Periodismo Cronopio

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Samanta

“LOS LIBROS SON PROMESAS”: SAMANTA SCHWEBLIN

Por Diego Azurdia* y Carlos Fonseca**

Una entrevista inédita a Samanta Schweblin

Samanta Schweblin es escritora argentina. Nació en Buenos Aires en 1978. Es egresada de la carrera de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires. En 2001 obtuvo el primer premio del Fondo Nacional de las Artes y el primer premio del Concurso Nacional Haroldo Conti con su primer libro «El núcleo del Disturbio» (Planeta, 2002). En el 2008 obtuvo el premio Casa de las Américas, por su libro de cuentos «Pájaros en la boca»; la beca FONCA de residencias para artistas del gobierno Mexicano, y la residencia Civitalla Ranieri, en Umbria, Italia. Muchos de sus cuentos han sido traducidos al alemán, al inglés, al holandés, al húngaro, al italiano, al francés, al portugués, al sueco y al serbio, para su publicación en numerosas antologías, revistas y medios culturales. Este año, fue incluida en la revista Granta como una de las mejores jóvenes narradoras en Español. Su página web es www.samantaschweblin.com.ar

Diego Azurdia y Carlos Fonseca: En una literatura tan marcada por los eventos históricos como lo es la literatura argentina contemporánea, ¿cuál efecto crees que tiene construir textos literarios como los tuyos en donde se eliminan los referentes inmediatos a la historia, la política y demás? ¿Cuál crees que es el efecto de un texto que apuesta a ser autónomo? ¿Cuál relación crees que construye este tipo de textos con los eventos históricos que los rodean?

Samanta Schweblin: Hay una anécdota que quizá responda un poco esta pregunta. Una vez, un editor inglés dijo que estaba impresionado por la precisión con la que «Matar a un perro» representaba la época del proceso militar argentino. A mi me sorprendió, por supuesto, porque en ningún momento tuve esa intención al escribir ese cuento. Martín Kohan, otro escritor argentino presente en la charla, dijo que así como en Argentina 2000 el cuento hablaba claramente del proceso militar, el mismo cuento, en Rusia, cincuenta años atrás, podría dar a lugar a interrelaciones muy claras para ese otro contexto. Creo que esto tiene que ver con la universalidad de la literatura, y también con que al fin y al cabo, los grandes miedos e interrogantes del ser humano son más o menos los mismos, independientemente de las épocas y los países.

D.A y C.F: La novela provee, de entrada, una estructura y una coherencia. En cambio, el libro de cuentos, carece de una unidad inmediata. En cambio sólo se nos provee un título que une una serie de diversos cuentos. ¿Cómo trabajas este problema de unidad, qué criterio usas al momento de elegir cuáles cuentos incluyes en un libro? ¿Qué unidad intentas crear?

S.S: Hasta ahora, en ambos libros de cuentos la unidad no fue ni estética ni temática. Trabajo los cuentos de manera independiente. Cada uno se justifica a sí mismo, y no tiene en ese sentido ningún punto de conexión con el resto. Es bueno que haya «espacio» entre uno y otro. Creo que se trata más que nada de una comunión de «clima», de «tensión», de «atmósfera». Hay algunos cuentos que quedaron afuera y justamente no fue porque sean cuentos menores, sino porque los sentí en otro registro, casi como si se tratara de una paleta de colores.

Esperar de un libro de cuentos una conexión argumental, o temática, implicaría también el respeto de un orden, cuando uno de los juegos más lindos que tiene el libro de cuentos es el de elegir uno mismo qué cuentos leerá y en qué orden.

D.A y C.F: «Entonces sintió, en el estómago, una herida tajante. Cayó de rodillas. Había dejado que se desparramara el azúcar, y el recuerdo del hambre crecía sobre el valle con la furia de las pestes». Tu cuento La Furia de las Pestes parece perseguir esta última frase enigmática. La frase funciona casi como el destino final hacia el cual el resto del cuento se dirige, hasta llegar a esta imagen tajante, dolorosa y enigmática. ¿Tienes una frase o imagen inicial hacia la cual intentas dirigirte, o trabajas en cambio, el cuento como totalidad?

S.S: La mayoría de las veces trabajo con una imagen visual que representa el final del cuento, y con base en eso reconstruyo las historias de atrás hacia delante. En La furia de las pestes fue distinto. Quería escribir sobre un pueblo que había estado tanto tiempo sin comer, que se habían olvidado del hambre, tanto, que ya no les era necesario comer. Pero era solo una idea abstracta, un concepto, y por lo general me cuesta trabajar con premisas. Después vi una fotografía de un pueblo muy pobre del norte argentino, pensé en esa fotografía un buen tiempo, cuando me dí cuenta que era perfecta para el pueblo sobre el que quería escribir, es decir, cuando uní una imagen posible con la idea abstracta del cuento, la historia se armó sola.

D.A y C.F: Leyendo “La Furia de las Pestes” y “Matar un Perro” se siente una presencia de la obra de Rulfo. ¿Consideras a Rulfo como una influencia? ¿En qué sentido crees incorporarlo en tus cuentos?

S.S: Debe haber sido una influencia importante. No es una obra que haya releído asiduamente, ni que haya estudiado punto tras punto, como sí pudo haberme pasado con otros escritores, como Salinger, o Carver. Quizá fue también porque todavía era chica cuando leí la obra de Rulfo. Pero evidentemente dejó su impronta. Tengo recuerdos muy fuertes, muy visuales, de «Pedro Páramo» y de algunos de los cuentos de «El llano en llamas».

D.A y C.F: Hablabas en una entrevista sobre la marea y sobre cómo tus personajes están limitados a escoger el poste del cual se sostienen. ¿De dónde viene esa inquietud por lo inevitable, por el colapso y el momento en el que el personaje levanta la vista para ver la gran ola (que es cuando por lo general termina el cuento)?

S.S: Me gusta ese momento de incertidumbre, el segundo anterior al desastre total. También debe tener su peso el interés que suelo tener en la historia, por sobre el personaje. Muchas veces es la historia la que lleva al personaje agarrado de las narices, y no viceversa, como por lo general sucede. Entonces el personaje se ve influido por las leyes arbitrarias del destino, no tiene poder de decisión, no hay libre albedrío. «Se hace lo que se puede».

D.A y C.F: ¿Qué significa la literatura para vos? ¿Qué se puede lograr con un cuento? ¿Qué puede llegar a mover o a despertar tanto para vos como escritora como para nosotros que te leemos?

S.S: Los libros son promesas de ideas, de aventuras, de vidas, pero principalmente, de respuestas. Creo que el que lee busca de alguna forma eso: respuestas. Lo fantástico es que, incluso lectores como yo, que creen que un buen libro no dará nunca respuestas fundamentales sobre nada, siguen leyendo desaforadamente. Así que algo más tendrá. Quizá, aunque la literatura no dé esas respuestas, sí las clasifique, las agrupe y nos acerque un poco a sus fronteras.

“Samanta Schweblin: La Herencia”. Cortesía de Audiovideoteca de Buenos Aires. Pulse para ver el video:
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=6R5JRpAg9cw[/youtube]

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* Diego Renato Azurdia (Guatemala, 1985) Estudió Literatura Comparada con énfasis en filosofía continental en la Universidad de Stanford. Actualmente es candidato doctoral en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Columbia en donde también pertenece al Instituto de Estudios Comparados. Lector de Faulkner, de Dostoevsky, de Rulfo, de Pynchon, de Asturias, y de Heidegger, ha tomado un reciente interés por la poesía, el pensamiento oriental y la intersección de ambos posibilitado teoréticamente por el Silencio tomado como categoría literaria. Durante sus horas más nobles se dedica a construir una novela que todavía no se atreve a publicar.

** Carlos Fonseca Suárez (San José, Costa Rica, 1987) es candidato doctoral en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Princeton. Obtuvo su bachillerato en Literatura Comparada de la Universidad de Stanford, en donde se dedicó a escribir sobre poéticas de movimiento, ritmo y gracia. El manuscrito Los Vértigos del Siglo: Esbozos de una Modernidad Cansada está en proceso de publicación. Actualmente cursa su cuarto año en el programa donde escribe una tesis sobre la metáfora de la catástrofe natural y su lugar dentro de una posible filosofía de la historia latinoamericana. Ociosamente, se dedica a publicar reseñas sobre literatura contemporánea en el blog El Roommate. Su primera novela será publicada próximamente.

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