Literatura Cronopio

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Sin embargo, este recorrido quedaría incompleto si no hiciéramos una somera, al menos, clasificación de las principales direcciones de investigación que, sobre determinados aspectos conceptuales, teóricos y metodológicos del vasto campo de la narratología, se han realizado en nuestro país:

TIEMPO Villanueva, D. (1991), El polen de ideas; Álamo, F. (2002), El tiempo en la novela.
PERSONAJE Castilla del Pino, C. (1989), Teoría del personaje; Bobes, M. C. (1991), Comentario semiológico de textos narrativos.
ESPACIO Valles Calatrava, J. (1999), El espacio en la novela.
COMUNICACIÓN NARRATIVA Pozuelo, J. M. (1988), Teoría del lenguaje literario; Villanueva, D. (1989), El comentario de textos narrativos: la novela.
DISCURSO DE LOS PERSONAJES Beltrán, L. (1990, 19929, El discurso ajeno. Panorama crítico; Palabras transparentes. La configuración del discurso del personaje en la novela.
RETÓRICA DEL LENGUAJE NARRATIVO Pozuelo, J. M. (1988), Del formalismo a la neorretórica; Chico, F. (1988), Pragmática y construcción literaria. Discurso retórico y discurso narrativo.
DIÁLOGO Bobes, M. C. (1992), El diálogo.
FICCIONALIDAD Pozuelo, J. M. (1993), Poética de la ficción.
TEORÍA DE LOS MUNDOS POSIBLES Albaladejo, T. (1986, 1992), Teoría de los mundos posibles y macroestructura narrativa; Semántica de la narración: la ficción realista; Villanueva, D. (1992), Teorías del realismo literario.
MÍMESIS (perspec. Fenomenológica) Albaladejo, T. (1992), Semántica de la narración: la ficción realista.
ESTÉTICA DE LA RECEPCIÓN Mayoral, M. (1987), Estética de la recepción.

Creemos, por nuestra parte, que una de los más sólidas aportaciones a la, por otro lado ya necesaria, tarea de intentar sistematizar, definir y aclarar ese laberinto de nomenclaturas y nociones nacidas de la profusión de trabajos científicos de tan distintas procedencias teóricas ha sido la realización del Diccionario de Teoría de la Narrativa (2002), que, bajo la dirección del catedrático de la Universidad de Almería Valles Calatrava y en co–autoría con Francisco Álamo y un equipo de colaboradores [9], ha supuesto, al menos en cuanto a la ampliación del corpus lexicográfico, su interrelación conceptual y su enraizamiento en la cultura hispánica, un indudable avance en lo realizado hasta ahora en este tipo de obras.

Atendamos a algunas de sus más significativas aportaciones. Como ya se sabe, con anterioridad, se habían confeccionado diferentes compilaciones terminológicas especializadas y de carácter monográfico como las siguientes:

· Carlos Reis y Ana C. M. Lopes (1987), Diccionario de Narratología.

· Gerald Prince (1987), A Dictionary of Narratology.

· COGNAC: A Concise Glossary of Narratology from Cologne de Jahn, Molitor y Nünning.

· Darío Villanueva (1989), «Glosario de narratología», en El comentario de textos narrativos: la novela.

Pues bien, complementando y ampliando el horizonte de estas obras, el Diccionario de Teoría de la Narrativa aporta las siguientes novedades:

a) Frente al de Reis y al de Prince, opta desde el principio, y como una de sus novedades y criterios de elaboración más resaltables, por incorporar no sólo el gran abanico de lexemas estrictamente narratológicos, nacidos de modelos teóricos internos, sino asimismo por incluir otro menor pero importante número de voces surgidas desde matrices teóricas externas. Así junto a términos originarios o usuales del formalismo, el estructuralismo y la lingüística o la semiótica con otros emanados de modelos extrínsecos (sociología, fenomenología, psicoanálisis o postestructuralismo) que también han efectuado importantes contribuciones teórico-metodológicas a la teoría de la narrativa.

b) Especial atención al espacio hispánico: se subraya la entidad de las contribuciones teóricas generadas desde este ámbito cultural.

c) Volumen de términos: el nuestro supera las 1000 entradas, frente a las 620 de Prince y las 225 del de Reis-Lopes.

d) Estructura diferente: este trabajo no se limita a ofrecer una ordenación alfabética de los términos, sino que pretende, enfatizando su dimensión aclaratoria y finalidad práctica, dar cuenta de los conceptos más relevantes de la Teoría de la Narrativa, estableciendo una triple organización y estructuración de las mismas en las tres partes de esta obra.

La primera e histórica, que enclava las nociones en su génesis y trayectoria teórica.
La segunda y analógica, que las vertebra en redes conceptuales asociativas y jerárquicas.
La tercera y alfabética, que las relaciona en tal orden para ofrecer sintéticamente su descripción, explicación y ejemplificación.

Y terminemos. Es ya moneda común el reconocimiento del hecho de que la narratividad supera y desborda el estricto y reducido campo de la literatura:

«A partir de los años sesenta se ha ido haciendo evidente […] que
la narración es un fenómeno de carácter cultural con un alcance
extraordinario, imposible de reducir a los confines de un
género o de una forma de discurso determinada. Esto obliga
a asumir que las narraciones literarias han de ser entendidas
en un marco mucho más amplio, el de la narratividad como
fenómeno cultural y vital de primer orden. […]

En consecuencia, la narración supone una forma de modelización
cultural: una manera de crear un modelo de realidad efectivo
en un determinado ámbito sociohistórico. Como tal, no es un
fenómeno específicamente literario, ni siquiera exclusivamente
lingüístico […] [sino que su] capacidad configuradora,
legitimadora y hermenéutica que, en modo paralelo a su
reivindicación puramente literaria, se le reconoce de manera
casi generalizada a la forma narrativa»
(Cabo y Cebreiro, 2006: 173-176)  [10].

Se abre así —gracias a este fundamento común de lo narrativo—, y de hecho es el marco común más actual en este tipo de investigaciones, un nuevo horizonte de expectativas investigador de base interdiscursiva entre literatura y cine, literatura e historia, literatura y filosofía, etc., en el que la investigación narrativa ha vuelto a ser pujante y esperanzadora.

NOTAS
[1] Bal, M. (1977), Teoría de la narrativa (Una introducción a la naratología), Madrid, Cátedra, 1985.
[2] Prince, G. (1987), A Dictionary of Narratology, Lincoln & London, University of Nebraska Press.
[3] Reis, C. y Lopes, A. C. (1996), Diccionario de Narratología, Salamanca, Ediciones del Colegio de España.
[4] El comentario semiótico de textos, Madrid, S.G.E.L., 1980.
[5] Sánchez Trigueros, A. y Valles Calatrava, J. (1992), Introducción a la Semiótica, Almería, IEA.
[6] La Asociación Española de Semiótica, fue creada en 1983 por iniciativa de M. Ángel Garrido y José Romera Castillo tras la realización del Congreso «Semiótica e Hispanismo». Por otro lado, la intensa actividad desarrollada por el profesor Romera tiene como fruto la conformación y la dirección del Instituto de Semiótica Literaria, Teatral y Nuevas Tecnologías de la UNED en 1996, inscrito en el Departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura de la Facultad de Filosofía de la UNED. Otro hito importante es la creación, en 1992, de la revista Signa. Revista de la Asociación Española de Semiótica, también dirigida por Romera Castillo. La Asociación Vasca de Semiótica, por otro lado, fue fundada en 1988 por José Mª. Nadal y Santos Zunzunegui. Goza de gran vitalidad la Asociación Gallega de Semiótica (en cuyos orígenes se encuentra el magisterio de la profesora Bobes y la labor de sus primeros y aventajados discípulos tales como Alberto Álvarez Sanagustín, Rafael Núñez Ramos y Darío Villanueva). La organización por parte de Fernando Cabo y Paz Gago del V Congreso de la AES culminará con la creación de dicha AGS, que dirige, en la actualidad, el catedrático José Mª. Paz Gago. Debe, por lo demás, dejar constancia de la labor que realiza el Centro de Semiótica y Teoría del Espectáculo de la Universidad de Valencia, coordinado por Jenaro Talens. Y, por último, ya en nuestra zona geográfica, destacamos la creación en 1986 de la Asociación Andaluza de Semiótica por iniciativa de Jorge Urrutia y que comanda, hoy día, la profesora Genara Pulido; íntimamente ligada a esta Asociación se encuentra la revista Discurso (1987), su órgano de difusión de artículos científicos y en el que se han publicado reflexiones relevantes, como veremos, en esta esfera narratológica.
[7] Resaltamos algunas de sus obras fundamentales, por lo demás, tanto en la síntesis histórica de las teorías narratológicas, en algunos casos, como, en otros, por lo que aportan al estudio de parcelas que plantean su funcionamiento dentro del texto narrativo. Así, Introducción histórica a las teorías de la narrativa, 1994; El espacio en la novela. El espacio en la novela. El papel del espacio narrativo en «La ciudad de los prodigios» de Eduardo Mendoza, 1999; Suspense y novela, 2002.
[8] Sullà, Enric (1996) (ed.), Teoría de la novela. Antología de textos del siglo XX, Barcelona, Crítica.
[9] Loreto Cantón, Covadonga Grijalva, Celia Sanz, Enric Sullà y Alicia Valverde.
[10] Cabo, Fernando y Cebreiro, María do, (2006), Manual de teoría de la literatura, Madrid, Castalia.
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*Francisco Álamo Felices, doctor en Filología Hispánica, es Profesor Titular de Universidad en el área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Almería (España). Especialista en teoría de la narrativa, la mayor parte de su producción científica se ha centrado en la teoría del relato y sus aplicaciones. Destacan libros como La novela social española. Conformación ideológica, teoría y crítica (1996); El tiempo en el relato. Las categorías temporales en «El lápiz del carpintero» de Manuel Rivas (2002); Diccionario de Teoría de la Narrativa (2002) y Los subgéneros novelescos (Teoría y modalidades narrativas) (2011). Por lo demás, tiene publicados artículos en revistas de acreditado prestigio en este campo del conocimiento.

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