¿POLÍTICA ESTRUCTURAL?
Gobernar es un acto difícil, en el que se ha de enfrentar graves problemas con coyunturas que evidencian tensiones entre fuertes grupos de presión. Sin embargo, para proyectar con firmeza el devenir de una sociedad se requiere de visiones de largo plazo. El gobernante tiene que tener la capacidad para lidiar con solvencia el corto plazo, sin comprometer el tránsito hacia los estadios deseables.
El Presidente Juan Manuel Santos está cerca de cumplir su quinto año en el poder, y cabe analizar la visión de Gobierno que ha marcado su gestión, identificar los aspectos de la política gubernamental dirigida a dar soluciones estructurales, y cuáles temáticas se atienden con visión de coyuntura.
La principal acción del Ejecutivo está articulada en la apuesta del acuerdo de paz con el grupo guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC-, estrategia de hondo calado estructural. Las negociaciones han demostrado una buena dinámica, y sólo han tenido una reciente interrupción de quince días, fruto del secuestro de un General de la República. Lo acordado en la mesa de negociación, permitirá una reducción en las acciones violentas y un nuevo pacto social que deberá ser más incluyente. Lo anterior proyecta al país una senda de largo plazo hacia un estadio deseado.
A nivel de infraestructura, los avances son notorios. No sólo se pudo implementar una reforma del Estado que facilitó la gestión, sino que se están estructurando y ejecutando proyectos que van a facilitar la inmersión de Colombia en la economía mundial. Si bien gran parte de la infraestructura que necesita el país llega con rezago, la apuesta en manos de la Vicepresidencia de la República demuestra el compromiso con la iniciativa.
Sin embargo, en el actual Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, gran parte de las políticas están orientadas a atender las tensiones de corto plazo. Las tan anheladas reformas estructurales en las áreas de la justicia, los tributos y la política, deambulan sin un norte claro, presas de los afanes de los grupos políticos y las magnitudes de los respectivos problemas. Desde hace casi medio siglo, se debate sobre la conveniencia de implementar una reforma tributaria estructural, con criterios básicos como la progresividad, la generalización y la claridad del Estatuto Tributario. Sin embargo, cada año es preciso tramitar una nueva reforma tributaria para paliar las restricciones presupuestales del Ejecutivo. El producto de esta estrategia es una política tributaria desarticulada que privilegia la elusión y la evasión.
En cuanto a la reforma a la justicia, una de las instituciones más degradas fruto de los múltiples escándalos de las altas cortes, la pusilanimidad del Gobierno ha permitido que personas poco probas sigan al frente de sus cargos. La politiquería y el tradicional funcionamiento paquidérmico de la rama, urgen una política integral.
Asimismo, la reforma política que debería garantizar el ejercicio político de pequeños grupos políticos, naufraga repetidamente en el Congreso de la República.
Los estadistas son reconocidos por su visión de largo plazo. El Presidente Santos, a pesar de haber sido reelegido, tan sólo agrupa dos temáticas con tratamiento estructural. ¿Por qué nos cuesta tanto introducir cambios estructurales que van a beneficiar a todos los ciudadanos? ¿Por qué se prefiere beneficiar a unos pocos?
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* Marcel Hofstetter Gascón es un reconocido economista y catedrático bogotano.