Escritora del Mes Cronopio

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Peces de aguas muertas

PECES DE AGUAS MUERTAS

Por Carolina Cárdenas Jiménez*

A los indigentes

Los olvidados apenas respiran entre cloacas
y el sol hincha y marchita sus rostros
hasta no reconocerse.
Entonces un día olvidan sus nombres
y su más preciado recuerdo. 
Son muertos que desconocen sus pasos.
Cuerpos pegados que, náufragos,
intentan salvarse.  
Nadie los oye, son un grito que desaparece
entre las grietas, la noche y los ríos.
Son peces de aguas muertas
que se esconden en su caída.

NO LOS RECUERDAN

A los desplazados

Gritan en una lejanía en que pierden la voz,
que están solos, no los recuerdan ni mencionan,
los desprecian.
Errantes corren las calles
intentando alcanzar el sol,
todo se desvanece en el silencio
de los sueños.
Aunque gritan son mudos,
nadie los nombra.
Olvidados, resignados
al precipicio.
Son destinos quebrados,
se preguntan por sus raíces,
que se han desvanecido
entre el camino 
a otras tierras y la procesión
que deviene de su mundo.
Ese peregrinar ha desaparecido
entre los rastros de sus nombres.

ÚNICA VERDAD

A los hambrientos

Son tantos y tantos;
sus vidas se dispersan por el mundo como única verdad.
Solo nos queda inventar y rezarle al dios de los pobres.
Arrodillarnos y pedir por aquellos nacidos en tiempos inciertos,
rogarle que desaparezcan los gritos de madrugada,
y decirle que ignoramos cómo los días de esos hombres sean otros.

Que desconocemos de dónde nacen los gemidos,
cómo acallar tanto corazón roto
y que solemos aturdirnos cuando en la mañana
nos volvemos a encontrar con el mismo golpe en el pecho,
con la repetición de destinos imposibles.
Y esas insistentes luchas de ellos por ser otros
cuando se han acostado siendo los mismos. 

LOS INVISIBLES

Al pueblo

Nadie nos dijo que las puertas están cerradas
y no existimos.
Que ni los gritos nos salvan. 
Entonces no somos un nombre sino un número
por nadie recordado. 

Que nuestras casas están incendiadas,
nuestras luchas son ilegitimas,
y nos tendemos sobre una mentira.

Sabemos que solo el azar es una respuesta,
un camino para escapar del hambre,
de lo inasible de ser.
Aunque no nos falte el pan en la mesa
seguiremos siendo parias, los intocables.
La inscripción a la pobreza
la llevamos en el rostro, en la palabra
y en el nombre.
Pobreza va más allá de tener o saber,
es la manera como nombramos el mundo,
la insistencia de ser grito desgarrado,
la lejanía a la gracia y la cercanía al sacrificio.


A MÍ Y MI LOCURA

Bogotá, 24 de agosto de 2020

A mi incertidumbre que se vuelve dolor y desasosiego

Los árboles están en silencio    los copetones me miran con extrañeza
y emprenden vuelo hacia la inmensidad
las pocas flores amarillas y los dientes de león entre el asfalto
permanecen mudos    igual que yo
            desconocen la marea que me transita
            el devenir que encierra tanta vida rota    rara y fragmentada
            pedazos de cosas no dichas me sumergen en una marea
de ojos ciegos    oídos sordos y grito

Viajamos por una vida que ignoramos

Un animal se gesta en mi útero    un animal perdido
que no sabe qué lugar tiene en la existencia
Él se mira entre el desvelo y se hunde en un sueño

Bogotá, 24 de agosto de 2020

A mi temor de nunca despertar y en el sueño volverme nada

Las noches presagio de nunca más volver a despertar
            por la ventana un columpio aparece   trae sobre él a una criatura
Me observa a través de ojos que han visto el primer día de la humanidad
La veo burlarse de mí sabe del temor al grito de la oscuridad
            a encontrarme con un abismo en el sueño
            que no me deje regresar
Afuera hay una perra con sarna          presiente a través del aullido
que existen diversas formas de morir
            una de ellas es el sueño
como respuesta a la muerte leve que padecemos cada día
En la profundidad del asfalto crecen palomas, copetones y unos pájaros azules

SIEMPRE HE SIDO EXILIO

Más allá de las personas,
parezco unida a los parajes y sus silencios,
al espacio de aliento.
Es un largo desgarramiento la lejanía
de los lugares conocidos.

Es un adiós imposible de pronunciar.
No me quedan sino ciertos olores
y sonidos en la memoria.
En ese espacio de la incertidumbre
solo me tengo a mí misma.

Todo se presenta distante,
mi madre y su vientre.
Sus pesares en la vitrina de la vida.
Mi padre con sus quejas
y sus pupilas incapaces de decirme algo.
Mi hermano mayor con sus sombras lejanas.

La distancia parece consagrar la unión
entre dos seres que se aman.
Ya no tienen sentido las preguntas
del porqué la lejanía.
Ya nada me queda sino este exilio
del vientre de mi madre, de las pupilas de mi padre,
de las sombras de mi hermano.

PREFIERO SER CARCOMIDA POR EL SOL

Permanezco aquí
aunque estas tierras me sean ajenas
y su aire asfixie mi espíritu.
No miro los ojos de los dioses de estos parajes.

El sol es una enfermedad que carcome la piel.
Esta tierra es un desierto que se vivifica y deshace con el pensamiento,
terrenos encumbrados como muros.
Intento levantar la voz y alejarme con un grito,
esconder mi cabeza en la hamaca de mi silencio.

INCERTIDUMBRE

Me detengo en el tiempo
que solo fue silencio
y una respuesta desconcertante.
Aunque en el devenir todo permanece quieto
nos balanceamos como eterna paradoja.
¿Cuántos pájaros corren por el río,
en la corriente de los designios?
¿Cuántos caminos tendremos que recorrer
para tener alguna certeza?

ALEJADA DEL MUNDO

Me era desconocido el sol, el olor de la tierra al caer la lluvia, la brisa de la mañana y el calor recalcitrante después del mediodía, las hormigas abriendo huecos en el piso, las cucarachas pegadas a las paredes del baño, los grillos sollozando como si escucharan mi gemido entre la vigilia y el sueño, en esa oscuridad que nos devoraba tanto a todos. Desconocía el día que agonizaba a las nueve de la noche y el desierto congelado en el aire, pegándose al cuerpo como un hongo.

En esa casa no vivíamos sino las hormigas, las cucarachas y el desierto que entraba por los orificios. Ellos y yo alejados del mundo, alejados de la fe y el silencio de los hombres, de la mentira de los días, de las hipócritas mujeres que no paraban de rezar, del llanto inútil de la humanidad y del sinsentido del tiempo.

PALPANDO LA NADA

Todo es extraño, figuración de una mente perversa.
No queda sino el grito en un espacio de susurros perdidos,
de imágenes desfiguradas, de un cielo que oculta cualquier camino a la luz.
Un dios-demonio parece burlarse desde el silencio de los objetos
y la puesta del sol tiene un único fin: enloquecerme hasta hundirme en el mutismo.
El tiempo viaja en espiral,
caracol que agoniza en los pliegues de la gran noche.
El vacío se traga lo que va tocando y yo soy una ciega al palpar
un mundo que se cierra al deslizar la mano.

ABRAZO A MIS SOMBRAS

«Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra».
(Alejandra Pizarnik)

Viajo y me sumerjo en mis sombras. Las conozco.
Viajo sin escapatoria de raíces que trepen muros hacia la lejanía.
Imposible no derrumbarse en sus pantanos, imposible no ser esto que gime entre grietas y se deja caer en sus profundidades. Imposible no dejarse llevar por sus corrientes que cierran oídos y labios. Están adheridas a mí desde mi nacimiento y yo no puedo sino abrazarlas, acompañarlas y sollozar a su lado.
Las escucho cuando me contemplan en la mañana.
Todas me muestran sus colmillos.
Atadas a mí recorren
senderos que se trazan en la espiral del devenir.
Son aletear que atraviesa mi cabeza
y se mueven en mí con el peso del silencio.

___________

*Carolina Cáradenas Jiménez. Narradora, poeta, columnista, docente y editora colombiana. Licenciada en Humanidades con énfasis en Lengua Castellana. Postgrado en Creación narrativa de la Universidad Central. Su obra Caen cenizas sobre la ciudad fue publicada por la editorial chilena Conhueno (2021). Finalista en el Concurso de poesía Nueve editores con la obra Después de la nada (2021). Premio Internacional de Poesía, Rostros para autores con un rostro. Accésit, con las obras Ninguna tierra me habita Y sin embargo soy (2018). Ganó el concurso de cuento Estímulos a la Creación Artística con el libro Parajes inesperados. Ganó el segundo puesto en el II Concurso Nacional de cuento El Túnel (2011) con el texto A la deriva. Finalistas en el Concurso Nacional de Cuento La Cueva con el texto Mañana será otro día (2012). Publicó Somos náufragos (2013). Actualmente es columnista de un blog en El Tiempo, periódico de Colombia y colaboradora en el Portal Cultural Quira medios y la Revista chilena Mal de Ojo.

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