vida no tuvo eventos extraordinarios: fue profesor en una escuela de Manchester, fue conductor de ambulancias en Francia y Bélgica, durante la Primera Guerra Mundial. Se casó con Agnes Zena Miller, con quien tuvo una hija, Mary Sydney Stapledon, y un hijo, John David Stapledon.
Stapledon escribió cerca de treinta libros de ficción, no-ficción y poesía, entre los que se cuentan John el extraño, Un mundo de maravillas, Oscuridad y Luz y Sirius (la historia de un perro cuya inteligencia se desarrolla hasta el nivel de la inteligencia humana). Pero buena parte de su fama se sustenta en dos libros ambiciosos: El último y el primer hombre (1930), que cuenta la historia de dos mil millones de años y dieciocho especies humanas, de las cuales la nuestra es la primera y la más torpe; y El hacedor de estrellas (1937), que intenta contar la historia de todo el universo.
El hacedor de estrellas aborda temas como la esencia de la vida, el nacimiento, la decadencia, la muerte y las relaciones entre la creación y su creador. Es una obra fundamental para el posterior desarrollo de la ciencia ficción. Aborda temas como la ingeniería genética, las formas extraterrestres de vida, la adaptación de otros planetas para la vida humana, la evolución humana, la mente interplanetaria y el genocidio interplanetario, entre otros.
La obra de Stapledon ejerció influencia en autores como Arthur C. Clarke, Stanisław Lem, Bertrand Russell y C. S. Lewis; también recibió elogios de autores como Jorge Luis Borges, Wiston Churchill, y Virginia Woolf, con quien Stapledon sostuvo correspondencia. El científico Freeman Dyson dijo que la idea para formular las llamadas «Esferas Dyson» la encontró en El hacedor de estrellas y propuso que se llamaran «Esferas Stapledon». Para Arthur C. Clarke, El hacedor de estrellas es una de las obras de ciencia ficción mejor escritas y más sustanciales.
Durante aquella conferencia, en octubre de 1948, Stapledon habló de los retos que le esperaban a la humanidad en los siglos venideros, pero sus palabras para muchos sólo fueron curiosas especulaciones. El autor y su obra se fueron hundiendo en un olvido del que aún no regresan. Ahora que la humanidad se enfrenta a retos inmediatos en la genética y la exploración interplanetaria (porque este mundo en que vivimos lo estamos destruyendo con sevicia y sin pausa), quizá sea el momento de escuchar las palabras de este olvidado profeta de la vida y las estrellas.
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* Gustavo Arango es profesor de español y literatura latinoamericana de la Universidad del Estado de Nueva York (SUNY), en Oneonta y fue editor del suplemento literario del diario El Universal de Cartagena. Ganó el Premio B Bicentenario de Novela 2010, en México, con El origen del mundo (México 2010, Colombia, 2011) y el Premio Internacional Marcio Veloz Maggiolo (Nueva York, 2002), por La risa del muerto, a la mejor novela en español escrita en los Estados Unidos. Recibió en Colombia el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, en 1982, y fue el autor homenajeado por la New York Hispanic/Latino Book Fair, en el marco del Mes de la Herencia Hispana, en octubre de 2013. Ha sido finalista del Premio Herralde de Novela 2007 (por El origen del mundo) y 2014 (por Morir en Sri Lanka).