Cronopio Reflexión

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LOS CUENTOS DE HADAS

Por María del Rocío Vallejo Alegre*

Uno de los trabajos más importantes del psicólogo Bruno Bettelheim es el «Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas» donde aborda el estudio de dichos cuentos y su influencia sobre la educación de los niños. Para él, los cuentos de hadas les dan a los niños la oportunidad de enfrentar sus más grandes angustias. Este es el primer mensaje del cuento que captan los niños: «no, tú no eres el único que tienes que soportar una suerte que te parece tan terrible. Mira a la Cenicienta, es la más insignificante, la más maltratada de la casa y, finalmente, será superior a todos los demás. Tú también vas a salir de eso» [1].

Para Bettelheim, la magia de los cuentos de hadas radica en permitir que el niño acepte una terrible realidad como la muerte, la ambición, la vejez, la enfermedad… y le ayuda a descubrir que dentro de él existe la determinación para sobreponerse y salir victorioso. El objetivo del cuento de hadas es dar confianza (tiene un desenlace feliz) con una solución aceptable y esta característica los diferenciará de los cuentos mitológicos con sus finales trágicos y de las fábulas moralizadoras.

Definitivamente, después de un año con esta pandemia, no solo los niños —sino todos los seres humanos— necesitamos un «cuento de hadas» que nos permita recargar nuestras baterías y sobreponernos para salir victoriosos. Al igual que muchos de ustedes, mi escape favorito dentro del aislamiento han sido los libros, las series de televisión y las películas. Los tres medios nos permiten salir de casa y volar a mundos distantes sin riesgo de contagio. En mi caso particular me ha permitido viajar al pasado y gozar del recuerdo de cuatro historias que marcaron la vida de mi abuela, mi madre, mi hija y la mía. Tristemente, solo una historia es realmente cuento de hadas con un final feliz. Hoy, cuarenta años después y con más información, recordar aquellas historias tan queridas me resultó agobiante. La ambición del ser humano, pareciese que transforma todas las historias en cuentos mitológicos con finales trágicos.

Empecemos por el principio, por el inicio de este recorrido por mi pasado. Todo comenzó con mi querida amiga Rosette. Me ofreció un libro que juzgó debería ser de mi interés: «The Crown of Mexico» por Joan Haslip [2]. He de confesar que el título me llamó la atención, por la semejanza del título con la serie de televisión que estaba viendo con mi esposo, «The Crown». Sin embargo, con la imagen que tenía de los dos emperadores mexicanos, Agustín de Iturbide y Maximiliano de Habsburgo, no me apetecía en lo más mínimo su lectura. Bajo la insistencia de mi amiga y por complacerla acepté leerlo.

Joan Haslip hace un recorrido histórico apasionante en su obra, apoyada en una bibliografía ejemplar. Nos brinda una detallada visión de lo que es la corte Austriaca de 1800 relatándonos con detalle la vida de Fernando Maximiliano desde su niñez hasta su muerte, pasando por todos sus viajes a través de Europa, Brasil y llegando a mi querido México. Evidencia la envidia de su hermano, José Francisco, así como la ambición desmedida de su esposa, Carlota. Estos dos elementos claves que llevarán a Maximiliano a sucumbir ante la manipulación de Napoleón III y su sueño de lograr la influencia francesa en el Nuevo Mundo. Creo que podrán imaginarse los enredos, intereses, intrigas alrededor de esta historia. Pareciese que entonces, al igual que ahora, los hechos confirman la famosa frase de Napoleón Bonaparte: «la ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza».

Lo que resultó curioso es que, al principio del libro, cuando Joan Haslip describe «La familia» de Maximiliano, se menciona a la Emperatriz Elizabeth de Austria, conocida como Sisi Emperatriz. Y es así como he recordado la historia favorita de mi madre, transportándome a mi adolescencia en la casita de la avenida Legaria en la colonia Irrigación, donde aún vive mi padre, en mi querido Distrito Federal, hoy Ciudad de México.

En la década de los 50, mi madre había gozado de una trilogía de películas que convirtieron a Sisi en la heroína de un imperio. Las películas muestran la infancia feliz y cómo criaron a Sisi: fuera de la corte, en contacto con la naturaleza y gozando de libertad desarrollando un personaje antagónico a los valores monárquicos. Además, se hace énfasis en el gran amor que Sisi siente como madre conquistando los corazones del pueblo austrohúngaro. Mi madre adoraba esta historia y solía contármela. Cuál sería la sorpresa para mi madre cuando ofrecieron aquella trilogía de películas que tanto añoraba en la televisión mexicana. Para ser precisa, en el Canal 5, en un segmento titulado «Permanencia Voluntaria». Durante tres domingos seguidos, teníamos la oportunidad de ver cada una de las tres películas. Obviamente mi madre y yo no nos las perdimos y desde entonces estábamos al pendiente en caso de que las repitiesen. No sé cuántas veces logramos verlas, lo que sí puedo asegurarles es que cada vez que teníamos oportunidad de verlas, las disfrutábamos inmensamente.

Desafortunadamente, la verdadera historia de la emperatriz no fue tan glamorosa. «Nunca encontró su sitio en la rígida corte de Viena y vivió presa de la melancolía hasta su trágica muerte» [3]. Nunca hablé de esto con mi madre, no sé si ella sabía que las películas habían falseado tanto la realidad de Sisi. Y qué puedo decirles de la imagen del envidioso e inseguro emperador José Francisco que he descubierto en el libro de Joan Haslip, ¡me ha dejado fría! La historia de Sisi emperatriz que mi madre me enseñó, era un cuento de hadas. Hace tantos años que no pensaba en ella, el recuerdo en un principio me llenó de alegría. La princesa que, por su naturalidad, espontaneidad y por su amor de madre conquistó un imperio. Sin embargo, estos recuerdos pronto fueron minimizados conforme mi lectura de «The Crown of Mexico» continuaba, dejando la historia de Sisi en un segundo plano. La vida de Maximiliano me hizo sentir acorralada y decepcionada, pero sobre todo me ha hecho sentir impotente.

La historia transcurre en 1800, y encontramos las mismas intrigas, la misma ansia de poder y los intereses económicos en manos de unos pocos jugando con las vidas del resto de los seres humanos. ¡Más de 200 años después y no veo que hayamos avanzado mucho! Por poner un ejemplo, veamos lo que hemos vivido en los Estados Unidos estos últimos cuatro años: la serie de manipulaciones y verdades alternativas que se han utilizado llegando al violento 6 de enero de 2021 ,en la sede del Congreso. Y qué pensar de los años que llevan en guerra países como la República Democrática del Congo (desde 1996, 25 años), Afganistán (desde 2001, 20 años), Siria (desde 2011, 10 años) o Yemen (desde 2014, 7). Las vidas que han sucumbido, la destrucción que han causado y las infancias que se han perdido. Pareciese que no aprendemos y tropezamos una y otra vez con la misma piedra, ese deseo desmedido de poder, riqueza o fama, conocida como ambición, rige nuestra existencia.

Con este sentido de impotencia dentro de mí, y no teniendo claro qué hacer con él, decidí adormecerlo y dejar que mis ideas maduraran. Sabía que necesitaba empezar a planear esta reflexión, pero quería escribir sobre algo positivo y definitivamente «The Crown of Mexico» no estaba dándome el material para ello. Resultaba más un cuento mitológico con un final trágico.

Como les comentaba, mi esposo y yo estábamos viendo la serie de televisión «The Crown» que, si bien ha sido criticada por sus inexactitudes históricas, resulta un relato de lo más interesante. Siendo la Reina Isabel el centro de la historia, con 68 años de reinado podrán imaginar la gran cantidad de eventos de los que ha sido testigo y de los muchos que ha sido parte. Así como la gran cantidad de personajes históricos que han desfilado en su vida, como Winston Churchill o la famosa Dama de hierro, Margaret Thatcher. En fin, la serie era un viaje a través del tiempo. De todos estos eventos y relatos, dos historias en especial trajeron nuevamente gratas memorias de mi pasado.

La primera es la historia del Duque de Windsor, la historia favorita de mi abuela. Inmediatamente fui transportada al antiguo departamento de José María Iglesias, a media cuadra del monumento a la Revolución, donde ella vivía. Como comenté en otras reflexiones, poder ir a pasar un fin de semana en su casa era mi aventura favorita. Mientras mi abuela cocía en su máquina Singer enfrente de la ventana en un estrecho pasillo, yo jugaba con pedacitos de tela sobrantes haciendo vestidos para mis muñecas, o a la comidita con una cocinita de latón. No recuerdo cuántas veces me contó la historia: el rey de Inglaterra (Eduardo VIII) se enamora perdidamente de Wallis Simpson, pero como ella está divorciada (dos veces) no se les permitió casarse. El rey la ama tanto que abdica para poder casarse con ella. Para mi abuela fue el triunfo del amor sobre los intereses materiales, el cuento de hadas perfecto.

En contraparte, a mi madre nunca le agradó la duquesa de Windsor para ella era una mujer con una ambición sin límites, por lo que dudaba de sus verdaderos sentimientos y siempre la juzgó como una manipuladora que le costó al duque de Windsor ser rey. No sería hasta el 2018 que El País publicaría un artículo titulado «El verdadero amor de Wallis Simpson no fue Eduardo VIII» [4] dándole la razón a mi madre. La historia tiene un gran encanto para mí, recordando a mi abuela. Aún tengo un viejo libro de ella titulado «La Duquesa de Windsor —Un Imperio por una mujer» por Heinz Cramer, 1957. Sin embargo, será por la influencia de mi madre en su momento que nunca llegó a ser para mí el cuento de hadas que fue para mi abuela.

Continuando con la serie de televisión, llegamos a «La boda del siglo XX, una carroza de cristal, vestido de novia de color marfil, con una cola de 25 metros y más de 10.000 perlas, formaron parte de un cuento de hadas hecho realidad» [5]. En aquel entonces tenía solo 18 años y a la par de millones de espectadores temblamos de emoción al ver que una maestra de Kindergarten se volvía princesa y se rompían todos los moldes. Pero el cuento no terminó felizmente. Pareciese que escucho a mi madre: «¿Sabes por qué los cuentos terminan en “se casaron y fueron felices”? Porque es justamente después del matrimonio cuando empiezan los problemas». Definitivamente la historia de Lady Di no solo seguiría el presagio de mi madre, sino que desembocaría en un divorcio y terminaría en su drástica muerte. Otro falso cuento de hadas… sin un final feliz.

Resulta interesante que justamente a principios de este año el Palacio de Buckingham confirmó que el príncipe Harry, el hijo menor de Lady Di y su esposa Meghan no continuarán trabajando para la Familia Real Británica. De acuerdo con una reciente entrevista con Oprah [4] el príncipe Harry, no quería que Meghan viviera el acoso que vivió su madre por la prensa y por miembros de la familia. El príncipe Harry y Meghan han puesto los sentimientos por encima de los títulos. Quizás ellos sean los que realmente conviertan el cuento de hadas en realidad. Aunque para algunos, la salida de Harry y Megan es el triunfo de la ambición de algunos miembros de la familia. ¿Quizás la vida real nos puede brindar cuentos de hadas? Pero todo depende en qué momento detenemos el relato.

Esta idea estaba dándome vueltas en la cabeza, cuando curiosamente, mi hija Marimar que cena con nosotros prácticamente todos los miércoles, se le ocurrió que viéramos su película favorita de niña, «Mulán». Nos resultó una petición un poco extraña, pero aceptamos. ¡No sé cuántos años hacía que no veía esta película! Recuerdo como si fuese ayer cuando se estrenó, 1998. Mi pequeñita tenía 5 añitos y mi hijo tenía meses tan solo. Fue la primera salida que hicimos las dos solas, desde que su hermanito había nacido. No puedo olvidar como lloramos de la risa en aquella gran aventura. Obviamente cuando la película salió en video la compramos y fueron numerosas veces las que la vimos en casa. Mi hija tiene ahora 28 años, imaginarán cuantos años hace que dejamos de ver las películas de Disney. Este cuento de hadas, como dice Bettelheim, enseñó a mi hija que por ser mujer no debe ponerse ninguna limitante; y en su vida ha hecho mérito de ello. Definitivamente este es un cuento de hadas.

Necesitaba empezar a escribir esta reflexión y el material que tenía no era precisamente lo que esperaba. Hermosos recuerdos, no me mal interpreten, pero ¿qué tenían estas cuatro historias en común? ¿Solo los cuentos de hadas tienen finales felices? Quizás darle la razón a Napoleón y reconocer que la ambición en la vida real lleva ganando la mayoría de las batallas. Quería compartir con ustedes optimismo, alegría, ilusión y me estaba sintiendo impotente de sentir estos sentimientos y mucho menos de compartirlos con ustedes.

Con la frustración del momento y tratando de despejar mi mente, tomé un libro que mi padre me había regalado muchos años atrás y, por azares del destino, no había leído. Estaba en mi mesita de lectura, junto con varios libros que tengo esperando a tomar turno para su lectura. ¿Por qué tomé este en particular? No lo sé. El libro aún estaba con el plástico protector y sin mucho interés leí el título: «Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado». Comprenderán mi sorpresa, yo tratando de reflexionar sobre las historias y los cuentos de hadas y de pronto esa frase tan famosa del final de numerosos cuentos estaba en mis manos… «Colorín colorado este cuento se ha acabado», pero en esta ocasión utilizaba el adverbio de negación «NO». Obviamente desenvolví rápidamente el libro y empecé a leer. «Era una noche muy fría, tal vez la más fría de todas las noches…» [7].

Será por el aislamiento de la pandemia, será por mi edad o será por azares del destino, pero qué casualidad que estas cuatro historias revivieran en mis recuerdos durante los primeros meses de 2021. Qué casualidad que buscando transmitir un mensaje positivo me hubiese hundido en un sentimiento de impotencia nada agradable de compartir. Qué casualidad que «y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado» llegase a mis manos para finalizar esta reflexión.

El libro tan pequeñito, de solo 149 páginas, de una lectura tan sencilla… y con un mensaje tan poderoso. Odín Dupeyron le da el poder a la protagonista, la princesa Odalis, de no terminar el cuento en un momento feliz para sorpresa del propio escritor y lo que sería un cuento de hadas con un final feliz se transforma en una historia que de acuerdo con el Dr. Federico San Roman, nos brinda la oportunidad de comprender cómo «nos vamos diseñando nuestra vida, para bien o para mal, y de esa manera somos escritores y protagonistas del libreto existencial» [7].

Si bien para Bettelheim la mágia de los cuentos de hadas radica en permitir que el niño acepte una terrible realidad como la muerte, la ambición, la vejez, la enfermedad; y le ayuda a descubrir que dentro de él existe la determinación para sobreponerse y salir victorioso. Dupeyron en «Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado» nos brinda la oportunidad como adultos de aceptar la vida y cómo somos protagonistas y escritores de ella.

«Que no podemos tener el control sobre todas las cosas. Nada es del todo seguro. La vida se debe vivir desafiando constantemente a lo desconocido, porque la vida no es estática, va cambiando constantemente». (84)

«De lo único que puedes estar seguro es de que en algunos años ya no estarás aquí, disfruta lo que tienes. Hay ocasiones en las que sólo necesitas ver un poco más allá parta darte cuenta de que hay todo un mundo de maravillas, de opciones y de variedades, un mundo lleno de posibilidades». (86)

«La vida está hecha de eternos comenzares. Sabes que la vida es una gran aventura, ¡Vívela!». (141)

«Es evidente que la vida no se acaba hasta que se acaba, que hay que vivir hasta el final, sean las circunstancias que sean, porque mientras hay vida siempre, siempre, siempre, habrá un cuento que contar. Y colorín colorado este cuento, ahora sí ya se ha acabado». (149)

Y nos enseña que la vida, a diferencia de los cuentos de hadas, sigue hasta que se acaba. Así que depende de nosotros superar cada tropiezo, levantarnos en cada caída y gozar cada amanecer.

REFERENCIA:

«Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado» (novela)

Odin Dupeyron

Grupo Odin Dupeyron, S.A. de C.V. Editorial Desidente, 2007

ISBN: 978-968-9435-00-6

NOTAS:

[1] WordPress, Entrevista a Bruno Bettelheim «Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas», por Francisco López Moreno / 13 diciembre, 2015

Disponible: https://creciendoconeco.wordpress.com/2015/12/13/psicoanalisis-de-los-cuentos-de-hadas-entrevista-a-bruno-bettelheim/

[2] Joan Haslip, «THe Crown of Mexico» ISBN: 0-03-086572-7. Library of congress Catalog Card Number: 76-155513

Published in England under the title Imperial Adventurer: Emperor Maximilian of Mexico. First published in the United States 1972

Holt, Rinehart and Winston, New York-Chicago-San Francisco

[3] Historia, Nacional Geographic «Sissi, la triste vida de la última gran emperatriz de Europa» Disponible: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/sissi-triste-vida-ultima-gran-emperatriz-europa_13208

[4] El País «El verdadero amor de Wallis Simpson no fue Eduardo VIII» Febrero 5, 2018».

Disponible: https://elpais.com/elpais/2018/02/05/gente/1517854757_920093.html

[5] La Nación «La boda del siglo XX, La Nación», Noviembre 2010

Disponible: https://www.nacion.com/viva/la-boda-del-siglo-xx/TKJAP4CF5VCKDM3KR3VOE6YX7Y/story/

[6] El Mundo «Entrevista de Meghan y Harry con Oprah: ¿cómo se estropeó la relación de los duques de Sussex con el Palacio de Buckingham y los tabloides británicos? « Marzo 8, 2021. Disponible: https://www.bbc.com/mundo/noticias-56324305

 

[7] Odin Dupeyron, «Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado», Grupo Odin Dupeyron, S.A. de C.V. Editorial Desidente, 2007

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* María del Rocío Vallejo Alegre es Ingeniera en Ciencias de la Computación y Cibernética y Magister en Administración de Negocios por el Instituto Autónomo Tecnológico de México. Trabajó durante doce años como docente en la Universidad del Estado de Nueva York, en el campus de Geneseo. Recibiendo en el 2017 Chancellor’s Award for Excellence in Adjunct. Actualmente junto con algunos de sus alumnos y su hijo están trabajando en crear la organización sin fines de lucro «Cultures Learning TOGETHER» ( Culturas aprendiendo JUNTAS). La organización tiene su origen en un programa que empezó como voluntaria durante su estancia en SUNY Geneseo. Estudiantes de la Universidad de diferentes especialidades se reunen con familias de la comunidad cuya lengua maternal no es el inglés. Los estudiantes enseñan inglés a los adultos y apoyan a los niños en sus tareas escolares. JUNTOS (TOGETHER) todos aprenden de las diferentes culturas. El semestre pasado el programa contó con representantes de República Dominicana, México, Perú, Japón, China, Colombia y Cuba. Es una relación «WIN-WIN», todos ganan.

 

1 COMENTARIO

  1. ¡Excelente! Son reflexiones tan ciertas y que no analizas en el transcurso de la vida. La narrativa me hace remontarme y vivir esos momentos que se describen. Te transportan a esos recuerdos que tienes tan presentes en tu forma de ser.
    ¡Muchas gracias! Y continúa compartiendo tus pensamientos y reflexiones.

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