Cronopio Reflexión

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ROMA: CINCO CLAVES DE MI PASADO

Por María del Rocío Vallejo Alegre*

«Roma no se hizo en un día»

Roma (Alfonso Cuarón, 2018) se dice que es la película más personal dirigida por Cuarón, que las imágenes son sus recuerdos y que los actores se presentaban sin conocer el guion que actuarían. La película refleja la vida del autor en los años 70 y es un homenaje a las mujeres que lo criaron: su abuela, su madre y Libo, nombre de cariño de Liboria Rodríguez, empleada doméstica. Actualmente ella cuenta con 70 años y se emocionó muchísimo al ver la película. Es a ella a la que Cuarón le dedica la película.

Este sábado, después de un par de semanas de tensión con el final del semestre y la aplicación a una beca, por fin había terminado de calificar los exámenes, cargado las notas en el sistema y felicitado algunos de mis alumnos por los resultados obtenidos. Estaba cansada y con poco ánimo. Decidí desconectarme un poco y no empezar con otro trabajo o con otro pendiente. Simplemente permitirme disfrutar el resto del día. Un alto, un respiro antes de volver a empezar con pendientes, rutinas y responsabilidades. Decidí prepararme un café y sentarme a ver alguna de esas películas que ni mis hijos, ni mi esposo verían conmigo.

Obviamente puse Netflix. Sinceramente no me gusta ver la televisión y me desesperan la gran cantidad de anuncios. Así que cuando veo algo, siempre es en Netflix. La primera imagen que surge es una familia en la playa en blanco y negro.

La figura de la madre se ve claramente en el centro y la familia rodeándola. El título de la película es ROMA. La imagen me atrae, recuerdo el viaje que hice hace tres años a Italia con mis hijos. Fue un viaje increíble, al final de la escuela preparatoria de Migue, mi hijo menor. En dos ocasiones visitamos las playas italianas, el mar, el sol y el cielo ¡son mi lugar favorito!

Me quedo viendo la película…

Empieza con la imagen de unas baldosas, con oleadas de agua que recuerdan el sonido del mar, con un poco de espuma. Espuma de jabón, alguien está lavando ese patio… empiezan lentamente a pasar todas las letritas, como solía decir de pequeña. En realidad, son los créditos al trabajo de todos los participantes en la película. Las películas mexicanas de la edad de oro, los 50, solían tener los créditos al inicio de la «peli» como esta. Toman mucho tiempo, o por lo menos eso siento. Al mismo tiempo es un sentimiento acogedor el que entra en mi cuerpo. Los nombres en los créditos no son italianos, empiezo a pensar que la película podría ser mexicana, empiezo a pensar que quizás se refiere a la colonia Roma, la colonia donde transcurrió una gran parte de mi infancia.

La distribución de la casa, ese largo pasillo, la puerta de metal, me recuerdan la casa de mis abuelos. En la colonia Insurgentes cerca del Monumento a la Revolución. La película es lenta. Refleja la vida de una familia de buena posición. El padre es un médico, la abuela vive con ellos, al parecer la madre trabaja de maestra de química en una escuela y tienen 3 hijos y una niña. Cuentan con chofer y dos «muchachas», dos trabajadoras domésticas. Una se dedica a la cocina y a la plancha, la segunda atiende y limpia la casa. Estas dos chicas, hablan otro idioma entre ellas y hablan español con la familia. Realmente no reconozco el idioma, pero imagino que es probable que sea náhuatl.

Al terminar la película, tengo un vacío extraño en mi cuerpo y una nostalgia, una añoranza del pasado. Investigo sobre la película. Al inicio alcancé a ver algo sobre algunos premios, pero estaba distraída terminando de preparar el café. Efectivamente ha recibido numerosos premios y fue seleccionada para representar a México como la mejor película de habla no inglesa para los «Óscares» de 2018.

Conozco muy poco del trabajo de Alfonso Cuarón. He visto anteriormente solamente dos de sus películas. La primera fue Gravedad, se me hizo muy lenta y me hizo sentir mucha soledad. Sé que fue una película muy comentada, pero definitivamente no fue de mi gusto.

Posteriormente vi Desierto. Fue una película que encontré por casualidad al estar buscando material para mi clase. Quería analizar la problemática de la inmigración a los Estados Unidos y cuestionar las políticas del actual [año 2019] inquilino de la Casa Blanca. Debido a la aceptación de la película Gravedad, mis alumnos reaccionaron con interés ante Desierto. Nuevamente los diálogos eran escuetos y no existe una música de fondo que llenase los silencios. Son los pequeños detalles, el poder de las imágenes en donde radica el mensaje. Pareciese que las películas de Cuarón son una prueba irrefutable a esa frase tan conocida:

«Una imagen vale más que mil palabras».

En Roma, Cuarón me cautivó. Me hizo regresar a mi país, y a un espacio de tiempo tan definido en mi recuerdo que se sentía en todo el cuerpo. Me transportó al pasillo, alias patio, alias estacionamiento de la casa de mis abuelos. Me hizo recordar esas escaleras de metal para llegar a las azoteas donde todos lavaban la ropa a mano y la tendían al sol, mucho antes que las fabulosas secadoras de ropa.

¡Y qué decir de los coches! Mi madre solía tener un Volkswagen igual al de la película, solamente que era rojo, no naranja. Fue el mismo coche que yo manejaría veinte años después. Le llamábamos el «mueganito». Tenía las salpicaderas abolladas. A diferencia de Sofía y su gigantesco Cadillac, mi coche solía pasar por lugares estrechos; pero eso no me libró, un día me quedé atorada entre dos camiones al igual que ella.

Empiezo a investigar sobre la película, un artículo en BBC News titulado «Roma de Cuarón: 5 claves para entender la aclamada película del director mexicano»[1], efectivamente todo tiene sentido, pareciese que la película quisiera describir 5 claves de mi pasado.

LA COLONIA ROMA.

Cuarón creció en una casa en la calle de Tepeji número 21, en la colonia Roma. En tercero de primaria mi familia se mudó de la avenida Insurgentes a la calle de Mérida en la famosa colonia Roma. Mi madre siempre buscó que nuestros colegios estuvieran cerca de casa. Mi hermano empezaría la primaria en el colegio México y mi colegio tenía una «sucursal» en la colonia Roma el Instituto Pedagógico Anglo Español. Al igual que en la película Cloe recoge a Cuarón, mi madre caminando recogía a mi hermano que salía a la 1:30. Caminando pasaban por el parque de Río de Janeiro, donde mi hermano jugaba un poquito con otros chicos y llegaban a recogerme a las 2:30 de la tarde, mi hora de salida. De regreso comprábamos el pan o las tortillas para la comida, recién sacados del horno. El edificio en que viví ya no existe. Después del terremoto del 85 quedó tan dañado que lo echaron abajo, a diferencia de la casa de Cuarón que sigue de pie.

CIUDAD NEZA.

El negocio de mi padre se encuentra hoy en día cerca de ciudad Nezahualcóyotl. La famosa Ciudad Neza, localizada sobre lo que fue el lago Texcoco. El fondo salino del lago no permitía el crecimiento de vegetación y a su vez existían zonas pantanosas, estos parajes se ven claramente en la película. Ciudad Neza se caracterizó entre los años 40 a los 70 por ser el refugio de una gran cantidad de trabajadores, ya que se ofrecían terrenos a precio muy económico. Razón por la cual mi padre tuvo la oportunidad de comprar un terrenito. Muchos años después tendría la oportunidad de fincar su negocio. En muchas ocasiones, los domingos salíamos a pasear en coche y he íbamos a visitar el terreno. No recuerdo haber visto practicar las artes marciales, sin embargo; en el terreno de mi padre había una cancha de fútbol. No se requería más que el marco de las porterías, no era necesaria la red, ni el césped. Siempre que íbamos, encontrábamos partidos de futbol. Había que tener mucho cuidado con las polvaredas que se levantaban por el viento, te nublaban la vista. Al pasar del tiempo, cuando por fin mi padre pudo empezar a construir su negocio recuerdo que nos decía que los vecinos se iban a molestar mucho con él, les estaba quitando la cancha de fútbol.

Los contrastes entre Ciudad Neza y la Colonia Roma son impresionantes.

Los contrastes entre las vidas de Cloe y Adela con la propia familia con la que trabajan, son inmensos. Y qué decir de la vida de ellas con sus propios familiares o novios, los contrastes son descomunales.

Mi querido México es un país de contrastes, de diferencias sociales y de jerarquización. Cuarón nos permite palpar esta situación de una forma natural, evidenciado la aceptación que tenemos a esta forma de vida. Mostrándonos nuestra realidad social, de frente, sin tapujos.

Reconozco que cuando uno vive fuera, idealiza lo que ya no se tiene. Hoy tengo que reconocer, con tristeza, que mi querido México no es tan perfecto como quiero recordarlo y la realidad es que estamos en el siglo XXI y las diferencias sociales continúan.

 

 

LOS SONIDOS.

Si bien, las tres películas que he visto de Cuarón se caracterizan por los silencios, en otras palabras, por la ausencia de sonidos Hollywoodenses y la presencia de sonidos del día cotidiano. Roma me susurró al oído con las tonaditas de «es Radio Mil…», «Radio Variedades» y las canciones de Leo Dan. Fue un susurro mágico que me transportaría a los años 70. Cuarón nació en 1961, es solamente dos años mayor que yo, así que el tiempo que rememora en la película, es un espacio compartido.

No podrían pasar por alto los sonidos producidos por el afilador, el carrito de los camotes y la banda escolar marchando. Sin embargo, me hicieron falta dos sonidos: la campana del basurero que recorría las calles antes de que el camión de la basura pasara para que todos sacaramos la basura y el ropavejero. Este último, es probable que no perteneciera a la colonia Roma, mi recuerdo apunta a Ezequiel Montes, a la casa de mi abuela. Aún poseo dos pares de figuritas de porcelana de mi abuela. Un par de abuelitos y unos hermanitos.

De pequeña eran grandes tesoros verlos en la casa de mi abuela, al faltar ella mi madre los compartió conmigo. Sé que son una baratija y he tenido ocasión de ver otras copias, imagino que habrá millones de ellos por ahí, sin embargo, los míos fueron de mi abuela.

LOS AVIONES.

Al inicio de la película, cuando están lavando el patio se ve la imagen de un avión volando reflejada en el agua. Me llamó mucho la atención, la sutileza de la imagen. Pero no fue hasta que leí el artículo del BBC cuando tomé conciencia de lo normal que es para los «chilangos» (ciudadanos del antiguo Distrito Federal, hoy Ciudad de México) ver los aviones continuamente. Es entonces cuando recordé como de niña, mi madre, nos enseñó a decirle adiós a los aviones cada vez que veíamos uno pasar en el cielo. Hasta el día de hoy mi padre pasa prácticamente todos los días frente al aeropuerto de la Ciudad de México en camino a su negocio.

Algo que nunca podré olvidar es la primera visita de Juan Pablo II en 1979. En aquel entonces, ya no vivíamos en la colonia Roma, vivíamos en la colonia Irrigación en una casita junto a la IBM, en la que hasta el día de hoy sigue viviendo mi padre.

Recuerdo que en mi colegio organizaron una visita para verlo pasar por una de las calles de la colonia. Tuvimos que estar a las 5 de la mañana y al final cambiaron la ruta y nunca lo vimos pasar. Sin embargo, todos pudimos despedirnos de él personalmente. El día de la partida de Juan Pablo II todos nos volcamos en nuestras azoteas con espejos para reflejar el sol y desearle un buen viaje.

México se unió en una sola voz cantando «Tú eres mi Amigo del Ama» con Roberto Carlos y si no me falla la memoria el avión dio una vuelta adicional sobre toda la ciudad antes de continuar su viaje.

Efectivamente los aviones son parte de nosotros, los chilangos.

LAS DIVERSIONES.

Una de las grandes distracciones con las que crecí fue el cine o la televisión. Efectivamente estos elementos no podían faltar en Roma. Cada visita al cine los ojos de los niños se nos iban de tras del «globero» y sus globos y pelotitas de colores. Del dulcero con sus bolsas de pepitas, muéganos y aquellos deliciosos cacahuates garapiñados. Y loca me hubiera vuelto si me hubiera tocada ver la «calaverita» que baila, sin hilo y sin trampa.

Si bien, están presentes los programas cómicos televisivos, he de confesar que me extrañó no ver las películas de Pedro Infante, Jorge Negrete, Sara García o el fabuloso Joaquín Pardavé.

 

Por otro lado, no podía faltar la famosa Alameda, el parque público más antiguo de Latinoamérica, a un costado del Palacio de Bellas Artes. Un parque que vio crecer a mi madre y donde mis abuelos acostumbraban llevarme a pasear. Un detalle que se escapó fue el famoso Bosque de Chapultepec ubicado en la Delegación Hidalgo en el centro de la ciudad, el lugar ideal para aprender andar en bicicleta o celebrar cumpleaños con su hermoso Castillo de Chapultepec.

Lo que no pudo faltar en Roma fueron las visitas a las haciendas, me llama la atención que siempre había algún conocido con una hacienda y era la mayor aventura tener la oportunidad de ir de visita. Nunca me tocó quedarme a dormir en una de esas haciendas, pero definitivamente forman parte de mi pasado, al igual que los días de campo en la marqueza que mis padres nos llevaban los domingos o el deportivo Parque Arturo Mundet, donde prácticamente mi madre nos crio a mi hermano y a mí. Si terminábamos pronto la tarea nos llevaba ahí a jugar, sábados y domingos vivíamos en este deportivo, en vacaciones éramos los primeros en llegar. Mi madre siempre nos llevaba el almuerzo comíamos y salíamos agotados de jugar, bañados y listos para irnos a dormir. Mi abuelo empezó a llevar aquí a mi madre de niña, después ella nos llevó a nosotros y yo alcance a llevar a mis hijos hasta antes de venirme a vivir a los Estados Unidos. Obviamente el famoso Mundet, no sale en la película, pero fue una parte importante de mi pasado. Por ello dejamos la colonia Roma y nos movimos a la colonia Irrigación. La ilusión de mi madre es que pudiéramos ir caminando al deportivo y no paró hasta que lo consiguió.

EL «HALCONAZO».

Seré sincera, lo primero que vino a mi mente en el momento de ver la protesta estudiantil en Roma, fue la imagen de tanques de guerra. Es una imagen que tengo grabada en el subconsciente. En 1968, mi familia vivía en un edificio en la avenida Insurgentes. En la madrugada del 2 de octubre, algo alteró a mi madre y salió a ver por la ventana. Mi madre nunca olvidó esa imagen y sus relatos la dejaron grabada en mi mente tan vívidamente que pareciese que yo los vi pasar. En aquel año México se preparaba para la inauguración de Las Olimpiadas del 68, las protestas estudiantiles no podrían ser parte de la imagen que se daría a conocer al mundo, así que fueron borradas con sangre. Justamente este año se cumplieron 50 años aquella masacre, la masacre de Tlatelolco.

Desafortunadamente no fue la única que ha ocurrido en nuestro país. La película hace referencia a otra matanza ocurrida un Jueves de Corpus.

La Masacre del Jueves de Corpus o La Masacre de Corpus Christi —llamada El Halconazo por la participación de un grupo paramilitar identificado con el nombre «Halcones»— es como se le conoce a los hechos ocurridos en la Ciudad de México, el 10 de junio de 1971 (día de la festividad de Corpus Christi, de donde tiene origen el nombre coloquial de la matanza), cuando una manifestación estudiantil en apoyo a los estudiantes de Monterrey, fue violentamente reprimida por un grupo paramilitar al servicio del estado llamado «Los Halcones». El presidente, Luis Echeverría Álvarez, se desligó de los hechos; pero nunca aclaró la situación que fue siempre negada oficialmente. De los hechos sangrientos nadie se responsabilizó y mucho menos fue llevado ante la justicia [3]. Pareciese que Cuarón, buscase poner el dedo en la llaga recordándonos lo olvidado.

INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL.

Cuando vi el folder en el coche del padre con el símbolo del IMSS recordé inmediatamente a mi abuelo. Coincidentemente, al igual que el padre de Cuarón, había sido médico, la diferencia es que mi abuelo trabajó en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Encontré un video con una entrevista a Cuarón del 2016, donde él y uno de sus ayudantes recuerdan lo importante que era para ellos mostrar la imagen correcta del IMSS. Cómo buscaron reflejar la calidad de los servicios y los avances tecnológicos con los que se contaban en aquel entonces. Después del terremoto del 85 una gran cantidad de edificios fue destruido. No fue sencillo encontrar y reconstruir el lugar con materiales originales. En el video nos cuentan cómo Cuarón no solo quería homenajear los servicios del IMSSS, sino hacer un documental que reflejara la historia, como el mismo dice en la entrevista.

De muy pequeña mi madre me llevó al IMSS, tenía un soplo cardiaco y mi pediatra me envió para hacer algunos estudios. Quería verificar que fuera benigno. Mi madre me compró una de esas pelotitas de colores que se ven en la película a la salida del cine. Recuerdo estar yo acostada con todos esos cables conectados a un gran aparato. Recuerdo a mi madre tomándose una cuchara de «jarabe» antes que yo. Años después me explicaría que había sido un tranquilizante y se lo tomó para darme el ejemplo. Me platicó de aquello, del gran susto que tenía y que gracias a Dios todo salió bien.

EL OCÉANO.

Su gran poder y su majestuosidad han tenido un atractivo para mí. Mi hija se llama María del Mar, para que se den una idea de la pasión que tengo por este elemento. Nunca le tuve miedo y disfruté, ¡lo disfruté muchísimo! más bravo, más picado, ¡mucho mejor!

Curiosamente mi familia también fue a Tuxpan, recuerdo que fueron las peores vacaciones para mi madre los mosquitos la acribillaron, no podía ni dormir. Aún tengo la imagen de mi madre rascándose con un cepillo del cabello por la comezón que tenía. ¡Nunca olvidaré las inmensas playas de Tuxpan! Pareciese que no tenían fin, prácticamente desiertas. Mi padre nos sentó en el techo del coche a mi hermano y a mí, muy despacito lo manejó a lo largo de la playa buscando caracoles marinos.

Cuál sería mi sorpresa al ver la Gran Jaiba afuera del restaurante donde lleva Sofía a sus hijos, inmediatamente me vinieron a la memoria las más deliciosas jaibas rellenas que he comido hasta la fecha.

El gusto me duró poco. En la siguiente escena me vino a la memoria Acapulco y el miedo me invadió cuando veo que Sofía dándole permiso a sus hijos de quedarse en la orilla con Cloe que no sabe nadar.

Cuando estaba en la universidad mi hermano y mis mejores amigos fuimos a Acapulco y nos metimos a nadar, en la playa de Revolcadero, la corriente nos empezó a jalar y gracias a Dios mi hermano y yo pudimos ayudar a mis amigos a salir. Aquel día aprendí a respetar el mar, como me decía mi madre. La angustia se apoderó de mí al ver a Cloe, sin saber nadar arriesgar todo por salvar a los niños. Recuerdo hablar con mi hermano de no tener noción del peligro que enfrentamos. Mi madre desde pequeños nos enseñó a nadar, era algo natural para nosotros, nadar en el mar y cuando más picado mejor. Aquel día, nunca nos cruzó por la mente que estábamos en riesgo de morir ahogados. Fue hasta que estábamos todos sentados en la playa, cuando empezamos a ver las pálidas caras de mis amigos que comprendimos que acabábamos de sobrevivir.

No sé qué hubiera ocurrido solo de pensar en que no supiésemos nadar como Cloe. Verla entrar lentamente en el agua caminando, sin saber flotar y seguir hasta rescatarlos fue impresionante. Arriesgar la vida de esa manera requiere mucho valor y sobre todo mucho amor.

Después de ver la película, veo nuevamente la foto en blanco y negro que captó mi atención al inicio. Es Cloe rodeada por la familia después de rescatar a los niños. Es Cloe el centro en esa fotografía y es Cloe el centro de esa familia. Es a ella a le que Cuarón le dedica la película.

CLOE.

A lo largo de la película podemos observar como Cloe y Adela realizan todos esos quehaceres que pasan inadvertidos en nuestra vida diaria. Que no valoramos hasta que nos hacen falta. Esos quehaceres que nos hemos empeñado en minimizar y son ellos los que crean un hogar. Si bien Adela y Cloe, realizan todos estos trabajos. Adela se dedica a la cocina y el planchado. Es Cloe la que limpia y atiende a la familia. Es Cloe la que despierta a los niños, sirve los desayunos, las comidas y las cenas. Es ella la que limpia los cuartos, lava la ropa, recoge al más pequeño de la escuela. Obviamente también llevará el tecito de manzanilla al doctor, recogerá «las cacas del perro», dormirá a los niños y apagará las luces de la casa. Son estas tareas rutinarias, estos trabajos no valorados los que crean un hogar, y es la persona que los que realiza la que cultiva los lazos y crea la sinergia en la familia. En este caso es Cloe el centro de la familia, es ella la que transforma la casa en hogar.

Tuve la suerte de que mi madre fuera este centro en mi hogar, crecí con el firme valor de que el papel más importante que podemos realizar como madres es crear nuestro hogar. Es la mejor forma de enseñarle a nuestros hijos, con el ejemplo, no con discursos. Hubo temporadas que mi madre contó con ayuda, pero nunca dejó de ser ella el centro de mi hogar.

La importancia de mi madre en mi familia fue tal que nunca dudé en repetir su ejemplo cuando nació mi Marimar. En aquel entonces yo trabajaba en el Centro Bancomer, en Coyoacán. Mi esposo viajaba mucho a Chicago de trabajo. Marimar nació en noviembre, yo había dejado de trabajar en septiembre. Había aplicado mis vacaciones y mi maternidad, no sería hasta febrero que entrara mi renuncia. Un día fin de semana en la que mi marido estaba en casa, estábamos por dormirnos. Recuerdo la imagen perfecta, él estaba ya en la cama leyendo y yo estaba arrullando a Marimar. Le pregunté directamente ¿Por qué no te quedas en casa?, mi renuncia aún no entra, mi jefe quiere que siga trabajando, por favor quédate tú en la casa y yo los mantengo. En aquel entonces ganaba el doble de mi esposo, hubiera sido muy factible. Fue tan difícil cambiar de vida… Y por favor no me mal interpreten, hoy en día lo volvería hacer con los ojos cerrados. Sigo creyendo en lo que mi madre me enseñó: si tienes la posibilidad de cuidar personalmente a tus hijos, hazlo. No por tener una mejor situación económica sacrifiques tu hogar. Hay muchas mujeres que no tienen la oportunidad y deben partirse para poder mantener y crear su hogar.

¿Por qué nos empeñamos en creer que el formar un hogar,

es menos importante que formar un negocio?

Gracias a todas esas mujeres que crean hogares como Cloe, como Libo, como mi madre y perdónenos por nunca agradecerles y reconocerles lo suficiente su labor, su amor y su sacrificio.

Gracias a Cuarón por esta película, por hacerme reflexionar sobre mi vida, por recordar mi pasado, mi lindo México con cualidades y defectos; pero sobre todo por recordarme lo mucho que le debo a mi madre.

NOTAS:

[1] «Roma de Cuarón: 5 claves para entender la aclamada película del director mexicano»

Redacción, BBC News Mundo, 12 diciembre 2018.

[2] Instituto Mexicano del Seguro Social. Published on Jun 27, 2017

[3] «De 1971 – En la Ciudad de México tiene lugar la Matanza del Jueves de Corpus»

Por Eduardo Ruíz-Healy, viernes, 10 de junio 2016 – 09:20, Ruiz Healty Times

 

«Cronopio Reflexión es una columna en la que la autora hace comentarios sobre libros y películas»

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* María del Rocío Vallejo Alegre es Ingeniera en Ciencias de la Computación y Cibernética y Magister en Administración de Negocios por el Instituto Autónomo Tecnológico de México. Es docente en la State university of New York at Geneseo desde 2008. Fue voluntaria en la Geneseo Central Schools, NY. A lo largo de su carrera ha recibido varios reconocimientos, entre ellos el «Joseph M. O’Brien Award for Excellence in Part-Time Teaching», en 2011. El «Honored on Faculty Recognition Day by Class of 2013-2014», Fall 2013. Es autora de los libros «Basic for Kids» (Basic para niños), 1985 y «I CAN» una serie de tres libros de Basic en Español. https://www.geneseo.edu/languages_literatures/vallejo

Ha recibido los siguientes reconocimientos:

· Joseph M. O’Brien Award for Excellence in Part-Time Teaching 2011

· Service-Learning Course Development Award for «Medical Spanish courses» 2013

· Honored on Faculty Recognition Day by Classes of 2013-2014-2015 2013-2015

· Patricia and Gerry Award Endowed Faculty 2015

· Appreciation award by Academic Affairs Committee and Learning Center 2015

· Positively Geneseo Highlight Book 2016

· Chancellor’s Award for Excellence in Adjunct Teaching 2017

 

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