James Flint

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JAMES FLINT… NAVEGANDO LOS OCÉANOS DE DULCE DE MERCURIO

Por José Antonio Gómez Di Vincenzo*

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La presente es la primera entrega de la novela corta «James Flint… Navegando los océanos de dulce de mercurio» del escritor argentino José Antonio Gómez Di Vincenzo. Espere los otros trece capítulos en los próximos números de Revista Cronopio.

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1. Hay algo intrigante que me da vueltas en la cabeza, un oscuro pensamiento que quiebra mis cavilaciones en la penumbra. Un problema que no logro resolver y desgarra las horas de las noches plutónicas. Preguntas, malditas preguntas: ¿si todo es falso?; ¿si nunca escribí esa historia?; ¿y si toda esta cosa es producto de un choque azaroso de relaciones y lo que pasa ahora es pura ficción? No sé.

«Dedico toda esta especulación a los incrédulos, si les cabe y se atreven a leer e involucrarse en lo que sigue. Y si no, que sigan su viaje». Damian Exceter (7468 -?)

2. Había un poema bicelado en uno de los vidrios de las ventanas del gabinete del Bolivian Liquidator, la nave, la madriguera de James Flint. Susurraba:

Suee

Un espejismo en medio oriente.
Un hermoso pájaro paradisíaco.
Una onda, una ola en el aire.
El nacimiento de una maravillosa vista.
Cuando ella llega,
es como un soplo salido de Borges,
un rayo que mutila tu mirada,
una esquela a través de la Vía Láctea.
Y cuando está ahí,
ya nada volverá a ser como antes.
Mientras brilla lo oscurece todo
y la sangre en tus venas vuela.
Como Shiva viene a quebrar.
Geshtinanna tiembla en el lecho.
Las olas se hacen añicos
y la mente, vuela ella sola.
Y cuando está allí,
ya no se va más.
Carcome todo lo que penetra.
Y tu mente, vuela ella sola.

3. Una vez te miré a los ojos y me dejé llevar por esa inmensidad. Una vez casi te digo que tus manos eran como pétalos.

Una vez te dije que me quería escapar con vos a ninguna parte. Otra, que eras mágica; una, que me encanta hablar cosas interesantes con vos.

Fue desmedido, hermoso, demasiado para durar.

Pero las imágenes detrás de las palabras quedan grabadas a fuego.

Como una señal para ir del otro lado del espejo…

Dicen los australidos sobrevivientes del Oeste Neto que el Capitán Carmesí solía repetir esas líneas en las noches en que arrasa el viento del Este, aire al que llaman Exipion, que vibraba en los huesos.

4. El capitán James Flint escribió la siguiente carta lúgubre a su querido amigo Fletcher Gutiérrez:

«¿Alguna vez te sentiste como un espectro?

De vez en cuando… ¿No tuviste la extraña sensación de ser un fantasma?

A veces pasa que todo lo que ocurre es como de regalo. Como si estuviera de más, agregado.

A no ser que irrumpa ese chispazo de contingencia que te vuelve a la vida.

También creo que soy un muerto. Sí, pura carne podrida.

Y tal vez, eso de lo que hasta los laicos evangelizados se aferran llamando vida no sea más que algo fulgurante, un simulacro más, en medio de tanta muerte mental.

Los vivos de verdad vivimos escondidos y aparecemos sólo en la contingencia, como un fulgor efímero».

Gentileza de la familia Gutiérrez. En Denver MacHuffe, La historia del más allá y más acá de Flint. Editorial Sebrince. Lightown. 5321.

5. Una vez redactó Flint en una epístola a su querida amiga Margaret Alois:

«En un magma de puntos incandescentes brilla mi estrella negra. Ella adivina lo que tejieron las Moiras para mi destino. Ella engaña hasta a los dioses que cuidan del tiempo.

Y siempre aparece en el cielo para dar el golpe que hace de la pura contingencia en mi surcar la vida, la oportunidad por salir del torbellino y la maroma.

Es la estrella negra y el batacazo».

Gentileza de la familia Alois. En Denver MacHuffe, La historia del más allá y más acá de Flint. Editorial Sebrince. Lightown. 5321.

6. Flint cavilaba, no dejaba de especular. Las noches en la cabina del Terminator: inagotables, perturbadoras. Perdido en mapas y copas de vino, entre las luces de los candiles fulgurantes, el capitán tramaba su destino.

«¿Por qué esperar que algo suceda cuando soy yo quien hace que todo pase de un modo u otro?; ¿por qué estar perdido si puedo encontrarme?; ¿cómo hacer que algo ocurra y cambie la historia?; ¿se puede hacer que la contingencia suceda?»

Tales, las preguntas fundamentales que Flint dejó escritas en la bitácora en aquel termidor del año de la serpiente, justo antes de cruzarse con el Depredator y perder su ojo izquierdo en cruento duelo con el temible capitán Fleetwood, de quién el costado más siniestro de Flint hizo una carnicería atroz sin siquiera dejar que sus pedazos tengan la posibilidad de alimentar peces.

7. Berenice Banks, una de las amantes de Flint, consultó a su astróloga el perfil del capitán. Lo amaba. Había perdido totalmente la cabeza por él. En una carta fechada en termidor del año del Lobo, la pitonisa responde:

«Flint es ágil, deportista, aventurero, arriesgado, decidido. Da todo por la transformación. Se obsesiona por las metamorfosis. Su principal inquietud es entender cómo puede haber algo que permanezca en el cambio, el fulgor. Su quebranto: no hay tal, es mera ficción. Odia la nada.

Es un tipo desafiante, valiente, pendenciero y cruel. Hace cualquier cosa por conseguir poder o flirtear con él. Es persistente, obstinado y no va a parar hasta conseguir lo que quiere. Su energía es devastadora e inagotable. Flint pelea y ama el conflicto. Lucha por su vida y adora la muerte. En el horror crece y se hace valiente. No puede dejar de cavilar y ahondar en la fusión de lo posible y lo imposible. Ama con profundidad. Puede ser calmo en la violencia, controlado. Es un sujeto misterioso, enigmático, hipnótico, manipulador. Es curador, mago. Ama y odia con todo el poder de su vitalidad».

Berenice Banks nunca tuvo a Flint… Solo lo gozó. Pero eso bastó para cambiar su vida.

Jenifer Presley, Las amantes y hechiceras del Carmesí. Faculty Press. Londigntown. 4665.

8. Fredrik Van Dicken, uno de los archienemigos más famosos de Flint escribió en una carta a su amante escocesa, Miss Geraldine Klein. Decía: «nunca se sabrá que se oculta tras la máscara de Flint».

Jenifer Presley, Las amantes y hechiceras del Carmesí. Faculty Press. Londigntown. 4665.

9. En sus oscuras meditaciones y hondas imaginaciones en la cabina del Bolivian Liquidator, Flint viajaba rápido sin conciliar sueño. Se dice que solía escribir tratados enteros que, posteriormente, arrojaba al mar totalmente disconforme con lo producido. Loco.

10. En Antigua y Barbuda hubo una tumba de la que se exhumó el cadáver de un sujeto sin nombre, evidentemente pescador de profesión, en cuyo ataúd, además del esquelético resto y un conjunto de herramientas y redes, se guardaba un libro de extrañas hojas manuscritas, forrado en cuero que según el historiador Linden Von Truster escribió Flint.

Linden conjetura:

«Las letras son las del puño del pirata, coinciden con la famosa esquela australida apócrifa V. El deterioro no es tan penetrante. Es obvio que este pobre pescador halló el tratado tras el paso del Bolivian Liquidator por aguas de la isla, vaya a saber en cuál de sus visitas siniestras (…) Resulta interesante un pasaje aún legible sobre dios, teología carmesí. El capitán argumenta que si dios es, entonces puede ser una cosa. Pero si es una cosa no es dios. Dios no puede ser cosa alguna. O no existe o es el mundo entero. O es relaciones de cosas. Aunque casi no hay dudas de que la letra es de Flint, siempre queda un resquicio para la vacilación. Como quiera que sea, de ser Flint el escritor, quedaría probado el panteísmo que signaba su metafísica. Panteísmo que aparecía reflejado, según diversos relatos, en una de las banderas del Bolivian Liquidator, inscripta como la leyenda: dios es el mundo todo, la Tierra es de los piratas».

Linden Von Truster, Las huellas arqueológicas del Carmesí. Arcadian Ed. Long Town. 5001

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* José Antonio Gómez Di Vincenzo es docente e investigador del Centro Babini, Escuela de Humanidades, UNSAM, Argentina. Se graduó como Licenciado en Educación en la UNSAM. Cursó sus estudios de posgrado en la UNTREF, obteniendo el título de Dr. en Epistemología e Historia de la Ciencia con la tesis doctoral «Estudio sobre la relación entre ciencias biomédicas, tecnologías y orden social. Biotipología, educación, orientación profesional y selección de personal en Argentina entre 1930 y 1943». Ha participado en numerosos congresos como expositor y tiene publicados una serie de artículos en revistas académicas y libros de texto tratando diferentes problemáticas propias del campo de la Filosofía y la Historia de la Ciencia y la Tecnología. Desde 2007 es investigador del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y la Técnica «José Babini» y docente en la Escuela de Humanidades de la UNSAM.

 

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