Escritor del mes Cronopio

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EL LUGAR DE LA BATALLA Y OTROS CUENTOS BREVES

Por John J. Junieles*

Bisontes perezosos en la estepa. Agazapados contra el viento, empuñando hachas y lanzas, un grupo de cazadores se acerca lentamente, sorteando cimas y hondonadas.

De pronto, más allá de los bisontes, descubren en colinas cercanas las puntas de otras lanzas cercando el cielo de la tarde. El honor parece una promesa en el altar de ese día que no tendrá fecha ni nombre.

Separas las páginas y cierras las tapas del libro, como quien cierra una puerta. La ventana, ese otro altar, y la ciudad allá afuera como un barco encallado en tu vigilia. El viento es el balido de un carnero sacrificado a oscuros dioses.

No lo sabes, y nunca lo sabrás, pero esta noche mientras duermes serás el lugar de la batalla que has leído, y alguien se arrastrará herido por la tierra, y rogará a sus dioses porque todo sea un sueño del que pronto despertará.

EL MESÍAS DE ESMIRNA

«Mi verdad es un resplandor que golpea el cielo.
Sólo los profetas que no fueron creídos
gozan de visiones semejantes…»
(W. Szymborska )

En el siglo XVII, Sabbatai Zebi, un sefardita de Esmirna, con algo de golondrina en los ojos y piel color de centavo viejo, fue expulsado de la ciudad por haber afirmado ser el Mesías.

Zebi viajó a Salónica, y allí efectuó una boda con los rollos de la Torá. También sus muros le fueron negados. Luego viajó a El Cairo, donde conoció un rico judío que lo patrocinó y lo envió a Jerusalem. Allí se relacionó con un profeta, Nathan de Gaza, que lo ayudó en su papel.

Zebi se casó con Sara (peineta y mantillas españolas), tan hermosa que decían merecía ser la prometida del Mesías. Zebi sembró sus palabras por todo el mundo judío, y aumentó notablemente el número de sus seguidores.

El Mesías viajó a Constantinopla para entrevistarse con el Sultán Mehmet I. Zebi fue alojado en el castillo de la costa de los Dardanelos. Allí sentó su propia corte, mientras esperaba la audiencia.

Pero otro profeta judío de Polonia, Nahemiah Cohen, lo visitó, se convenció a sí mismo de que era un impostor y lo delató a los turcos. El Sultán, no obstante, llamó a Zebi y quiso probar la inmortalidad del Mesías con un arquero. Pero la muerte a veces no necesita mayores señales para anunciarse. El Sultán recibió de Zebi su arrepentimiento y su conversión al Islam. Lo perdonó y le dio un puesto en su corte.

Zebi dejó a su muerte un cisma entre los judíos. Sus seguidores alegaban que el hombre que rehusó enfrentar al arquero del Sultán era un impostor, que el verdadero Zebi ya había ascendido a los cielos, de donde regresaría como el Mesías.

Zebi, ¿místico u oportunista? La fe y sus pañuelos, la duda y sus espinas. Esta mañana un viejo orante de una sinagoga de Monastirlis pidió en ladino por su regreso.

BOSQUIMANOS Y ESQUIMALES

En el desierto de Kalahari los nómadas bosquimanos llevan su sed a cuestas, y en la estación más seca se bebe sangre como si fuera agua. Si un viejo ya no puede seguir al grupo, se aleja sin dar noticia.

No se entierran los muertos en estas tierras, se dejan a la intemperie hasta que se pudran. El sol, el viento y los pájaros reclaman lo suyo. Luego el niño más pequeño de la tribu pinta el cráneo con tintura de arbustos.

Quienes historian las lenguas desconocen el origen del habla bosquimana, abundan los prefijos y sufijos, y sólo tienen dos números para cifrar el mundo: uno y más de uno.

Escenas de caza y poco pastoreo se ven por las planicies del Kalahari, esta otra orilla, este otro mar con cuya sustancia se hacen relojes y espejos.

Viven en cuevas, que de lejos parecen los ojos ciegos de las montañas, dentro de ellas los bosquimanos orinan la arena sobre la cual se echarán a dormir esta noche.

Una extraña señal entre límites: los esquimales viejos de Alaska, al darse cuenta que retrasan la travesía de la tribu, se alejan sin dar noticia. Mueren apacibles sobre la blanca nieve.

NOTICIA DE UN VIEJO REPORTERO DEL SAN FRANCISCO CHRONICLE EN LA SIERRA MEXICANA, 1920

Recostado a la puerta del rancho se limpia los oídos con un fósforo. Observa el mundo

con ojos de domador de tigres, la sierra que no acaba, el maguey arañando el cielo.

La edad que no aparece en las biografías, le castiga la cara. Largos pelos asoman por las orejas, ha guardado la noche en sus ojeras, hondas como bolsillos de pobres (denuncian fogatas, tequila y coyotes).

Cicatrices son muchas, profundas, tienen dueños. El desierto parece la única máscara

a su medida. Los indios serranos lo miran de lejos: Pelo de jabón (así distinguen a Ambrosio Bierce), y piensan: algún día debió ser otra cosa.

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*John J. Junieles. Nacido en San Luis de Sincé, Sucre (1970), creció en Cartagena de Indias, y actualmente vive en Bogotá. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Cartagena y Gobierno y Asuntos Públicos en la Universidad Externado de Colombia-Columbia University, NY.

Durante siete años fue periodista de la Oficina de Prensa del Festival Internacional de Cine de Cartagena. Ha sido profesor de Periodismo en la Universidad de Cartagena, en la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional de Bogotá, y de Guión en la Universidad Javeriana de Bogotá.

En 2002 ganó el Premio Nacional de Literatura Ciudad de Bogotá-Poesía, en 2007 se le otorgó la Beca de Residencia Artística Banff Centre for the Arts de Canadá, ese mismo año también obtuvo el X Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén, y fue escogido por el Hay Festival de Literatura y la Secretaría de Cultura de Bogotá, para ser parte del proyecto Bogotá 39: los 39 escritores más representativos de la literatura latinoamericana. Sus trabajos periodísticos han sido publicados en diario El Heraldo, El Universal, El Tiempo, revista Semana y Soho de Colombia. También en revista Alba y Ecos de Alemania.

Ha publicado en poesía: Temeré por mí al final de estas líneas (1996), Canciones de un barrio en la frontera (2002), y Barrio Blues (2015); en cuento: Con la luz que me queda basta (2007), El amor también es una ciencia (2009), Todos los locos hablan solos (2011), y la antología de cuentos Fotos de cosas que ya no están (2015).

Sus cuentos y poemas aparecen en antologías de México, España, Argentina y Colombia. También han sido traducidos al inglés, portugués, alemán y sueco. En 2019 se publicará su novela: «El hombre que hablaba de Marlon Brando» (que recrea los seis meses que vivió el actor Marlon Brando en Cartagena, mientras se filmaba la película “Queimada”)

 

2 COMENTARIOS

  1. Agradezco de verdad que me hayan presentado a este escritor. He disfrutado con la lectura de sus micro-relatos como con el paso largo del sabor que dejan los buenos vinos. John J. Junieles es un escritor para mantener en mente.

  2. JJ Junieles escritor invitado a Leer el Caribe, programa del Banco de la República. Estará este año compartiendo con docentes y estudiantes en todas las capitales del Caribe colombiano.

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