ESNOBISMO, HOJALATERÍA Y MIERDA
Por: Juan Miguel Ortiz G*
Existen obras de arte que son totalmente incomprendidas ante los ojos de un observador inexperto y otras que son enigmáticas porque no fueron creadas para ser comprendidas. Estos dos tipos de obras son bastante comunes, sobre todo en el arte contemporáneo, donde a menudo se necesita hacer un estudio profundo sobre un artista y su escuela para entender su obra.
Respecto al arte moderno, nos encontramos de frente a una difícil interpretación, pero en algunos casos nos queda la libertad para dar un juicio subjetivo del mensaje que el artista desea expresar. Por ejemplo, si se ve un cuadro como la Crucifixión de San Pedro de Caravaggio, el mensaje nos llega directamente: basta saber que San Pedro fue crucificado al revés por los soldados romanos porque se opuso a ser crucificado como Jesús, por cuestiones de respeto por el redentor.
Es una interpretación fácil y obvia si se conoce de historia. Pero cómo actuar cuando observamos un Mondrian o un Kandinsky. Seguramente nos resultará más complejo entender la intención del pintor, pero basta un poco de imaginación y de repente, la obra abstracta comienza a despejarse y adquiere una forma en nuestro subconsciente hasta llegar a la comprensión de lo que el artista quiso expresar.
Desafortunadamente, no podemos referirnos así a todo tipo de obras de arte contemporáneas, porque existen algunas donde el juicio estético no tiene lugar, no importa la demostración de lo bello y de lo concreto porque el tiempo ya no lo permite. Es la hora de demostrar sólo conceptos e ideas abstractas, que a veces por obvias razones dejamos de considerar obras de arte.
En el año 1913 Marcel Duchamp pintor, escultor y escritor francés, considerado junto a Picasso el precursor del arte contemporáneo, cuya obra pictórica se movía entre el cubismo, futurismo y orfismo, abandona la pintura y crea el primer “Ready Made”. Lo hace subiendo una rueda de bicicleta sobre un banquillo de madera, une en modo casual dos objetos dotados de autónoma existencia, creando un conjunto inédito y sugestivo. Es el mismo año de la renuncia de Duchamp a los métodos y a las técnicas tradicionales del arte.
La Rueda de bicicleta anula casi por completo la intervención del artista, limitando la creación a la concepción de una idea. La intervención del artista consiste solamente en mutar el ángulo visual desde el cual un objeto, (en este caso la rueda) viene percibida.
Poco después de haber hecho esto, Duchamp compra un porta botellas de hierro que puede contener cincuenta botellas. Duchamp escogió este objeto como modelo del no-gusto: la máxima funcionalidad de este objeto se acompaña a la total ausencia de preocupaciones estéticas.
El artista escoge un título nuevo, llamándolo a veces “erizo”, y logra un nuevo punto de vista que se obtiene colgándolo en el techo: de esta manera se pierde la percepción de su utilidad, que deja el lugar a un valor emblemático. El porta botellas recuerda un Tótem o un ídolo, donde la figura circular simboliza la perfección de las formas.
En la primera muestra de la Sociedad de Artistas Independientes, Duchamp es el centro del escándalo. Después de haber hecho correr la voz de que habría expuesto un cuadro cubista inspirado en los tulipanes, presenta en cambio otro “ready made”, un orinal con el titulo “Fuente”, producido por la compañía J.L Mott Iron Works of Trentons. En la parte inferior de la Fuente se lee R. Mutt 1917.
El pasaje desde J.L Mott a Richard Mutt, pone en evidencia como Duchamp prefiere usar un seudónimo que deriva del nombre del productor. “La Fuente” es juzgada como privada de valor estético y moral, sin importar que Duchamp haya pagado como todos los otros artistas el módico precio de inscripción para la muestra. Su obra fue suprimida y escondida detrás una cortina durante toda la duración de la exposición.
Por este motivo Duchamp decide retirarse de la Sociedad de Artistas Independientes y en el segundo número de la revista “Blind Man” escrita por el mismo Duchamp, alimenta la polémica: “La Fuente de Mr. Mutt no es inmoral, o por lo menos, no más de cuanto no lo sea una bañera”.
Es un objeto visible en la vitrina de cualquier fontanero. Que Mr. Mutt haya construido o no la Fuente no es relevante: el la “ESCOGIÓ”. Ha tomado un objeto común, lo ha puesto en modo que su función desapareciera bajo un nuevo título y un nuevo punto de vista, mejor dicho, ha creado un nuevo pensamiento para ese objeto. “La objeción que se trate de hidráulica es absurda. Los únicos trabajos de arte producidos en Estados Unidos son los tubos y los puentes” proclama Duchamp anticipando las ideas del arquitecto Le Corbusier.
La influencia de Duchamp en otros artistas se desarrolló durante todo el siglo XX y en todos los países occidentales. En los años 60 encontramos por ejemplo al artista italiano Piero Manzoni, que se inspiró en las ideas y en algunos conceptos del artista francés, pero que a diferencia de él no fue visionario, ni inventor de un nuevo tipo de arte. Además Duchamp, antes de inventar los Ready Mades había sido un valioso pintor, sus pinturas eran fusiones de algunas de las vanguardias, como se hace evidente en su obra “desnudo que baja las escaleras” de 1911, síntesis de cubismo y futurismo.
Piero Manzoni es uno de los artistas más criticados y a la vez admirados durante el decenio de los años sesenta. Gran profanador de la figura romántica del artista genial, este personaje realizaba inicialmente cuadros totalmente blancos y luego los cubría con yeso (queriendo demostrar el interés por la superficie tratada como un bajo relieve). Estos, que fueron sus primeros pasos en busca de una identidad artística reconocida internacionalmente, lo convertirían “curiosamente” en un artista muy popular.
Una lata llena de caca es tan sólo una lata llena de caca…
Manzoni Posteriormente pasó a un tipo de arte polémico y provocador lleno de gestos clamorosos: huevos cocidos firmados con la huella digital del pulgar, luego literalmente ofrecidas como pasabocas al público; modelos firmadas directamente sobre el cuerpo (huellas vivientes), hasta llegar a la celebres latas de “Mierda de Artista”, su obra más provocadora, con la cual anticipó el desencanto contra el consumismo de final de los años sesenta en Italia.
Se trata de noventa latas, (parecidas a las de la carne enlatada que en esos años empezaban a invadir las estanterías de los supermercados), en las cuales este personaje selló su materia fecal y a las cuales aplicó etiquetas con el titulo “Merda d’Artista” en inglés, francés, alemán e italiano. Manzoni puso a la venta estas repugnantes cajitas que pesaban más o menos 30 gramos cada una, a un precio equivalente a su peso en oro, siguiendo el principio de Yves Klein, que afirma que la sensibilidad del artista debía ser pagada al precio del oro.
¿Dónde está el arte en una obra de este tipo? Seguramente no se encuentra en un deleite estético, pero sí en la crítica directa que Manzoni dirige contra el mercado del arte que en ese momento estaba en auge en Italia y que invitaba a los artistas a producir obras de cualquier tipo, sin importar su calidad artística, solo por la firma y las posibilidades de especulación. Recordemos que cuando la “Mierda de artista” fue expuesta durante una muestra en la Galería de Arte Moderno de Roma, hasta hubo una interpelación parlamentaria.
Manzoni antes de realizar la “mierda de artista” y los “huevos con improntas digitales”, ya era famoso a nivel internacional gracias a su participación en varias exposiciones internacionales, como las diferentes bienales que se han ido formando en todos lados. Quizá este es el motivo por el cual la mierda de artista y las modelos firmadas para los críticos y apasionados son obras de arte, mientras se trata sólo de pura crítica. Sólo por una cierta fama precedente, de seguro obras de éste tipo no podrán ser jamás llamadas obras maestras, como lo son muy pocas en este tipo de ideología artística.
Personalmente, pienso que su obra no es más que una tentación fácil y banal de dejar huella a través de la excusa de la originalidad y del impulso hacia la crítica. Obviamente su obra fue original pues antes que a este sujeto, a ningún otro artista se le había ocurrido realizar trabajos tan mediocres, si su fama y nombre crecieron, fue solo por culpa de los críticos que osaron teorizar sus insulsas motivaciones.
Es tal vez, gracias a esta legitimación institucional, que va de la academia a los museos y de los museos a los medios de comunicación (y viceversa), que a menudo nuestro propio corazón nos origina rabia y desencanto, cuando visitamos un museo de arte contemporáneo y nos damos cuenta de que hemos perdido el dinero del ingreso o el tiempo dedicado a la visita. Con el caso de Manzoni podríamos afirmar, que no todo el arte contemporáneo puede ser definido como obra maestra, pues existen obras de arte que son horrendas, inútiles, superficiales y privadas de significado. Que intentando darles un significado (Manzoni justificó su Merda d’Artista diciendo: “Si los coleccionistas quieren algo íntimo, que el artista les dé algo realmente personal, ahí tienen su propia mierda”) más allá de la propia creación firman la muerte del arte contemporáneo.
Otro ejemplo de este anti-arte son las “horrendas” esculturas de John Chamberlain, el estadounidense de Indiana, que fue muy activo en el final de los años cincuenta. Sus obras eran esculturas-collages realizados con pedazos de metal colorados y residuos de hojalatería de automóviles, “eran como monumentos a la muerte de estas formas comunes y al nacimiento de otras nuevas formas” según la explicación del artista.
Lo que más llama la atención en estas pseudo esculturas es la perfecta fealdad. Nunca se habían visto composiciones más feas, antiestéticas y carentes de motivación sensorial dentro de una galería. De hecho, quién se hubiera imaginado que el taller del mecánico más rebuscado y desorganizado podía representar una fuente de inspiración para su labor.
Bajo la experiencia de hastío e indignación El HARTISMO, movimiento artístico nacido en Galicia en Octubre de 2008, declara talvez sin error “Una lata llena de caca es tan sólo una lata llena de caca, por más filosofías de andar por casa que la adornen”. Si El propio Duchamp rechazaba que sus Ready-Made se tomasen como arte, tendríamos que hacer todos como él.
Las palabras, tintas y conceptos que ensalzan hoy el horror y la fealdad producidos por la máquina del arte oficial, dejan ver entre cómicas y simplistas formas de expresión una fría y cínica muerte del arte. Del arte como una vez fue entendido, cuando los artistas se alzaron hasta las más altas esferas sociales y eran valiosos por su habilidad de crear belleza, sugestión, y de estimular el intelecto y los sentimientos. De despertar los más profundos sentimientos en el observador, ese mismo arte que venía conservado por los años, restaurado, respetado y admirado.
A veces tener una obra de arte sin importar qué cosa sea, hace ver a ciertos personajes como un modelo a seguir. Es por artistas y obras tejidas en la mierda del conceptualismo y la abstracción que hemos llegado a menudo a una total decadencia del arte, a una especie de coma vegetativo que lo mantiene en vida, cuando sería preferible regresar al perdido pasado o darle una muerte propia.
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* Juan Miguel Ortiz ha residido alternativamente en Colombia e Italia. Actualmente es estudiante de Estudios Historico-artísicos de la Facultad de Filosofía y Letras de la universidad Sapienza de Roma (Italia).
Desde Lagilda Films queremos hacer nuestra aportación con respecto a este tema, estamos en lucha de llamar Arte a la mierda y que encima se lucre con él. https://www.contemporaneolapelicula.com «Contemporáneo» es un retrato de la realidad de las artes plásticas y del arte en general de nuestro tiempo, fundamentada en una vacuidad que se refleja en la deformación de la belleza y la estética, condenándolas a su extinción. Carles Seipat es un artista contemporáneo de éxito y prestigio internacional, alabado por los críticos y venerado por los seguidores de las corrientes artísticas de vanguardia. Seipat es el arquetipo del artista banal, mediocre y vulgar que ha proliferado en el último medio siglo, donde la supuesta genialidad es elegida por estimaciones arbitrarias, despotismo académico e intereses particulares, económicos y políticos. Esta es una visión personal e intimista del abandono y la alienación a la que se han visto reducidas las bellas artes. «Producir cualquier sonido no es hacer música… moverse de cualquier forma no es bailar… trazar cualquier línea no es pintar.»
Lo maravilloso del arte es precisamente que es una palabra viva, que va cambiando con el tiempo y que se adapta a los cambios sociales, es por eso que dejó de ser «estético» y «contemplativo» hace mucho tiempo. Hay obras muchísimo más novedosas que las de Manzoni que es casi historia. El problema es que la gente sigue valorando el arte con valores antiguos. Desde luego ha dejado claro que usted no tiene ni idea de arte..
Interesantímo el artículo.Desafortunadamente,no todos conocemos de arte,la realidad es que no vale la pena ir a un museo de arte,sin que alguien nos explique de que se trata lo expuesto,por mas que llame la atención cualquier observación.Felicitaciones Juan Miguel. Abrazote
De cierto modo, cualquier fruto del azar es hoy arte, de donde para hacer arte necesitamos solo de observadores… que digo,de estúpidos snobs y snobs de los snobs calificando lo que es arte.
Un grato viaje por el arte, su interpretación y las sensaciones que produce
El articulo muy interesante para las personas que conocemos poco de arte, porque en realidad muchas obras de arte no se entienden no se justifica pagar la entrada a un museo costosdo y salir sin saber nada, porque no tienen ninguna expresion ningun significado.
El articulo muy interesante para las personas que conocemos poco de arte, seria bueno seguir leyendo sobre Arte, felicitaciones a la revista Cronopio