Cronopio U.S.A.

Como advierte Lynch, Facebook no necesita entrar en pánico por esta caída numérica; sin embargo, el costo promedio de publicidad por click (CPC) ha caído desde una máxima de $1.13 hasta $0.75. Actualmente reposa en alrededor de $0.80 (Nakajima, 2013, par. 2).

En noviembre de 2013, Technewsdaily.com aseguró que las personas jóvenes que han crecido dando por hecho el acceso a computadores e Internet, también conocidos como «nativos digitales», no sufrían de fatiga tecnológica o de sobrecarga de información, a diferencia de sus progenitores, las generaciones de «inmigrantes digitales», que no nacieron en un mundo tan tecnificado [1]. Este artículo, titulado «Cómo los chicos son inmunes a la sobrecarga de información», cita un número de fuentes que argumentan que la tecnología no es causa de estrés para las personas jóvenes. Puede decirse que los tipos de estrés que afectan a los jóvenes pueden diferir de aquellos que afectan la experiencia de los usuarios mayores. Sin embargo, nuevos artículos sustentados en investigaciones sugieren que el pushback es, en general, el resultado del estrés sentido por gente de todas las edades. Un artículo de la BBC aparecido en 2011 planteó a sus lectores la pregunta «¿Somos adictos a los Smartphones?», citando un reporte de Ofcom que encontró que la tercera parte de los adultos en el Reino Unido poseían un Smartphone, y que el 60% de los adolescentes encuestados refirió ser «adicto» a ellos. Un artículo de junio de 2012, «Sondeo de medios sociales encuentra que muchos adolescentes sienten la necesidad de desconectarse», aparecido en Bloomberg.com reportó: «Cerca del 43 por ciento de los adolescentes desearía desconectarse en ocasiones, de acuerdo a un sondeo nacional de más de 1000 personas de edades entre los 13 y 17 años, llevado a cabo por Common Sense Media, un grupo de defensa de la infancia» (Kharif, 2012, par. 2). El sitio web Digital Trends subrayó datos de un estudio sociológico de 425 estudiantes en el artículo «Estudio: Por qué Facebook entristece a la gente». El estudio reveló hallazgos que sugieren una correlación directa entre el tiempo pasado por los estudiantes en Facebook y los reportes de aumento de infelicidad (Flacy, 2012). En enero de 2013, más información sobre cómo Facebook afecta negativamente a sus usuarios apareció en el sitio web de la revista Time en un artículo titulado «Por qué Facebook te hace sentir mal sobre ti mismo» (Sifferlin, 2013). El artículo cita la investigación de dos universidades alemanas que reflejan los hallazgos de un estudio anterior de la Utah Valley University en 2012. El periodismo profesional confiable depende de testimonios expertos o de investigaciones y, a medida que estas dimensiones son desarrolladas, los medios han ido llevándolas al público.

III. INVESTIGACIÓN Y ESTUDIOS ACADÉMICOS.

Dos libros recientes, Alone Together de Sherry Turkle del M.I.T. (2012) y el finalista del premio Pulitzer, The Shallows de Nicholas Carr (2011), plantean cuestionamientos éticos amplios sobre cómo nuestra interacción con la Internet y la tecnología está moldeando profundamente nuestras vidas, incluso cambiando nuestros cerebros, afectando tanto la profundidad de nuestras relaciones como la profundidad de nuestro pensamiento. Referencias a ambos textos aparecen frecuentemente en múltiples fuentes como trabajos fecundos para la exploración o el compromiso con el pushback ante la conectividad.

La recapitulación de la investigación académica editada en conferencias evaluadas por pares y en revistas académicas revela tres tipos diversos de acercamiento a los estudios del pushback ante la conectividad, desde las perspectivas de la información y la comunicación, desde la psicología, y desde los estudios sobre la juventud.

A) ESTUDIOS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN: MANEJANDO LA SOBRECARGA DE INFORMACIÓN.

Tempranamente, en 2003, el académico Neil Selwyn escribió:

No usar las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) es una forma de lograr que los individuos puedan afirmar cierto control sobre sus vidas —de la misma forma en que, para algunas personas, existe un valor simbólico en el hecho de usar las TIC. Es también importante reconocer que las personas pueden oscilar entre el uso y el abandono de las TIC a lo largo de sus vidas— y también que el uso y el abandono de las TIC ha de variar de tecnología a tecnología. (p. 110).

Sin embargo, la mayoría de las investigaciones continuó enfocándose en este carácter binario: usuarios versus no usuarios. La discusión respecto a la decisión de los usuarios de tecnologías de reducir el uso había de aparecer bastante después.

Reijo Savolainen fue uno de los primeros investigadores seminales sobre cómo las personas lidian con la sobrecarga de información y el uso de la tecnología. En un artículo frecuentemente citado de 2005, «Filtrando y Retrayéndose: Estrategias para lidiar con la sobrecarga de información en contextos cotidianos», Savolainen (2007) describe la «retracción» y el «filtraje», términos que mantienen su utilidad presentemente para la explicación del comportamiento de los usuarios de tecnología. El autor define la retracción como el evitar ciertos tipos de tecnología. El filtraje, por otra parte, es el manejo de la información desde el cribado de datos irrelevantes o indeseados de las fuentes elegidas. Retraerse o «cerrar sesión» de uno o más tipos de tecnología continúa siendo un mecanismo fuerte para las lides de muchos. El filtraje, la técnica de seleccionar y elegir la información de enfoque y de desdeñar los datos menos importantes, también se mantiene como un método empleado ampliamente para manejar la información. Por ejemplo, las estrategias de ordenamiento del software de correos electrónicos tales como el flagging, permiten que los usuarios pasen de largo correos menos importantes. De estas dos estrategias han evolucionado múltiples formas de retracción parcial o total, que se han convertido en mecanismos de pushback, como discutiremos luego.

En 2010 Jennifer Rauch, profesora asociada de periodismo y estudios de la comunicación en Long Island University, New York, explicó la historia del movimiento de «medios lentos» en la revista en línea Transformations. El pushback puede ser visto como una parte de este movimiento mayor que comenzó como vástago de una aún más vasta filosofía central. En el artículo, Rauch provee un marco histórico para contemplar la emergencia de la resistencia a la tecnología. Rauch escribe:

«Desde el comienzo del siglo XXI, personas de los más diversos modos de vida han comenzado a formar un movimiento subcultural, cuyos miembros reducen el tiempo que pasan con los medios y/o con tecnologías diversas de la comunicación buscando restringir la influencia de los dispositivos y redes digitales en su vida personal, profesional y familiar» (Rauch, 2012, par. 1).

Rauch identifica el comienzo del «movimiento de medios lentos» con un show de la National Public Radio del 17 de noviembre de 2009 que promovió la idea de la desintoxicación digital y de la desconexión. Estos términos proveyeron metáforas aptas para convertirse en conceptos de pushback y han sido adoptados por grupos organizados como Reboot Network, que organiza el Día Nacional de la Desconexión, hoy día un evento internacional. Estos términos sugieren que evitar la tecnología es un acto de purificación o de regreso a la naturaleza.

Para 2008, los artículos académicos ya habían comenzado a reconocer la sobrecarga de información y la ansiedad ante la misma como problemas, identificando preocupaciones de los usuarios con asuntos como la privacidad o la identidad relacionada con la web (Bawden & Robinson, 2008). No obstante, la preocupación por la insatisfacción con los medios sociales y la identidad sólo apareció algún tiempo después en la literatura académica. En «Cuándo las redes sociales traspasan límites: Un estudio de casos de uso en el trabajo de Facebook y LinkedIn», los investigadores examinaron las tensiones entre las esferas del trabajo y las conexiones de la vida privada hechas a través de medios sociales (Skeels & Grudin, 2009). Skeels y Grudin reportan:

«La personas trataron de manejar la división separando a los amigos del trabajo de los demás mediante los rudimentarios controles de acceso disponibles o, más a menudo, mediante el ajuste de la publicidad de sus publicaciones en favor de una audiencia mayor, pero, frecuentemente, resultaron decepcionados […] La revelación involuntaria de información es una preocupación común». (pp. 100-101).

Aquí, la valoración de las necesidades emocionales y la satisfacción comienza a ser evidente. El comportamiento ante la información comienza a reconocer que, más que meramente cumplir necesidades empresariales o logísticas, la conexión tecnológica se trata del cumplimiento de necesidades emocionales.

El profesor David Levy de la University of Washington iSchool ha investigado la sobrecarga de información por más de una década. En «Sin tiempo para pensar: Reflexiones sobre las tecnologías de la información y la indagación contemplativa», Levy lamenta que la aceleración de la vida llevada a cabo por la tecnología reduce la reflexión pensante, y, de paso, exhorta a que haya más prácticas contemplativas en la academia y los lugares de trabajo (Levy, 2007).

B) PERSPECTIVAS PSICOLÓGICAS: INFELICIDAD, ANSIEDAD Y ADICCIÓN.

La psicología clínica incluyó la idea de «desconexión» a medida que ésta se hizo popular en 2010 (Rowan). En enero de 2011, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) aprobó una serie de cuatro estudios investigativos que fueron, a su vez, discutidos en el texto «Una visión de dos procesos en el uso de Facebook y su relación con las necesidades y su satisfacción: La desconexión maneja el uso y la conexión lo recompensa». Los investigadores concluyen que:

«En general, el uso de Facebook parece ser un fenómeno positivo, aunque quizás no tan positivo como la sociabilidad cara a cara. Sin embargo, Facebook puede ofrecer también un mecanismo altamente tentador de compensación para los solitarios, un mecanismo que se siente bien pero que no aborda realmente los sentimientos subyacentes de desconexión social en la vida» (Sheldon et al, pp. 773-774).

Además, los autores especulan sobre la posibilidad de que los signos de adicción sean aptos para aparecer en los participantes solitarios que intentan utilizar los medios sociales y la Internet como una suerte de escapismo, para terminar sintiendo magnificadas su desconexión, su soledad y su insatisfacción con la tecnología. Los investigadores explican, «el retrato obtenido es el de una persona adicta a mecanismos de compensación que no la aproximan a la resolución de sus problemas directamente sino que, más bien, la acercan a una distracción placentera de los problemas» (p. 773).

En verano de 2011, en el Simposio sobre Privacidad y Seguridad Prácticas, investigadores de Carnegie Mellon presentaron el texto «Me arrepentí en el instante en que presioné compartir: Un estudio cualitativo del arrepentimiento en Facebook». Reconociendo que las investigaciones previas correlacionaban el uso de Facebook con el bienestar psicológico, los autores abordan los aspectos negativos del sitio mediático social. Creando una taxonomía detallada de los tipos de arrepentimiento, encuentran que esta clase de arrepentimientos corresponde primariamente al resultado de que temas delicados, contenidos emocionales, y contenidos en general terminan por alcanzar una audiencia diferente a la esperada. Escriben, «Aún más, nuestros resultados coinciden con múltiples relatos noticiosos que reportan que las publicaciones de Facebook que causan arrepentimiento pueden producir repercusiones serias para los usuarios» (Wang et al, 2011, p.11)

ck, tales como las preocupaciones por la privacidad, el miedo a la adicción y la insatisfacción emocional ante la tecnología.

Uno de los primeros textos académicos serios sobre la adicción estudiantil a Internet fue publicado por Elsevier en Enero de 2013. La muestra de participantes consistió en 2257 estudiantes de 94 países. Aunque sólo una pequeña parte de los estudiantes encuestados fueron identificados como adictos (3.2%), el estudio establece criterios para juzgar la adicción a Internet como una aflicción real (Kuss, Griffiths & Binder, 2013, p. 959-966).

El enfoque de las conferencias y los artículos académicos que versan sobre la satisfacción y el comportamiento de los usuarios de tecnologías de la información ha estado centrado, durante los dos últimos años, en bien sea los medios sociales o el estrés en el lugar de trabajo, o en una combinación de ambos. Los medios sociales son examinados en términos del costo cognitivo percibido para el usuario (Bowman, 2010). Respecto al lugar de trabajo, el comportamiento del empleado que trabaja con medios sociales ha sido estudiado buscando determinar de qué manera pueden los trabajadores limitar la sobrecarga de información, reducir la invasión de lo laboral en sus vidas personales, y cómo los empleadores pueden limitar la incertidumbre y la ansiedad que se originan en la adopción de nuevas tecnologías (Bucher & Fieseles & Suphan, pp. 21-22). El trabajo académico que trata específicamente sobre Facebook incluye la dimensión patética del comportamiento y la emoción humanos, comprendiendo fenómenos como el duelo en las páginas de Facebook donde «los homenajes en línea son ocasión de lamentaciones públicas en muros virtuales, convirtiendo el duelo en una suerte de deporte de espectáculo gratuito» (Riechers, 2012, p. 2).

Otro ejemplo del lado oscuro de Facebook es el descubrimiento de la «auto-promoción —espiral de envidia—». Según los hallazgos de un equipo alemán de investigadores, autores de «Envidia en Facebook: Una amenaza oculta para la satisfacción de la vida de los usuarios», los usuarios de Facebook sufren a menudo de envidia hacia sus pares, especialmente respecto a sus publicaciones de viajes y vacaciones, y, en consecuencia, comienzan a veces a promoverse a sí mismos agresivamente, llegando incluso a exagerar sus publicaciones, como un modo de compensar y lidiar su envidia (Krasnova & Wenniger &Widjaja & Buxmann, 2013, p. 12). Más información valiosa ha sido proveída por el reporte de 2013 del Pew Research Center, «Yendo y viniendo a Facebook», que encontró que «el 61% de los usuarios de Facebook ha tomado un descanso voluntario del uso del sitio en un momento u otro, y que el 27% planea pasar menos tiempo en el sitio web durante el año que viene» (p.2). Estos estudios vislumbran el por qué del incremento de la insatisfacción de los usuarios de Facebook y las razones de que algunos usuarios hayan comenzado su pushback.

C) ESTUDIOS DE LA JUVENTUD: EL DESCONTENTO ENTRE LOS NATIVOS DIGITALES.

En 2012, los trabajos académicos examinaron más profundamente las experiencias de los usuarios jóvenes de la tecnología. Las investigaciones previas habían sugerido que los usuarios más jóvenes, los «nativos digitales», las personas nacidas en la era del uso cotidiano de la tecnología, obtenían muchos mejores resultados en la adopción de las tecnologías, respondían más positivamente a éstas y las manejaban mejor que sus padres, «los inmigrantes digitales» no nacidos en un ambiente tecnológicamente saturado (Prensky, 2001, pp. 1-6). No fue sorprendente, sin embargo, que la Kaiser Family Foundation (2010) publicara los hallazgos de uno de los estudios más vastos realizados en niños de 8 a 18 años respecto a su relación con diversos dispositivos mediáticos, el cual descubrió un incremento marcado del uso general de medios. También fue poco sorprendente que investigaciones relacionadas plantearan la desconexión como una actividad terapéutica apropiada para los achaques de la juventud (Rowan, 2010, pp. 60-68). Sin embargo, un estudio de Stanford, llevado a cabo igualmente en 2010, «Uso mediático, comunicación cara a cara, multitareas mediáticas y bienestar social en niñas de 8 a 12 años» determinó los siguientes hallazgos: «Los análisis de regresión indicaron que el bienestar social negativo está asociado positivamente con los niveles de uso de medios que se centran en la interacción personal (por ejemplo, teléfonos, comunicación en línea) al igual que con aquellos que no lo hacen (por ejemplo, video, música y lectura)» (Pea et al., 2010, p. 327).

Otro estudio de la APA, publicado el mismo año, examinó el uso de Facebook según la personalidad de su usuario, elaborado aparentemente con base en los hallazgos del reporte anterior. El estudio indica que «los usuarios más simpáticos, más concienzudos, más estables emocionalmente y menos extrovertidos reportan mayores niveles de arrepentimiento ante el contenido inapropiado.» (Moore & McElroy, 2011, p. 272). También en 2011, investigadores de Yahoo! Descubrieron «que para muchas personas la identidad está dividida en facetas distribuidas en áreas de sus vidas, que algunas de estas facetas son incompatibles entre sí, y que esta incompatibilidad tiene un impacto en el uso de la tecnología» (Farnham, p. 367). Tomados conjuntamente como un todo, estos estudios presentan una imagen emergente de las necesidades del usuario en problemas y de su uso de la tecnología, planteando que, al respecto, comienza a emerger un descontento emocional. Estos estudios evidencian los signos tempranos de las motivaciones del pushbaCommon Sense Media, un grupo sin ánimo de lucro de defensa de los niños, publicó «Medios sociales, vida social: Cómo los adolescentes ven sus vidas digitales» en el verano de 2012, un estudio cuantitativo compilado con base en un sondeo de 1030 «nativos de medios sociales». Los hallazgos incluyeron respuestas positivas generales de los adolescentes ante los medios sociales. Éstos afirmaron que los medios facilitaban sus amistades y poco frecuentemente afectaban sus vidas de manera negativa. No obstante, los investigadores advirtieron los inicios de lo que podría ser una «fatiga de Facebook», al notar un número sustancial de adolescentes que expresaron específicamente que deseaban poderse desconectar (p. 27). Los conflictos entre los diferentes estudios sugieren que existen problemáticas de necesidad-satisfacción y tecnología en el grupo etario juvenil, refutando la impresión anterior de que los nativos digitales eran siempre usuarios jubilosos de toda forma de tecnología. Si bien éstos pueden ser más duchos para la adopción y el uso de nuevas tecnologías, no es una consecuencia necesaria que sean felices a causa de esto.
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