Literatura Cronopio

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Sonata para un cadaver

SONATA PARA UN CADÁVER

Por Francisco Javier Larios*

Por amor de Todos los Santos
Desaten las cuerdas de sus brazos y piernas.
Quiten la mordaza que lo llevó a morir
sin proferir ninguna queja.
Por caridad cristiana
Peinen su canosa y desordenada cabellera.
Canten jubilosos a su oído La oda a la alegría
Invítenlo a levantarse y bailar El jarabe tapatío
Convénzanlo de que vale la pena continuar
por el camino del Calvario y en ruta al Paraíso.
Que la existencia es una fiesta irrenunciable
a la que todos los miserables
estamos formalmente invitados.
Ruéguenle con todos los recursos a la mano
para que siga soportando estoicamente
las gozosas cornadas de la vida.
Por compasión de Cristo
No le revelen que la realidad es cada día más
y más una deplorable zona de desastres.
No le digan jamás la cruda verdad
de estas voraces arenas movedizas…
Por Dios, que nunca sepa
que se ha perdido para siempre
el reino de la dicha prometida.

MUJER EN BRAILLE

Te leo «a ojos cerrados»
Como quien sabe lo que está palpando
Punto por punto y palmo a palmo
«A puro tacto» te voy interpretando
Deslizo mi voz por entre esa piel de duraznos en almíbar
De tibias curvaturas amigables
Y respirando a penas con el olfato
Que bebe tus levísimos aromas
En breves sorbos de anís estremecido
Tu superficie entonces se vuelve tierra fértil
De amorosos humus y hospitalarios brazos
Pero cuerpo adentro eres selva ignota
Embravecido maremágnum de secretos inviolables
Inexplorado territorio a donde siempre
Quiero llegar y no me dejas nunca
Penetrar tu corazón amurallado
Sólo he podido deletrear
La música de tu piel
Entre los arrecifes.

ACTA DE ABANDONO

Dejo formal constancia en este instante de la sombra
De la hora precisa del desastre
Y del día más aciago de mi vida
Dejo la huella aquí
De este artero inesperado suceso de abandono
No se consigan causas ni motivos
Sólo queda en descargo de conciencia
La etapa más feliz del inculpado
En ese pasado tan remoto
Como destellos de la brevedad
En una larga historia y en medio de esta noche
Que ahora inevitable me cobija
La interfecta se ha marchado
Y me deja con lo escrito letra a letra
A buscar contrariado otro destino
Tras la ausente se va cantando el viento

INTERROGANTES DEL BASTARDO

I
¿Qué me dejaste en herencia
si no éste sordo rencor que me envenena?
¿Y esta agua rancia, empozada en el aljibe
de un alma tan llena de miserias?
¿Acaso alguna vez el recuerdo de este paria
se hizo presente en tus noches desveladas
como el eco lejano de una rota campana?
¿Nunca te dejó el insomnio
el amargo sabor de la resaca
y la sombría sombra del remordimiento?

II
Intento reconstruir todos los días
tu figura a fuerza de recuerdos
a pinceladas de rabia contenida
Y te juro por Dios que no encuentro tu rostro
en ninguna pared descascarada
ni en los charcos de esta nocturna calle
transitada solamente por perros y mendigos
No tengo en el recuerdo una caricia de ternura
ni una palabra de consuelo
Qué pobreza me sostiene
en esta abundancia de odio que no mengua
No sé qué tengo de ti podrido en el corazón
que nada me florece en la estéril primavera.

MEMORIAL DE LA HABANA

Fuimos a compartir el ron, el trópico y la vida
en una primavera de ardores galopantes,
con los aislados hermanos de la isla imaginaria.
Encontramos radiantes soledades compartidas
a la mitad de aquellas carcajadas contagiantes.
El bóngoro–cosóngoro dialogaba con el Narciso asmático
en delirantes ritmos politonales y el coro…
el coro interrumpía,
como una sombra fugaz e impertinente
al murmullo de palabras que florecían en la enramada.
Vimos la dignidad  —durísima—
resolana ardiendo intransigente
en el fogón de las pupilas ebrias.
Cada ojo era un incendio
y en cada mirada fulguraba el cuestionario
incontestable de la rabia.
Descubrimos atónitos
agazapado al desencanto detrás del escenario, y la más completa
incomprensión en la «asquerosa alegría» de los turistas.
Aves de mal agüero: marabuntas de la belleza
Y regresamos con la sospecha del engaño,
el sabor de la impostura,
la esperanza vana de las futuras lluvias…
____________
* Francisco Javier Larios nació en Zamora, Michoacán, México, en 1957. Cursó licenciatura en Filosofía y la maestría en Filosofía de la Cultura en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (U.M.S.N.H). Ha publicado los poemarios Variaciones sobre una misma obsesión y otras bagatelas (1980), Poesía Ociosa –en tres descansos- (1982), Improvisaciones de la ira (1985), Limantria (1987), Poemas sin pájaros (1991), Entre el rescate y el naufragio (1992), La alegría enferma (1997), Lluvia de colibríes (2000), Oleajes (2002) y Temprano se hace tarde (2004) La Universidad Michoacana le editó el ensayo Bataille: un místico profano en 1993 y el cuaderno de relatos Prosas de Tiripetío en 2003. También ha incursionado en la narrativa infantil con el cuento Pintorín y el espíritu del lago, publicado por el Instituto Michoacano de Cultura en 1998, dentro de la colección La troje encantada. Obtuvo el Premio Estatal de Poesía en 1981 y la Presea «José Tocavén» del Diario La Voz de Michoacán al mérito literario en 2003. Ganó el premio de ensayo «María Zambrano» en 2009. Coordinó el taller de literatura de la Casa de la Cultura de Morelia y de la UMSNH. Impartió clases de filosofía y literaturas en el bachillerato nicolaita, fue director de la Escuela Preparatoria «Ing. Pascual Ortiz Rubio» y Jefe de la Librería Universitaria. Actualmente se desempeña como profesor-investigador de la Escuela de Lengua y Literaturas Hispánicas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Contacto: f_ilarios@hotmail.com

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