Literatura Cronopio

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Betsabe Espinal

¿BETSABÉ ESPINAL, LA LÍDER OBRERA DESCONOCIDA?

(A PROPÓSITO DE LA NOVELA CORTA, BETSABÉ Y BETSABÉ, DE REINALDO SPITALETTA)

Por Antonio Arenas Berrío*

En el año 1920, una mujer trabajadora de 23 años desafía a un empresario antiqueño y a tres de sus capataces en una fábrica de tejidos en la ciudad de Bello. Betsabé Espinal, trata de luchar contra un sistema deshumanizador y materialista de la sociedad de su tiempo, donde el dinero, el control, y la sumisión religiosa son lo más importante. Betsabé es una trabajadora víctima en una fábrica de tejidos y se niega a adaptarse a los vejámenes establecidos por el propietario y sus capataces. Una mujer con resistencia activa que elevará su triunfo ante las demás obreras. Ella es también único modelo de «mujer rebelde» que logra ser reconocida como líder. Una luchadora sagaz, acompañada de otras mujeres víctimas de la ignominia. Una obrera descalza que habla y lee un pliego de peticiones e incita a una huelga sus compañeras.

En él se pedía abolir el régimen represivo que imponía multas, persecuciones, las normas arbitrarias, abuso sexual, y promiscuidad de algunos empleados, no más jornadas de trabajo inhumanas de seis a seis de la tarde, poder trabajar con zapatos y tomar protección contra los tres caciques de la fábrica: Jesús Monsalve, Teódulo Velásquez, Manuel de J. Velásquez. Y se decía que el dueño de la fábrica, Emilio Restrepo Callejas, consentía todo esto a sabiendas de que se verificaba a diario en los salones de la fábrica de tejidos. El triunfo del comportamiento de Betsabé Espinal, frente a su patrón y los encargados, significaba el éxito de cuatrocientas mujeres que trabajaban con los pies descalzos en una fábrica de tejidos en Bello, caracterizada por sus niveles de explotación y en especial hacia las mujeres jóvenes venidas del campo o huérfanas. El centro del asunto reside en que Betsabé Espinal, toma responsabilidades de dirigente sindical donde no hay ni siquiera un sindicato. Una huelga de señoritas, que dura más de veintiún días y paraliza toda la producción textil y se burla de los hombres trabajadores que no quieren ir a la huelga. La rareza, está en que siempre hemos creído que son los hombres los que van a la huelga o a un paro en las fábricas.

En la novela corta de Reinaldo Spitaletta sobresale la explotación de las mujeres, la denuncia contra el patrón, sus tres capataces y las condiciones laborales en la Fábrica de tejidos de Bello. Al empresario déspota y sus encargados se les reprocha su comportamiento; y a la religión católica, la inmunda caridad y compasión cristiana que aliena y envilece a las mujeres trabajadoras. Reinaldo Spitaletta, en su ficción corta, no cesa de desplegar su radical oposición a la fraternidad con relación a la misericordia cristiana y el desinterés del dueño o patrón por las condiciones de vida de las mujeres en la fábrica de tejidos de Bello. La novela es una discusión sobre la «liberación de la mujer», su condición social, la infamia de tener que ir a trabajar descalzas, las sanciones y la persecución sexual de los capataces. Betsabé Espinal es la predecesora de la lucha de las mujeres por sus derechos en nuestro país.

Estamos a cien años de un suceso y una huelga poco conocida en Colombia, y sobre todo, aquella que paralizó la primera Fábrica de tejidos de Bello. La impulsaron las mujeres y la sacaron triunfante más de cuatrocientas obreras descalzas en tiempos en que su rol no era ir a huelgas, ni promover protestas, ni mítines. Ahora bien, «la historia dice que entre 1919 y 1920 hubo en Colombia 33 paros de trabajadores que buscaban mejorar sus condiciones laborales. Pero eran paros desorganizados, más cercanos a la asonada y el motín, porque para entonces el sindicalismo apenas se estaba formando. Los paros más sonados fueron los de los artesanos en Bogotá, los mineros de Segovia, los ferroviarios del Magdalena. Y los sastres y zapateros de Medellín, Caldas, Manizales y Bucaramanga, o sea, todos protagonizadas por hombres, porque era inconcebible un paro de mujeres, el paro de las obreras de Bello fue el primero que se identificó con el rótulo de huelga, y, al igual que los paros precedentes, éste fue espontáneo, surgido de la desesperación de las obreras por el maltrato y la explotación, rayana con la esclavitud, a la que eran sometidas. Y la lideró una tal Betsabé Espinal, hasta ese momento una anónima obrera de 24 (23) años a quien sus compañeras respetaban por su talante decidido, don de mando y recio carácter». Era una época de iniciación industrial y el nacimiento en nuestro país de la gran industria manufacturera, que empleaba niños y mujeres, y tomaba la mano de obra barata sin contemplaciones. Reinaldo Spitaletta, ilusionado y angustiado por la idea de escribir una novela corta, nos presenta un nuevo relato de Betsabé Espinal, la pionera de las luchas de las mujeres en Colombia, una doncella rebelde, una Juana de Arco criolla, una altiva dirigente salida de la nada con los pies descalzos, una nadie… La obrera rebelde de la bella época, una cejona pispa, una negrita avispada, una altiva cabecilla obrera que se enfrentó al empresario explotador y opresor de las humildes mujeres llegadas del campo.

No obstante, desde el comienzo de la novela corta, Betsabé y Betsabé, el narrador–autor expresará las dificultades presentadas para conocer la vida del personaje femenino y el poco material para redactar una biografía completa y satisfactoria de ella como mujer redentora. Hay datos en la vida de Betsabé que no se conocen ni se dejan someter a la literatura, y que ademá están sólo en las crónicas de los diarios de esa época. Es difícil contar su vida y entender su temperamento. Sólo existe una fotografía, unos relatos de compañeras de trabajo y los artículos de prensa del momento en que se realizó la huelga. La fotografía de Melitón Rodríguez que muestra la belleza de la dama, su aspecto, son la suficiente prueba de lo irreflexivo, su singularidad y su comportamiento después de que es despedida de la fábrica y muere trágicamente electrocutada.

El narrador–autor, no renuncia a contar la historia completa de la vida de Betsabé Espinal. Se escoge la novela corta y el relato del espiritismo para hacer una ficción de una obrera rebelde, frente a lo inusual en el lenguaje tradicional. Reinaldo Spittaleta elige dos personajes con el mismo nombre, sacrifica la crónica para representar algo así como la ficción corta de una heroína rebelde, con una causa social justa y otra mujer bruja y adivinadora: una especie de médium, que le permite contar la historia de una humilde líder obrera, que retó los poderes de un potentado industrial. Betsabé Espinal es en ese entonces la señal, el símbolo, la pasión, la esperanza, para clamar decencia y terminar con las desagradables situaciones de trabajo a las que vivían sometidas las mujeres en la Fábrica de tejidos de Bello. Una voz e inspiración en la lucha obrera que tiene vida y connotación pública, una voz que arrojará palabras sobre palabras en un pliego de peticiones. Subida en un taburete de madera, clamó con intrepidez y coraje su razón, sus persuasiones de mujer y su señal para reclamar dignidad y acabar con los malos tratos hacia las mujeres trabajadoras. Betsabé, en la ficción y en la huelga se nos presenta como una mujer intrépida y una precursora luchadora social, una redentora femenina. Protestar, hablar a gritos y no callarse. Betsabé y las mujeres, son el indicio del decir no a la explotación deplorable de las mujeres obreras. Antes que ella no hubo nadie, la fama y la vanidad no la determinaron; la impulsaron la pasión, la esperanza y la ofensa, los bajos salarios de las mujeres obreras descalzas en una fábrica de tejidos que violaba todos sus derechos. El liderazgo de Betsabé Espinal pudo haber sido breve, pero fue trascendental en la vida de cuatrocientas mujeres y cien hombres, que se fueron a una huelga en una fábrica de tejidos.

Un escritor en su silencio podría gritar «no soy nadie, soy Betsabé, la guía rebelde». Ahora bien, el relato de Betsabé y Betsabé, del escritor Reinaldo Spitaletta, contiene, en su carátula una fotografía fugaz de su memorable personaje. Está dividida en tres partes, la primera del 1 al 12, la segunda del 1 al 9 y la tercera del 1 al 4 y cierran la novela corta dos cuentos huelguísticos, muy significativos: «Los pies de Betsabé» y «La cabalgata del Curioso Impertinente», no va más allá de 174 páginas y un color verde claro; editada en el mes de abril del 2022, por la Universidad Pontificia Bolivariana. El narrador–autor nos da a entender que el centro de la ficción es Betsabé Espinal, una figura insólita en su rebeldía y rara y extraña dentro del sindicalismo colombiano, una huelga de señoritas, sin asociación, que de pronto desapareció de la fábrica, dejó de ser llamativa para los periódicos, ya no era noticia, se esfumó del todo y murió de una extraña manera. No se ha podido saber qué pasó después de la huelga hasta su muerte. El espiritismo juega aquí como enlace para un final de la novela. Un espíritu insistente del que no se supo nada después del triunfo en la huelga. «Tanto que su huelga, la primera en ese género en Colombia, fue cubierta por todos los periódicos y mirada con afecto y sorpresa por todos los sectores sociales, incluidas las damas de caridad y otras beatas de camándula y novenarios. La huelga de las señoritas de Bello, en 1920, convirtió en líder, en prototipo y en historia obrera a Betsabé Espinal, qué cosa inesperada…»

Que nunca hayamos visto sobre la faz de la tierra una figura de mujer luchadora sobre la cual no se puede afirmar nada que no sea, inspiración, rebeldía y tenacidad, es algo extraño y curioso en la literatura colombiana. Un lector puede preguntarse al terminar de leer la novela: ¿Qué sabemos de Betsabé? ¿Cuál es el tema de esta novela corta? ¿Qué ha pasado con su vida? ¿Fracasó la clase obrera? Tal vez no exista en la novela corta ningún personaje femenino tan misterioso como éste, tan inabordable y penetrable, tan desconocido y a medida que trascurre la novela corta y los dos cuentos, el personaje femenino se va ahondando.

En el relato, hay un narrador en primera persona y un narrador–autor que intenta cambiar su destino funesto, su muerte impensable. Por eso en la ficción, vemos una situación y un ambiente que se sobrepone a otra realidad. Ver la simple vida de Betsabé nos lleva a repudiar la dominación y el sometimiento y guardar en el corazón la lucha de las mujeres de los pies descalzos. La otra Betsabé de la novela, nació cuando murió la líder obrera Betsabé Espinal, y lo especial residía en que se comunicaba con los espíritus del más allá y adivinaba la suerte y leía el futuro. Sea como sea, Betsabé Espinal, la líder obrera, en realidad murió cuando manipulaba cables eléctricos en las afueras de su casa, en el barrio Guanteros de Medellín, el 16 de noviembre de 1932.

La novela Betsabé y Betsabé, es la representación de un devenir mujer revolucionario en pleno corazón del Departamento de Antioquia y el ocultamiento de la lucha de clases y la complicidad de la iglesia, la empresa y el Estado. Gracias a las tejedoras, las mujeres pudieron calzarse para ir a laborar con justicia y equidad y lograron un salario casi similar al de los hombres. La novela cuenta así el insólito acontecimiento: una huelga de mujeres niñas, adolescentes y jóvenes tejedoras en una fábrica de Bello tratando de incluir las reivindicaciones de los tres ochos en el mundo laboral. En síntesis, María Betsabé Espinal fue una líder obrera (1896–1932), que protagonizó una huelga de mujeres entre el 11 de febrero y el 9 de marzo. Hoy a más de cien años tenemos su legado de lucha. Vale la pena leer esta novela corta con sus dos cuentos huelguísticos, del escritor Reinaldo Spitaletta, pensar y reflexionar a fondo sobre nuestras mujeres líderes sociales y sindicales que mueren día a día asesinadas en este país rezandero, hipócrita y pudibundo.

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* Antonio Arenas Berrío. Narrador y ensayista colombiano. Autor, entre otros, del libro Esa gente del barrio. Correo-e: antonioarebe1@hotmail.com

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