Literatura Cronopio

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SE QUE TE ENCONTRARÉ EN ESAS RUINAS

Por Laura Campos Encinales*

Bogotá, Agosto 30 de 2007, 11: 58 pm. Me encuentro aquí, sola, en el tercer piso de una casa a la que no pertenezco, en un cuarto oscuro en donde a través de unas persianas grises puedo vislumbrar lo extraña que luce la calle esta noche. A medida que transcurren los segundos recuerdo aquella profecía a la cual hemos temido todos los bogotanos durante siglos, gracias a esa inmensa tradición oral que cobija a nuestra cultura. Las tazas de café que he tomado para mantenerme despierta reposan sobre una mesa a la espera del más mínimo movimiento para derramar el poco líquido que contienen y ser destruidas luego de chocar contra el piso.

Un piso liso, sucio y frío que parece predecir lo que en unos minutos está por ocurrir, es el que ahora me sostiene, el que en unos pocos minutos dejará de sostener una vida que nunca pudo ser descifrada, una vida plana, fría y desolada. Ahora sólo pienso en cómo escapar de aquí para intentar prolongar esta desgracia, que a fin de cuentas de una u otra manera acabará conmigo y esta eterna condena que cargo a cuestas. Positivo. Esa expresión que para muchos evoca lucha y perseverancia ante toda dificultad, despierta en mí las más oscuras pasiones, impulsándome a acabar contigo en lo más recóndito de este infierno, para así dar fin a lo que un día pudo llamarse amor.

La escalera resulta siendo mi primera opción, ya que al ser de madera me permitirá deslizarme con mayor facilidad hasta conseguir caer por uno de los huecos que separa un escalón de otro. Aquellos huecos por los que siempre he temido caer pero que ahora parecen ser mi única salvación, puesto que en este momento así deba intentar vivir, lo único que deseo es desaparecer por uno de esos tantos vacíos que reposan en mi interior.

Inseguridades. Inseguridades que tengo luego de conocer la seguridad. Seguridad en mí misma que descubrí al momento de agarrar lápiz y papel e intentar expresar sentimientos, conflictos e inseguridades. Aunque resulte contradictorio, en todo ser humano habitan tanto inseguridades como seguridades, debido a que cuando alcanzamos la seguridad en nosotros mismos somos capaces de reconocer nuestras inseguridades y cuando las reconocemos caemos de nuevo en ellas, para así retomar de nuevo esa seguridad de la que tanto carecíamos.

Entonces me pregunto, ¿por qué temer a la muerte si, como dice aquel griego del que el nombre no recuerdo pero su legado llevo siempre en mi mente, ésta no nos concierne, «ya que mientras nosotros somos, la muerte no está presente y cuando la muerte está presente, entonces nosotros no somos»?

Ahora, todo
a mi alrededor se
mueve,
todo cambia
de lugar, se transforma o
deja de ser.

Los lápices caen al piso y las hojas
flotan como lo hacen
las de un árbol
en época de otoño,
en donde las
noches son
más
largas que los
días y éste parece
morir
a medida que su vida se hace pedazos.

Alcancé a agarrar
un lápiz que estaba a punto de
caer
y me encuentro escribiendo en la pared,
sobre cientos de
grietas que, a mi parecer,
muestran la infinidad de caminos
que mi vida podrá
tomar luego de que hayan
pasado
estos instantes
de intenso pánico
en que me encuentro.
____________
* Laura Campos Encinales es estudiante de quinto semestre de Ciencia Política en la Universidad Javeriana de Bogotá. Realizó una publicación titulada Anatema que incluía crónicas, cuentos y análisis literarios. El año 2009 trabajó para el actual ministro de hacienda (Juan Carlos Echeverri) realizando reseñas acerca de temas políticos.

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