Sociedad Cronopio

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RED DE BIBLIOTECAS

En relación a la red de bibliotecas sabemos que éstas para Alzate no son lugares desconocidos, las conoce desde hace veinte años, por la orientación de Clavijero y Abad. El intercambio de noticias y de libros lo hacen en la biblioteca: científica y técnica, privada o comunitaria.

Se conocen la cantidad de libros y materias que tenían cada uno de los amigos letrados de Alzate, sus bibliotecas, «verdaderos acervos bibliográficos» dice Elías Trabulse, son reflejo de ser «grandes lectores». Bartolache tenía 487, Vázquez de León 422 y León y Gama 450. El intercambio, por ejemplo, entre Vásquez de León y Antonio de León y Gama, compañeros de estudios en los años 1750, se prestaban los libros y visitaban sus respectivas bibliotecas. Antonio de León y Gama escribió una elegía del primero:

«las más atentas atenciones y liberales ofrecimientos de sus instrumentos y libros, en cuya correspondencia pasa a su casa».

De Alzate existe un inventario de su biblioteca, ésta le exigió ser un helluo librorum, devorador de libros, como en su aprendizaje en los años 1750 con Clavijero y Abad; en su empleo en el arzobispado de 1760-72 y en la edición de la Gaceta de Literatura de México en los años 1790. Pensamos que Alzate sí poseía una gran biblioteca debido a que durante 40 años gastó «gran parte de su considerable patrimonio en hacerse de los mejores autores que trataran la verdadera física…» Por lo que es de suponerse que leía muchos libros tomados de las bibliotecas de sus amigos y de otras instituciones.

Dice Dalia Valdez:

«Las bibliotecas novohispanas son asimismo las que alimentan el genio de los escritores que producirán los textos para ser impresos en México y a su vez revelan posibles conexiones entre intelectuales, resultado de las prácticas de préstamo e intercambio. No es fortuito que haya surgido una empresa de divulgación científica de las plumas de Alzate y Bartolache, dos hombres pertenecientes a la élite cultural del siglo quienes podían poseer libros, o consultarlos temporalmente los de las bibliotecas particulares de sus amigos y de las instituciones en la universidad, o en las nuevas instituciones científicas».

Aunque Alzate es un letrado, alguien que escribe, lee y debate, se considera a sí mismo un diletante en diversas ciencias (botánica, medicina), publica en sus periódicos eruditos temas de moda relativos a las ciencias, la salud, la agricultura, la minería, etc. Él no es médico, escribe de la salud, discutió en la tertulia de los pipiltzintzintlis con el doctor Bartolache, un médico y divulgador de la ciencia.

Con Vázquez de León coincide en el interés por la descripción de plantas medicinales y con Antonio de León y Gamara el asunto del significado opaco de pipiltzintzintlis o cáñamo. Palabra náhuatl perteneciente a la germanía de los hechiceros indígenas, nahuatlatolli, el lenguaje secreto de la tradición oral. Era un secreto, algo que conocían pocos. Y todo tergiversado por los religiosos católicos.

Pero Alzate prefiere conservar el nombre náhuatl, utilizado por el edito prohibitivo de Barrientos, como una decisión editorial en su ensayo para darle un tono de exotismo o de patriotismo científico en el debate civilización y barbarie. El uso medicinal del cáñamo (marihuana) era un secreto indio durante 250 años.

Alzate sabe que el cultivo se extendió entre los indios y llegó al abuso de pipiltzintzintlis lo que motivó una prohibición severa, dice Moreno, en 1754. Pero los letrados prefieren ver solo el uso textil. Dos percepciones sociales de la misma planta, un tema de moda.

Y asimismo desdeña la clasificación linneana de moda en la botánica europea, donde se identifica al cáñamo como cannabis sativa, en 1753. Y que será discutido, en la segunda fase de la ilustración mexicana, 1788, con la creación del Real Jardín Botánico.

Es necesario señalar que tanto la lectura de libros como la visita frecuente a las bibliotecas eran cosas alejadas de la vida cotidiana de los indios, que son la mayoría analfabeta de la población. Es expresión de la desigualdad que hay en el debate criollo de la marihuana.

LA TERTULIA ILUSTRADA

Luego de reflexionar en la lectura silenciosa de la penumbra del gabinete privado, de intercambiar información con gentes de los mismos gustos y conocimientos, el letrado va a la tertulia literaria a leer y tomar chocolate.

Aparece la tertulia como una práctica de sociabilidad moderna, propicia para el intercambio de ideas y conocimientos científicos con la comunidad lectora de periódicos literarios, que le interesa la divulgación de la ciencia y el bienestar material de la sociedad.

Se les llamaba las tertulias de «truco y manilla», integradas exclusivamente por hombres con puestos de gobierno e iglesia, donde el sacerdote es «el alma de las socialidades». Es una nueva práctica de sociabilidad, un lugar de reunión, de intercambio de conocimientos, de crítica y de polémica de los temas de la modernidad que son del dominio público. Se vive la difusión, gracias a la prensa literaria, de una nueva forma de pensamiento basado en la razón, la verdad y el progreso social.

Estas tertulias ilustradas congregaban además de Alzate, al doctor José Ignacio Bartolache, su amigo de toda la vida, a Joaquín Vázquez de León, a Antonio de León y Gama, y antes a Diego José Abad, Francisco Clavijero y Alegre, y otras figuras del gobierno civil y eclesiástico, empresarios, libreros y militares.

Uno de los momentos importantes de esta práctica de socialidad moderna es la lectura en voz alta, en público, de lo que se publica en los libros nuevos y en las publicaciones literarias, es decir, los escritos y opiniones individuales son sometidos a la crítica imparcial, señalando el error, el falso conocimiento.

En la tertulia ilustrada se podía disentir del gobierno, pero no públicamente a través de la prensa porque esta no tenía libertad de expresión y si se daba el disenso expresamente se le censuraría. Dice Roberto Moreno que el grupo de criollos ilustrados estaba compuesto por dos parejas. Por una parte, Alzate y Bartolache y, por otra, Velázquez de León y León y Gama. Todos compartían el interés en investigar las yerbas utilizadas por los indios, por ejemplo, León y Gama escribe sobre los milagrosos medicamentos de los indios:

«Pero está ya tan olvidada que apenas han quedado algunas reliquias de ella en tres o cuatro herbolarias que vende ya secas y sin sustancia muy pocas de las antiguas yerbas conocidas, alteradas sus virtudes como lo ha hecho con sus nombres nuestros españoles.

»¿Cuántas virtudes tendrán otros animales y yerbas conocidas por los indios, que hasta ahora no han querido comunicarnos?»

El médico mexiquense Hugo Mendieta Zenón nos dice de este ambiente intelectual ilustrado:

«En todos ellos la discusión de los conceptos como método en su quehacer científico revela el eclecticismo y el enciclopedismo de una denodada lucha contra la tradición escolástica, su afán por la modernidad y compromiso por el mejoramiento de las condiciones sociales».

Discutir de los pipiltzintzintlis en la tertulia ilustrada a Alzate y sus amigos les ha llevado tres años desde las Cartas pastorales de Lorenzana, en 1770. En este libro se reedita el edicto del doctor Barrientos expedido en 1769, menciona como sus antecedes los edictos de 1754 y 1765. Es la red de prohibiciones. Alzate no dice que después del edicto de Barrientos siguió otro igualmente de erradicación de la idolatría del rey Carlos III, el 27 agosto de 1769. Para que todos los cristianos se enteren para la difusión del edicto de los pipiltzintzintlis se realizaron tres misas anuales y distribuyeron más de 400 ejemplares: Uno para que se pegue en la puerta y el otro para la biblioteca de las 202 parroquias del arzobispado de México. Esto lo sabía con certeza Alzate pues a inicios de 1772, termina el censo de las parroquias de este extenso territorio arzobispal.

PUBLICACIÓN PERIÓDICA LITERARIA

Algo que supera el impacto social de la lectura individual silenciosa en la penumbra del gabinete privado, del intercambio de conocimientos y libros en la biblioteca con los letrados, de la dinámica del debate en la tertulia ilustrada de la elite política, es el papel periódico sabio. La presa cultural crea la necesidad social de informarse sobre la ciencia y el deseo de participar en la discusión pública de los asuntos prácticos. Es el círculo virtuoso alzatiano, un secreto que nos devela Dalia Valdez:

«Un recorrido de obras de erudición científica en los estantes de las bibliotecas de los ilustrados al surgimiento de impresos de factura novohispana dirigidos al público en general».

Alzate es el padre del periodismo cultural en México, aunque imita a los periódicos franceses como el Diario de Sabios, de monsieur Sallo, y el Journal de Physique de Rozier, retomara todo, los títulos de sus periódicos, la misma filosofía editorial crítica y polémica y las secciones informativas. Considera que un indicador de las naciones cultas es contar con publicaciones periódicas literarias. Esa será su principal misión social durante los siguientes 30 años. No obstante los obstáculos de censura, critica y dificultades económicas, el ánimo en su espíritu crítico de este sabio mexicano no decayó para publicar Diario literario de México (1768), Asuntos varios sobre ciencias y artes (1772-1773), Observaciones sobre la física, historia natural y artes útiles (1787-1788) y Gaceta de literatura de México (1788-1795). Aquí nos interesa por el momento la segunda publicación de la empresa periodística alzatiana, Asuntos varios.

Alzate escribe para cinco públicos distintos: 1) Para las autoridades civiles y eclesiásticas aprovechando el estímulo de la Corona a la difusión de los temas científicos, útiles, que puede

censurar o permitir en la prensa; 2) la comunidad de letrados lectores que frecuentan las tertulias ilustradas donde se lee, debate y critican las publicaciones científicas como las que editan en esos días Alzate y Bartolache; 3) para las sociedades científicas extranjeras; 4) el gran público, campesinos rudos e indios iletrados, escuchas de lecturas en voz alta y, finalmente, 5) para la posteridad o sea nosotros al analizar la inédita aportación alzatiana de la cultura impresa a la Cultura Cannábica mexicana con su «memoria científica». Luego de 200 años aún contagia el espíritu ecléctico de este periodista ilustrado ozumbense.

LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS

Como ilustrado Alzate y gracias a sus investigaciones científicas consigue la ciudadanía en la República de las Letras, participa con escritos que son difundidos en las revistas de las sociedades y academias extranjeras.

Es otra práctica de sociabilidad moderna al crear una comunidad internacional de escritores, donde todos son iguales y se tiene ciudadanía por el ejercicio de la escritura y la lectura, buscar el bienestar, la felicidad a través del progreso material y la razón. Está nueva instancia de la modernidad se coloca por encima de los Estados nacionales y la Iglesia. Alzate es miembro correspondiente de la Real Academia de Ciencias de París desde 1771.

Alzate mantiene una red de contactos por correspondencia con las sociedades científicas de Madrid, Londres, la Academia de Ciencias de Berlín, de Petersburgo y asociaciones americanas.

Publicar de los pipiltzintzintlis es para participar en el debate de civilización y barbarie que tiene lugar en Europa donde los científicos tenían ideas distorsionadas de la Nueva España, principalmente Bufón con la teoría de la inferioridad natural americana. Dice Sara Hebert:

«La propuesta eurocéntrica del naturalista sugería la inferioridad, tanto de los animales, como de los hombres americanos. Dicha teoría fue retomada y explotada de manera exagerada por diferentes autores, entre otros, Cornelius De Pauw y William Robertson, quienes contribuyeron a su vez a fomentar, dentro de la República de las Letras, la idea de que los habitantes de América eran inferiores física e intelectualmente, a los de Europa».

La lucha ilustrada de la empresa periodística alzatiana enfrentaba un doble desafío a diferencia de los ilustrados europeos, dice Roberto Moreno: primero, persuadir a los científicos europeos y, después, a los lectores nacionales, la masa de indígenas analfabeta que no se incluye en el proyecto de nación y a la minoritaria y escandalosa elite letrada.

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