Literatura Cronopio

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BORGES EN LA REVISTA MULTICOLOR DE LOS SÁBADOS

Por Jaime A. Orrego*

Cuando se quiere estudiar la primera prosa vanguardista del escritor argentino Jorge Luís Borges, el lector debe dirigirse a La Revista Multicolor de los Sábados, suplemento que formó parte del diario sensacionalista Crítica.  Este suplemento, del cual se publicaron 61 números desde el doce de agosto de 1933 hasta el seis de octubre de 1934, era de entrega semanal y estaba formado básicamente de cuentos, notas culturales, traducciones, y curiosidades. En este suplemento, el cual dirigió junto a Ulyses Petit de Murat, Borges comienza a publicar sus primeros textos en prosa, los cuales posteriormente serían recopilados y publicados en 1935 con el título Historia Universal de la Infamia.
Crítica fue fundado por el periodista uruguayo Natalio Botana en 1913. Cuando entró en circulación, este diario llegó a competir con periódicos tradicionales en aquel momento como La Nación y La Prensa. A diferencia de estos dos diarios, Crítica estaba compuesto por un gran despliegue gráfico, lo que iría de la mano con el carácter sensacionalista que buscaba el periodista uruguayo. Este era un periódico que seguía un estilo muy similar a los grandes diarios amarillistas americanos del estilo de los manejados por Pulitzer. Adán Buenosayres, quien fuera uno de los reporteros de Crítica, explicaba el grado al cual llegaba el amarillismo del periódico: «Tenía que buscar la sangre de cada día, para que los lectores se la bebiesen antes de ir a la cama. Era preciso basurear en el crimen, recoger la salobre inmundicia de los cadáveres mutilados y la de las almas barrosas; luego adobarlo todo con salsa melopicante de lo sentimental-pornográfico, y arrojarle por último a la bestia el manjar impreso en cuerpo siete, con grabados de anatomía patológica y abundantes lagrimas de cocodrilo.»

Con este estilo periodístico, Crítica se fue haciendo más popular y nuevas secciones fueron agregadas al periódico. Una de las más leídas,  titulada ‘policiales,’ correspondía a narraciones hechas por un grupo de periodistas investigadores, quienes se encargaban de relatar crímenes cometidos en la ciudad de Buenos Aires. Este material se publicaba en varias secciones del diario, hecho que creaba una gran distancia entre la verdad de una crónica policial y la libertad ficcional con la cual se escribían. Además, si se piensa en la declaración dada por Buenosayres, parecería que estas crónicas policiales eran una combinación de hechos reales con la ficción de los periodistas investigadores.

Otra característica que hizo famosas las crónicas policiales de Crítica fue la presentación y estructura con que éstas fueron dadas al público. Las crónicas estaban formadas por grandes titulares acompañados de presentaciones gráficas que resaltaban aún más la noticia. Cada crónica estaba también compuesta por diferentes subtítulos, que mantenían al lector en vilo durante la lectura, ya que anticipaban lo que se leería en cada sección de la crónica. Del mismo modo, los periodistas investigadores, además de proporcionar múltiples detalles de todo lo relacionado con el crimen, daban datos personales de cada uno de los individuos involucrados con el delito, haciendo difícil diferenciar estas crónicas policiales de simples historias de ficción.

A comienzos de la década de 1930, dentro de las nuevas secciones agregadas a Crítica, se decide crear una que agrupara todas aquellas producciones que tuvieran una corriente literaria. Así nace la Revista Multicolor de los Sábados, la que se anticipaba en un día a publicaciones de esta misma corriente, como lo era por ejemplo el suplemento cultural del diario La Nación. En esta sección, Crítica incorporó todos los adelantos tecnológicos que se tenían en la prensa escrita en aquel entonces, combinándolo con un equipo de personas que se encargaban de la parte gráfica, además de una pareja de ‘martinfierristas’, Borges y Petit de Murat, quienes estarían encargados de la coordinación del proyecto.

Es así cómo los directores, además de conseguir artículos para la revista, traducir otros y escribir algunos propios, también tenían que trabajar con el grupo gráfico en la selección de las ilustraciones que irían con cada artículo. Es necesario resaltar la importancia histórica de éstas, ya que la relación entre las ilustraciones y el texto crearían un género que cautivaría al lector, pues hasta ese entonces no existía ningún tipo de suplementos que manejara una estilística de esta índole.

Parte de la crítica ha argumentado que los directores iban más allá de hacer una selección de artículos, de la traducción y de la escritura de otros; lo cuál confirma Petit de Murat en su libro Borges, Buenos Aires cuando escribe: «A veces una señorita que nos habla aparte y que necesita algún dinero, porque anda sin trabajo. Le aceptamos un cuento. Borges o yo lo tornamos publicable. Sería bueno tener la capacidad de recordar de ‘Funes el memorioso’ y establecer largas parrafadas que Borges escribió a tambor batiente, tratando —tarea imposible— de disimular su original estilo.»

Es precisamente por esta afirmación que se ha creado un gran debate respecto a la autoría de la gran mayoría de los textos publicados en la Revista multicolor de los sábados. Esto se debe a que parte de la crítica ha argumentado que muchos de éstos fueron escritos por Borges, pero él no los firmó o los escribió bajo un seudónimo. Además, el mismo Borges dijo alguna vez que su labor en la revista fue siempre la de «un modesto colaborador», modestia que sería validada unos años después en el prólogo a la edición de 1954 en Historia Universal de la Infamia, donde dice, refiriéndose a los textos incluidos en la obra, que  «son  el irresponsable juego de un tímido que no se animó a escribir cuentos y que se distrajo en falsear y tergiversar (sin justificación estética alguna vez) ajenas historias.»

Mucho se ha cuestionado el motivo que llevó a Borges a publicar sus primeros textos narrativos en el suplemento cultural de un diario sensacionalista; sin embargo, la crítica Beatriz Sarlo destaca cómo estos textos se convertirían en los relatos más vanguardistas de Borges ya que «trabaja con materiales de segunda mano, traducciones europeas de relatos orientales, falsificaciones, artículos de enciclopedias, vidas de bandidos, episodios insignificantes de historias mayores que marcan la propiedad de esos territorios marginales a las grandes tradiciones y ponen en cuestión la idea general de trabajar con la cita ajena, las versiones y repeticiones de historias que no le pertenecen.»

De este modo, a través de estos textos, Borges va desarrollando un estilo que lo haría único y que se vería reflejado en sus relatos posteriores. Ésto se ve manifestado cuando Borges afirmara que «el verdadero comienzo de mi carrera se sitúa en la serie de bosquejos titulados Historia universal de la infamia, pensados como colaboraciones en Crítica en 1933 y 1934.»

La recopilación de textos que Borges hace en Historia universal de la infamia, no sólo son precursores de los relatos policiales y de artificios tan característicos en el autor argentino, sino también son el resultado de la influencia que tuvo Crítica en sus primeras técnicas narrativas.  Esto puede verse en la forma en que los textos incluidos siguen las características de las crónicas policiales publicadas en el periódico del uruguayo Botana con títulos sugestivos como «El espantoso redentor Lazarus Morell», o «El asesino desinteresado Bill Harrigan», entre otros. Así mismo, contienen subtítulos sensacionalistas como el relato «El impostor inverosímil Tom Castro,» el que está dividido en siete secciones en las que se encuentran subtítulos como «el idolatrado hombre muerto» o «las virtudes de la disparidad», los cuales además de indicar un orden con la historia, también quieren continuar con el sensacionalismo generado por el título y ser atractivos para el lector.

De igual manera, aunque Historia universal de la infamia no tiene ningún tipo de ilustraciones, los relatos originales publicados en la Revista Multicolor de los Sábados contenían gráficas relacionadas directamente con el contenido de la narración, como es el caso de «El impostor inverosímil Tom Castro» publicado en la primera página del treinta de septiembre de 1933. La ilustración que acompaña el texto corresponde a un náufrago junto a un grupo de personas tratando de salvarse de la muerte. Esta imagen representa la manera como murió Roger Charles Tichborne, quien luego sería suplantado por el protagonista Tom Castro buscando obtener el dinero y el poder de la madre de Tichborne.

Por lo tanto, podemos afirmar que aunque Borges recibió grandes influencias literarias de escritores extranjeros como Robert Louis Stevenson, o Marcel Schowb, también debe destacarse la importancia del diario sensacionalista Crítica. Esto se debe no sólo a que le sirvió de plataforma para escribir los relatos que formarían parte de Historia Universal de la Infamia, sino también porque su participación en este diario le ayudó a desarrollar características en su narrativa que lo convertirían en uno de los mejores escritores de todos los tiempos.
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* Jaime A. Orrego es profesor de español y literatura latinoamericana en Saint Anselm College en Manchester (New Hampshire). Es ingeniero industrial de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y recibió el título de Ph.D. en literatura de la Universidad de Iowa. Es autor de cuentos, artículos y entrevistas que han aparecido en revistas especializadas en Colombia y Estados Unidos. En la actualidad se encuentra terminando una colección de cuentos.

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