Por otra parte, Mario Infántez, el joven y pícaro futbolista, ahora más exitoso que nunca, se reúne con el maquiavélico y perverso doctor Cerrillos. Éste requiere de su imagen para seguir entornillándose en el poder junto al fantoche Fujimori y con el pretexto de la modernización, rematarán el Perú al mejor postor.
En el capítulo dos quien nos narra la historia es Rubén. Julia triste y decepcionada le cuenta sus amoríos con Mario Infántez y del vil engaño de éste. Rubén será ese paciente enamorado que tratará de consolarla con la esperanza de tener en algún momento su oportunidad.
Rubén es otro de los personajes que va creciendo en importancia. Había llegado a Farrars Airlines, gracias a la benevolencia de míster Farrars. Tuvo que aprender inglés a la fuerza, tanto así que en sus intervenciones nos sorprenderá con sus frasecitas en inglés y como todo apasionado será un oyente fiel del programa radial «La Hora del Recuerdo». Es fan número uno de la agrupación uruguaya Los Iracundos, a pesar de la opinión contraria de sus compañeros.
Sin saberlo, ellos se estaban dando una situación en la que poco o nada podían hacer para evitar la tragedia que se avecinaba.
Aparte de Johnson, cuya presencia es sinónimo de despidos, se adjunta la muerte de míster Farrars. Desde ese momento la compañía quedará en manos de Billy Farrars, éste, aunque lo negara constantemente, esperaba el momento ideal para deshacerse de la Compañía. El momento llega cuando uno de los aviones se estrella cuando estaba yendo rumbo a Argentina. Desde ese momento la suerte de los trabajadores, en especial del equipo de Reservaciones, cambiará por completo.
El gobierno de esa manera se hace del control de todo para posteriormente rematarlo. Cerrillos, como parte del plan manejará su antojo a las figuras del momento. Mario Infántez y Félix Rivasplata representarán a los artistas nacionales vendidos al régimen dictatorial, el lema para todos ellos será «yo creo en el Perú», y todo aquel que no concuerde con ese proyecto será despedido o silenciado.
Rubén, desilusionado, intentará asesinar a Johnson, pero es débil. Johnson por su parte se inhibe de toda culpa, a su favor dirá que los culpables eran ellos mismos por no haber formado un gremio, y es allí cuando uno se acuerda de Teacher y su intento, en el pasado, de formar un gremio, nadie lo había apoyado, su atrevimiento le costó caro.
Rubén ya sin trabajo y sin la menor posibilidad de estar con Julia, y a sabiendas que se había acostado con Mario Infántez, Scheiber de don Benito, Esteban Ubilluz y hasta con el despreciable Johnson, no tiene motivos para permanecer en el Perú, prefiere irse a New York y de administrativo pasa a ser un simple lavaplatos.
En el capítulo tres nos encontramos con Johnson en New York. Con la nostalgia de los tiempos idos, quiere regresar al Perú. Por intermedio de Rubén se entera de que Julia tiene un hijo rubio, igual que él.
Gracias a un golpe de suerte, y al doctor Häusser, se cura de su mal milenario, el asma. Cuando todo parecía ir de lo mejor, el pobre Johnson se nos muere en el único lugar donde no debería morirse nunca, el país natal de su papá se convertirá en su última morada.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Los personajes están fuertemente ligados con el contexto social y político que se da en el Perú. En muchos de los casos, los personajes se ven «arrastrados» por la realidad en la que se desenvuelven. Esto lo comprobamos en cuentos como «preguntas y respuestas», donde el personaje, gracias a su conocimiento, gana el premio mayor, pero su felicidad durará poco porque cuando quiere gastar su dinero será víctima de la ironía de la crisis económica que vive el Perú, a merced del gobierno aprista.
El narrador personaje del cuento «Ladrón de Libros», de igual manera, vive fuera del orden establecido. El personaje va perdiendo su estatus, primero de estudiante, y luego de ciudadano. Homero y Don Tato siguen la misma suerte, son sujetos corridos por la justicia. En el cuento «Abril» encontramos al personaje agobiado por los celos, no puede soportar la vida liberal de Leonor, su expareja, no soporta verlo con otro, la asesina. Dada la crueldad del crimen, se culpabiliza a Sendero Luminoso.
En la novela «Tres cosas hay en la vida», Johnson, al igual que el ladrón de libros, también es un estudiante que se hace de una beca, mientras que el primero se dedica a la vida disipada y poco responsable. Johnson es un muchacho esforzado, víctima de la discriminación. Como sujeto simbólico es el fiel reflejo de un país en total contradicción.
Uno de los puntos fundamentales en la narrativa de Jorge Cuba Luque es la irrupción precisa y certera del contexto social-político. El autor nos muestra la punta del iceberg de ese Perú complejo, plagado de conflictos, con personajes que en muchos casos son víctimas de una realidad adversa.
En este largo proceso nos damos con un autor que va consolidándose con cada intento narrativo. Su dominio y conocimiento de ese escenario limeño de los 80 y 90, la trama compleja y múltiple, enlazados con personajes conflictivos, hacen de Jorge Cuba Luque un narrador a tener en cuenta dentro del proceso de la literatura peruana y latinoamericana.
LA DESPEDIDA
Cuatro horas se habían difuminado sin que nos diéramos cuenta, en todo ese tiempo nuestro autor peruano se había metamorfoseado en todos esos personajes entrañables de sus libros, por un momento pensé que incluso él mismo era personaje de una novela inédita.
Contentos, y casi levitando, nos desplazamos lentamente por Saint-Germain-des-Prés con dirección hacia Saint Michel. El cielo inmenso de París nos había caído encima y las no tan pocas copas de vino nos habían fortalecido grandemente el espíritu. Qué bien me sentía, y pensar que no había cosa más extraordinaria que sentirse vivos; poseídos por un enigmático hechizo y con la voz inconfundible de Léo Ferré de fondo, pensé por un segundo que en ese momento las tres cosas en la vida, (salud, dinero y amor) nos sonreían en su máximo resplandor, aunque fuera por ese instante eterno de felicidad.
La despedida fue con recíproca cortesía, y antes que Jorge Cuba Luque desapareciera y formara parte de la penumbra y el vacío, pensé nuevamente en el joven peruano ladrón de libros, en Madame Gonçalvez, en Tato, en Johnson, en Julia, en Rubén, estos personajes, por un segundo, mientras subía al metro con rumbo a mi buhardilla, me parecieron más reales que cualquier otro de carne y hueso.
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* Abraham Prudencio (Perú, 1979). Candidato a Doctor en literatura por la Universidad Paris X- Nanterre. Magíster en Literatura General y Comparada por la Universidad Paris III -Sorbonne Nouvelle. Licenciado en Literatura Peruana y Latinoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado La vida no vale nada (relatos, 2005) El día de mi suerte (novela, 2006), Hojas de Otoño (nouvelle, 2009), Atahualpa, el inca que nunca muere (ensayo, 2011), Ella soñaba con el mar (nouvelle, 2012), El olvido de tu nombre (relatos, 2013). Ha dictado conferencias como profesor invitado en la universidad Paul Valéry-Montpellier 3, Complutense de Madrid y en Cambridge of University. Asimismo colabora en diversos medios literarios. Ha sido finalista del Premio Internacional Juan Rulfo 2008. Radica en Francia. Blog: https://abrahamprudencio.blogspot.fr/