Ciencia Cronopio

LAS MOSCAS TAMBIÉN HABLAN

Por Paula Andrea Giraldo Hincapié*

“Ahora me armaré, pero temo que en el entretanto penetren las moscas por las heridas que el bronce causó al esforzado hijo de Menetio, engendren gusanos, desfiguren el cuerpo —pues le falta la vida— y corrompan todo el cadáver”
La Iliada,- Canto XIX

¿Qué iba a pensar Homero que las moscas y demás fatídicos insectos nos dirían más que sólo estar ante un cadáver? Pues si, gracias al trabajo de los entomólogos casi se puede decir que podemos dialogar con los muertos, como tanto soñaron los hombres antiguos.

Del estudio de este particular tipo de insectos se encarga la entomología forense, al cual estudia los insectos y otros artrópodos relacionados con cadáveres. Esta rama de la ciencia es, indudablemente, una herramienta de uso potencial en medicina legal, con el fin de estimar el tiempo de muerte y, en algunos casos, precisar las causas y el lugar del evento.

Existen otras definiciones, algunas de las cuales son restrictivas ya que reducen el campo de estudio a insectos y ácaros, mientras que otras son extensivas, puesto que incluyen en entomología forense, aspectos médico-legales, sanitarios y de almacenamiento de alimentos.

Más aún, la utilización de insectos en investigaciones legales no es reciente. No obstante, su estudio sistemático, en cuanto a identificación taxonómica de las especies asociadas a cadáveres, y los avances para precisar su validez como prueba legal, si lo son.  Aunque en Europa y Norteamérica se han logrado avances importantes en está área,  en Suramérica los trabajos en entomología forense han aumentado en los últimos años y se han realizado principalmente en Argentina, Brasil y Colombia. Además de trabajos representativos  en Perú y Venezuela.

En Argentina, el trabajo sistemático se inició a partir de 1993, por obra de Oliva y Ravioli, quienes recopilaron la información no publicada hasta la fecha e iniciaron los estudios sucesionales y de identificación taxonómica de insectos  así como su uso como prueba en medicina legal. En 1998, Centeno y Maldonado iniciaron una investigación sobre la composición faunística y la sucesión de artrópodos en cadáveres en un área rural de Buenos Aires.

A partir de este proyecto, se establecieron algunos referentes para realizar pericias entomológicas. Actualmente, estos investigadores cuentan con un portal en línea sobre el tema. Otros trabajos importantes incluyen el de Mariluis, trabajo partir del cual se han realizado actualizaciones en la taxonomía de las moscas de la Familia Calliphoridae, una de las de mayor importancia en entomología forense por ser las primeras colonizadoras de cuerpos en descomposición.

En Brasil, se ha utilizado la entomología forense como prueba para resolver casos criminales. A partir de la estandarización de curvas de crecimiento de las especies de dípteros que colonizan los cadáveres y que son criados bajo diferentes temperaturas, los investigadores brasileños han adoptado una metodología estadística denominada grados-día.

Este método ha sido utilizado años atrás como modelo de estudio de la dinámica poblacional de “insectos plaga” empleando una escala fisiológica de tiempo. La metodología grados-día considera la velocidad de desarrollo de los diferentes individuos en función de la temperatura, permitiendo hacer una estimación de la edad de los especímenes encontrados en la escena a partir de comparaciones con las curvas de desarrollo generadas a temperatura constante en el laboratorio.

Así, al estimar la edad de los insectos colonizadores se puede calcular una aproximación a la hora de muerte.

En este país, además de trabajos relacionados con la caracterización de “entomofauna” asociada a cadáveres, se ha investigado sobre la dinámica poblacional de insectos, las densidades poblacionales, la cría bajo condiciones de laboratorio, la dispersión larval y el comportamiento depredador en especies. Aspectos ecológicos de gran importancia en entomología forense.

En Colombia, el trabajo más antiguo en entomología forense lo constituye el libro “Meditaciones Biológicas sobre la muerte” publicado en 1947, en el cual el médico Alonso Restrepo describe sus observaciones entomológicas en el cementerio de San Pedro de Medellín.  En 1999, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, realizó en Bogotá el primer curso internacional de entomología forense con la participación del entomólogo alemán Mark Benecke.

Para el año 2000, se publicaron dos trabajos pioneros sobre el tema. El primero en la Universidad del Valle, y el segundo, en la Universidad de Cauca. En ellos se colectaron e identificaron los insectos relacionados con el proceso de descomposición de cadáveres. El primer estudio se realizó sobre cánido y el segundo en hígado humano. Así mismo, Francisco Restrepo, y colaboradores de la Universidad de Antioquia, con el apoyo del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses regional noroccidente, describieron y caracterizaron la duración de los estados de descomposición del cerdo “Sus Scrofa” y las familias de artrópodos asociadas en dos zonas de vida del Valle de Aburrá.

En Medellín, Wolff y colaboradores (2001), describieron la entomofauna asociada a la descomposición del cerdo. En el año 2002, Barreto y otros investigadores registraron las primeras especies de importancia forense para Colombia en las familias Calliphoridae, Muscidae (Diptera) y Silphidae (Coleoptera) colectadas sobre cadáver humano. En ese mismo año, se realizaron los primeros trabajos de extracción y amplificación de ADN mitocondrial de dípteros de importancia forense en el laboratorio de Sistemática Molecular de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.

A partir del 2003, diversos grupos de investigación y académicos han publicado trabajos significativos de entomología forense en Colombia, en estos trabajos se ha realizado la descripción de la fauna de diferentes zonas del país asociada a cadáveres utilizando especialmente cerdos y conejos como biomodelos. La comparación de patrones de descomposición —sucesión de insectos en diferentes ambientes— y ciclos de vida de algunas especies.

A la fecha los avances más significativos en esta nueva disciplina han sido la actualización de registros de especies para el país permitiendo la elaboración de claves taxonómicas (Amat y colaboradores 2009), el uso de marcadores moleculares para la identificación de especies en estados inmaduros (Giraldo 2007)  y la elaboración de matrices de aparición de insectos como dípteros, coleópteros e himenópteros que están asociados a los diferentes  estados de descomposición, demostrando que esta nueva disciplina no es exclusiva de entomólogos sino que además se requiere de otras herramientas y aproximaciones como la estadística, la biología molecular y la ecología.

También hoy en Colombia se investiga sobre entomología forense en diversas instituciones y centros, como el Instituto Nacional de Medicina legal y Ciencias Forenses de Bogotá, la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, la Universidad de Antioquia, la Universidad del Cauca, La Universidad del Valle, la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia de Tunja y la Universidad Nacional de Colombia sedes Medellín y Bogotá, y la Universidad del Amazonas. El trabajo en estas instituciones es de gran importancia ya que las condiciones del trópico generan una gran diversidad en insectos y ello supone un enorme trabajo taxonómico y ecológico que proyecta para Colombia un gran futuro en Entomología Forense.

¡Las moscas también hablan! Como el personaje de Homero, sus imperceptibles aleteos son uno de los puntos claves para comprender el desarrollo de la ciencia forense. Entonces, benditas sean las moscas.
____________________________
* Bióloga. Estudiante Msc .Ciencias Básicas Biomédicas. paulagiraldo07@gmail.com