INMUNIDAD
Por Hernán G. Méndez *
I
Yo hablé con Nanda por teléfono
Un día antes de morir por segunda vez.
(Ella me dijo que me hiciera sentir adondequiera que fuera.
Manifiéstate.
No te pierdas.
Sé santo que obras milagros favorables a tus amigos.)
Esto es posible.
Me digo y me he dicho: la energía no se crea ni se destruye. Se transforma.
Nos quedamos a pesar de partir.
II
Oficiaré el matrimonio de Miguel.
El nombre de la prometida se me escapa.
No.
Miento.
No sé cuál es.
(Fui nombrado telefónicamente.)
Miguel pronuncia estas palabras cuando conversamos por este medio:
Te conozco por lo que dicen mis amigos con quienes compartes.
Te llamas Alberto.
Espero tu llegada pronto.
Se comenta que arribarás a Umbrella House el 25 de abril del año presente.
Se oye que vas a pintar y escribir si puedes.
He desistido de involucrar a un médium distinto en el rito.
Sé de tus dos muertes recientes.
Me han descrito los recursos.
Has salido triunfante en una oportunidad y en otra.
Eres resucito doblemente
(24 de enero y 11 de marzo).
Nos imaginamos la ceremonia en la terraza del edificio.
Nos queremos en este día en el jardín que James cuida allí.
Subiremos a pie de primero hasta último de los pisos.
Yo me figuro a Liliana encabezando el ascenso.
Ella lucirá el vestido que compramos juntos.
Sus zarcillos serán los pendientes que yo elegí:
Dos perlas del Mar Caribe de República Dominicana.
Estoy muy contento.
Mi prometida llegará de Chicago en breve.
(Esto sucederá previamente a tu venida.)
Liliana es bailarina profesional.
La vez de nuestro casamiento yo tomo en la mía la mano de mi amada y los ojos se me salen de
sus cuencas.
Palpitaciones estremecedoras me sacan del pecho el corazón casi.
Nuestra alegría será porque tú ser santo nos bendices.
De ti se oirá que no vamos a estar unidos por siempre.
El matrimonio es el fin del amor y el comienzo del tedio.
Hay que practicar álgebra booleana.
En especial el capítulo referido a teoría de conjuntos:
No os ocuparéis sino de mantener vuestras intersecciones.
Esto será lo único que comprometan en este negocio.
No olviden que se pertenecen en sus convergencias.
Sois socios, no propiedad exclusiva uno del otro.
III
‘¿Ingirió 100 mg de valium y no sufrió infarto alguno?’.
Me dijeron muchas cosas
Cuando resucité por primera vez;
Félix Giraldo
(Médico internista quien recetó incrédulamente la fórmula suicida):
La droga genérica no sirve.
Mi hermana se lleva a la boca una cápsula diaria de valium y en la noche se abandona confiada a
sus sueños:
Yo soy quien prescribe esta dosis y no temo consecuencias nefastas.
Astrid (psicóloga emparentada conmigo por vía política):
Acto fallido.
Este hombre no se quiere más aquí pero no se desea tampoco en sitio diferente.
La secretaria de Mauricio mi amigo y odontólogo:
Usted tiene un corazón muy fino;
Vea, octogenario y todas las pepas que se tomó no provocaron el paro cardíaco que esperábamos.
William Álvarez, el médico amigo de Mónica mi hija
(Eminencia científica de talla mundial):
Alberto, tu hígado merece seguir vivo.
Eres dueño de un metabolismo único.
Definiste de nuevo la palabra resistencia:
La capacidad de tu corazón alcanza apenas 35 %.
Son dos de cuatro los bypasses que te quedan buenos.
Sumas asimismo dos trepanaciones y la pócima ingerida te ha emborrachado solamente.
Una señora en el barrio Santa Lucía:
Ah. Usted es el sobreviviente.
No. Yo que no: el resucitado
O un vuelto a encarnar a edad adulta más poderoso todavía que Cristo ya que este trabajo me
exigió dos horas y no tres días.
Darío Vélez dizque:
¿Vos por qué crees que no surtió efecto lo que te medicaron?
Mi respuesta:
Por trasegar por cuanta parte ha habido en vicios y estados corporales.
A raíz de las doce horas diarias que corrí tras pelotas de fútbol de mi edad de 7 a mis 15 años.
Debido a todas las carreras que hice de mi adolescencia a mitad de mis sesentas de lunes a viernes
durante una hora.
Gracias finalmente a las caminatas que no he cesado de practicar desde el día de mi primer infarto
hasta la fecha.
(En un comienzo me agitaba apretando el paso.
Me percaté después de que no necesitaba cultivar sino mantener.)
Esto me permitió el consumo diario de cuatro cajetillas de cigarrillos de mis 24 a mis 40 años.
Amén del cartón de bazucos que quemaba una vez la noche sobrevenía
(Combustible gastado sosteniendo sexo enfermizamente).
A Dios no debo ninguno de estos favores.
Otras voces observaron:
Vamos. Vuestra merced es un espanto.
Paradoja:
Usted respira y anhela y veo que come también
Pero no está tan vivo como muerto.
Este atentado contra usted mismo evidencia lo carente que se encuentra de paz espiritual.
Uno se va cuando el Señor decide.
Uno no se muere aunque quiera.
En el Tao los suicidas son almas que vagan por el mundo sin consuelo.
En el suicidio se incurre cuando la existencia se vacía de sentido.
De este acto hay que temer sus estragos sobre la salud.
Hierba mala no muere.
IV
Me he intentado despedir de este mundo en dos ocasiones.
Los ensayos a que me abandono no han coronado sin embargo el éxito.
Me recetaron 100 mg de valium la primera vez, mas sus oficios mortales no me afectaron
No obstante acatar consejo de beber vodka para que mi muerte sucediera pronto y sin falta por
manifestación de un paro respiratorio que precipitaría el infarto aguardado
(No vi luz en el final del túnel. No hay de hecho ni túnel ni punto luminoso que ciegue nuestra vista
mientras nos acercamos a lo hondo.)
En la oportunidad siguiente y última hasta ahora
De Herman Moreno recibí la fórmula mortal
(Él, médico especialista en cuidados intensivos,
Mano derecha de Rodolfo Llinás en sus investigaciones sobre el origen del pensamiento humano;
Además de conferencista internacional):
Me inyecté vía intravenosa 20 mg de morfina, 100 mg de cloruro de potasio y 700 mg de tramal
disueltos en 500 ml de solución salina.
Soñaba un viaje de partida plácido que culminó cinco horas después en un despertar súbito a
renglón seguido del cual me puse a oír un programa cultural de radio.
Me asaltaron ganas de trasbocar poco luego.
(Una toalla blanca recibió el vino tinto que bebí previamente a este suicidio cometido).
De la cama me levanté a orinar a las 4 y 50 A.M. como de costumbre.
Cerca del mediodía tenía casa arreglada y almuerzo hecho.
Leí en la tarde poesía de Walt Whitman.
Especialistas de la salud que me habéis prescrito estas recetas fatales e infalibles;
No os preocupéis.
No he padecido efectos colaterales.
Hígado y riñones me trabajan a la perfección.
Presión en mis arterias es óptima.
Félix: en mi segunda oportunidad ingerí droga de marca y pasó lo mismo.
Herman; me parece que por boca de Catalina Santamaría sabes ya lo acontecido.
¿A qué se debe tu silencio?
V
Me dijeron muchas cosas
Cuando resucité por segunda vez;
Juan Carlos mi hijo:
Vos no trabajás a 9 sino a 18 voltios.
La secretaria de mi odontólogo y Lizeth coincidieron:
Usted está cruzado.
Ah dosis tan grande la cantidad de drogas que se inyectó y salió ileso.
[El mal no te entra.
Balas se te disparan y son repelidas por tu cuerpo.
Hojas de navajas y puñales se doblan.
Los encantos no te embrujan.]
Miguel; hombre nacido a mi fe, dueño de apartamento en Umbrella House:
Eres un santo.
Mi sobrina Clara María Arango Toro;
Galena especializada en medicina interna y endocrinología,
Profesora de la Universidad de Antioquia:
No. Mi tío es muy difícil de matar.
Se ponen a recetar una cosa y otra, ignorantes de sus antecedentes.
Alberto:
Nada te hace daño por todo el vicio que consumiste a lo largo de tu existencia.
ÑAPA
ADVERTENCIA
Mis aleteos de mariposa provocan huracanes;
(El agua se levanta allí rabiosa e inunda despiadada costas de tus continentes.)
Hago mandados a peso y mandaditos a pesito.
Sufrimos a causa de las consecuencias de nuestros actos.
Conozco el hampa desde el Club Unión hasta el Barrio Antioquia.
Sigo el mismo cuando me arrebato de manos de la muerte y resucito:
Teme terrícola mucho más sobresalto de las colas de peces de mis océanos.
DEDICATORIA
A Juan Carlos Arango
Para Alberto, científico perverso y maledicente,
Dáimones,
‘Dios mío mismo’,
Ponedor de bombas
Y vida hecha furias de iconoclastia…
Vivió como quiso
(Murió de este modo igualmente.)
Se cumplieron sus vaticinios:
Nos demostró que detentamos propiedad exclusiva sobre nosotros mismos cuando tomó la
decisión de no estar más aquí
Este autor —como es de inconveniente—
¡Cuántos peligros no encierra!
(¡Cómo sabe corromper el criterio y falsear las voluntades!)
Amigo, no abras este libro
No busques reveses
No apuestes en tu contra
No caigas preso de tiranía ajena
Deja que el agua turbia avance sola
Sigue transcurriendo soberano y plácido en el éter
____________
* Hernán G. Méndez. Antropólogo. Se ha desempeñado como asesor y consultor de entidades de carácter público y privado. Fue profesor de la Universidad de Antioquia, desarrollando las cátedras Teoría de la Cultura, Seminario de Cultura General y Teorías Antropológicas Contemporáneas. De 2006 a 2008 lleva a cabo a favor de la Organización Indígena de Antioquia (OIA) las investigaciones Indígenas en Situación de Ciudad y Jurisdicción Especial Indígena. En 1994 elabora en beneficio del Centro Colombiano de Estudios de Lenguas Aborígenes (CCELA) cuestionario lexical relativo a población karihona, grupo asentado en el Noroccidente Amazónico Colombiano. En 1998 efectúa investigación para el documental Serranía de Chiribiquete, auspiciado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). En 2009 se desempeña como investigador asistente en excavación arqueológica en el suroccidente de Medellín, financiada por la Universidad Adventista de Colombia. Entre sus publicaciones figuran Frontera, Integración y Diferenciación Étnica en el Piedemonte Amazónico: Aporte de los Karihona a una problemática regional en germen y Medellín Indígena: Desafío a la Democracia Participativa (en preparación).
Inmunidad se trata de un díptico compuesto por dos cuerpos: inmunidad y ñapa. El primero ha sido escrito en coautoría con Alberto Arango, un personaje tan real como imaginario. El segundo de estos cuerpos pertenece íntegramente al autor, un personaje tan real como imaginario. Real por imaginario.