ES VETUSTO
Por Javier Miró*
(sonando tono de llamada)
—MANAGER: Aló.
—(FAMOSO FUTBOLISTA): Hola Luis ¿no?, soy yo, X, osea yo.
—M: Hombre (ponga aquí apelativo cariñoso), que alegría saber de ti. ¿Qué tal, todo bien?
—FF (con voz un tanto lúgubre): Sí, bueno, no. No sé ¿no?
—M: Ajá. Pues ahora mismo me pillas un poco justo de tiempo y te tengo que colgar. Ha sido un auténtico placer saber de ti. Dale un beso a tu mujer de mi parte y…
—FF: Lo dejo.
—M:¿Qué?
—FF: Que me retiro, bueno, no, osea sí. Ha sido muy duro llegar hasta aquí, pero con la ayuda de nuestra afición lo he conseguido ¿no? Osea que me voy.
—M: Un momento. ¿Cómo que te retiras? Si tienes un contrato en vigor y además sólo tienes 26 años.
—FF: Sí, pero osea, no. Que estoy cansado ¿no? Ya no aguanto más esta localización.
—M: Situación.
—FF: Eso. No me gusta y lo dejo, bueno, no. Que me voy.
—M: Pero vamos a ver chico, dime de qué estás cansado tú si vives sin trabajar, haciendo lo que te gusta, y con más dinero del que podrías gastar en cien vidas.
—FF: Tienes razón, no lo dejo. Bueno, sí. Osea no. No me líes. Que estoy cansado de esta farsa del furbo ¿no? Que es todo una mermelada.
—M: Mascarada.
—FF: Eso sí, bueno, no.
—M: Mascarda, farsa. ¿Dónde has oído esas palabras? No son propias de un futbolista de tu clase.
—FF: No las he oído ¿no? Bueno sí, osea, las he leído en un libro.
—M: ¿Un libro? ¡Ya estamos otra vez! Vamos a ver chaval, ¿no os tenemos dicho que bajo ningún concepto leaís nada? Que eso no sirve para nada, y que es propio de gente pobre. ¿Acaso no te lo enseñaron cuando te subieron al primer equipo?
—FF: Sí bueno, no. Ha sido un partido muy disputado, pero la eliminatoria sigue abierta para la vuelta en casa, que con el apoyo de la afición esperamos conseguir la victoria ¿no? Digo, no me líes. Estoy harto del furbo y no lo aguanto más. Es no justo.
—M: Pero ¿qué es exactamente lo injusto? Vives como un marqués sudando sólo un poquito de vez en cuando. Eres rico y famoso, tienes todas las mujeres que se te antojan, y has ganado todos los títulos habidos y por haber. ¡Eres campeón del mundo, por el amor de Dios!
—FF: Si bueno, ¿no? Todos los partidos están amañados ¿no? Y eso es muy grave ¿no? Porque no me sirve de nada ser campeón de muchas cosas si todo es mentira ¿no? Es vetusto.
—M: Injusto.
—FF: Eso, sí, bueno, no. Pero vivimos en un mundo injusto donde unos pocos como yo lo tenemos todo, y mucha gente otra gente no tiene nada, ¿no? Vecinos de mi barrio de toda la vida están perdiendo sus casas, ¿no? Y eso es injusto, como cuando el árbitro pita fuera de juego y no es fuera de juego ¿no? Porque cuando es fuera de juego pues no pasa nada ¿no?, pero si no es fuera de juego entonces es como si fuera fuera de juego en realidad ¿no?, y en realidad no es fuera de juego ¿no? Y eso es injusto, porque si no fuera fuera de j…
—M: Vale, vale, ya he entendido el concepto. Con respecto a la gente pobre, voy a repetirte lo que os decimos a todos los futbolistas de élite, y algo que deberías saber de sobra. Es la regla número uno. No os metáis en temas en los que no os llaman sin permiso. ¿A que no has visto a ningún periodista preguntarte por todo eso que me estás diciendo? ¿A que no?
—FF: No, bueno, no. Osea no. Pero no me importa. Ya es hora de que alguien diga las cosas claras ¿no?
—M: Muy bien, haz lo que quieras. Pero si vas a decir algo vas a dejar mal a mucha gente que se ha portado muy bien contigo; que te ha facilitado mucho las cosas en estos años; que te ha encubierto cuando ha sido necesario.
—FF: ¿Qué quieres decir?
—M: Me refiero a esas fiestecillas a las que tanto te gusta ir con tus compañeros. Allí no faltan putas ni alcohol, ni drogas, precisamente. Eso es algo que todos conocemos y de lo que nadie habla, para protegeros de la prensa y no se entere, por ejemplo, tu mujer. Incluso lo tapamos si hay alguna menor de edad correteando por allí. Y con menor de edad no me refiero a 17 o 16 años. Tú sabes a lo que me estoy refiriendo.
(silencio)
—FF: Bueno sí ¿no? No me importa. El fútbol es once contra once ¿no? Osea que soportaré esa larga ¿no?
—M: Carga
—FF: Eso
—M: De acuerdo, eres un tipo valiente que puede afrontar lo que le venga. ¿Y si incluso con ello tienes que descubrir lo que hacen tus compañeros?
(silencio prolongado)
—FF: Sí, bueno no, osea no me importa ¿no?
(el Manager respira hondo)
—M: De acuerdo chico. Que sea como tú quieres. Pero te advierto una cosa, si sigues adelante estarás solo. Y me refiero a que ya no estaré yo ni nadie que se encargue de encubrir tus positivos por droga o por doping. Ya sabes, esas inyecciones que te metes para correr incansable la banda y de las que nunca aparece ni rastro. Todo eso que te he dicho y mucho más va a empezar a salir como sale la mierda por una cloaca atascada. Y dime chaval, cuando todo eso salga a la luz ¿a quién crees que va a creer la gente: a un pobre loco afectado por años y años drogándose, poniéndole lo cuernos a su mujer con putas menores de edad, y dopándose hasta más no poder, o a la afamada, respetada y reputada institución que sostiene el ánimo de todo este puto país?
—FF: Bu, bu, bueno ¿no? Osea, no hace falta ponerse así ¿no? El míster es el que manda y estamos todos a muerte con él. En el vestuario somos una piña ¿n—n—no?
—M: Veo que empiezas a comprender. Ahora voy a colgar este teléfono y voy a olvidar esta conversación. Y tú vas a seguir con la vida de puta madre que hemos elegido para ti. Y así va a seguir ¿ok?
—FF: okey
—M: Muy bien. Y recuerda, los futbolistas a lo vuestro. Vuestras fiestas y vuestras drogas, y de opinar de política, economía, justicia, o demás, ni hablar. ¿Entendido?
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* Javier Miró es escritor español, nacido el 6 de enero de 1981 en Sevilla, España. Desde muy joven se sintió atraído por las letras, escribiendo su primer libro a los trece años. Estudió Historia en la Universidad de Sevilla. Ha vivido en Málaga y en Toronto (Canadá). Ha escrito las novelas Rebelión (2009, republicada en 2012), La Cacería (2010) y Acción Evasiva (2011). Ha escrito también cuentos, micro-relatos, sketchs de humor y guiones televisivos.