Verde Cronopio

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Botánico

EL JARDÍN BOTÁNICO MÁS GRANDE DEL PAÍS: EL PROYECTO DE INVERSIÓN 864 DE BOGOTÁ

Por John Mayshash*

Durante estas vacaciones es importante dedicar un tiempo especial para adquirir información diferente a la que se adquiere en la cotidianidad: recrearse,  aprender y conocer lo que tenemos como patrimonio cultural y ambiental en nuestro país.

En esta ocasión visité una institución como muchas que hay en el mundo, que se ocupan de enriquecer a sus pobladores, en cuanto a educación y a fortalecer a Colombia, a través de sus investigaciones científicas.

Estoy hablando de El Jardín Botánico de Bogotá «José Celestino Mutis»: el jardín botánico más grande de Colombia.

Este jardín botánico desarrolla numerosas actividades de investigación, en colaboración con las universidades de la ciudad, y se ocupa de educar sobre el tema a estudiantes y público en general que asiste a sus instalaciones.

La institución cuenta  con programas de biotecnología, conservación de plantas amenazadas y conservación de ecosistemas, etnobotánica, exploración, florística, horticultura, biología y control de especies invasivas. Asimismo cuenta con proyectos sobre restauración ecológica, conservación de semillas y esporas, estudios de sistemática y taxonomía, programas de sostenibilidad, programas dedicados a la mejora agrícola, restauración de terrenos degradados y al mejoramiento del medio ambiente urbano.

El jardín botánico alberga unas 18.206 accesiones de plantas vivas, con unos 2.143 taxones de plantas cultivadas. Se especializa en plantas de la región andina.

Posee cinco colecciones especiales dedicadas a la conservación de especies en peligro de extinción de la región de los Andes, que incluyen las familias botánicas de Araceae, Bromeliaceae, Cactaceae, Lamiaceae y Orchidaceae.

Entre sus jardines temáticos se destacan:

Orquídeas: es una de sus colecciones más interesantes y consta de unas 5.000 orquídeas originarias de Colombia, entre las que se encuentra la Odontoglossum luteopurpureum Lindl, la flor emblema de la ciudad de Bogotá. Rosaledas, invernaderos climatizados a diferentes temperaturas donde se exhibe la flora de las diferentes regiones y pisos térmicos de Colombia, desde La Guajira, pasando también por los páramos de las alturas de los Andes colombianos (con cactus y otras plantas suculentas, plantas xerofíticas, entre otras) e incluyendo la Amazonía. Palmas, plantas medicinales, plantas acuáticas, plantas de interés económico, coníferas. Cuenta además con un Jardín sistemático de criptógamas (Pteridophytas) y angiospermas. También figuran un Arboretum, un Herbario con 4560 especímenes y un Index Seminum.

El Jardín Botánico es un Centro de Investigación y Desarrollo Científico que contribuye a la conservación de la flora del Distrito Capital; ayuda también con la sostenibilidad ambiental del territorio. Es idóneo para la apropiación del patrimonio genético, a través de la investigación, la transferencia tecnológica y la Educación Ambiental.

La amplia diversidad de vegetación presente en los diferentes ecosistemas colombianos, permite reconocer su potencial y uso como fuente de medicinas, fibras para construcción y artesanías. Para este año y hasta 2016, el Jardín ha comenzado un proyecto ambicioso, auspiciado por la administración de Gustavo Petro.

Proyecto líder para los años 2012 al 2016 en el JBB

Dentro de los proyectos de la Alcaldía Mayor de Bogotá para este período, se incluye uno muy importante que es llamado el proyecto de inversión 864: consiste en realizar la investigación y conservación de la flora de la región capital como estrategia de adaptación al cambio climático. Todos los programas de investigación que se desarrollan actualmente, hacen mucho énfasis en la parte ambiental y especialmente en el tema del cambio climático y el cuidado del agua.

Para enterarnos un poco más en detalle sobre este reto ambiental, habla Iván Montero, botánico de profesión y  director del proyecto: “La subdirección científica del JBB enmarca las siguientes líneas de investigación: ecosistemas, restauración, especies útiles, organismos asociados a las especies y una investigación de carácter social como integración de la comunidad hacia los proyectos ambientales como el de la flora de Bogotá. Realmente la ciudad necesita del proyecto porque al hablar de conservación, uso y manejo, es necesario saber que tenemos, con que contamos. Debemos hacer público el resultado de nuestra investigación”.

El estudio de la potencialidad de las especies útiles de la región del Páramo de Sumapaz, es indispensable para saber con certeza de que se dispone. En dicha investigación, es de vital importancia la participación de los campesinos. Lo anterior lleva a formular preguntas de índole geográfica, social y de interés botánico. Por ello, este proyecto cuenta con una retroalimentación de las diferentes líneas de investigación que desarrolla el Jardín. En ese orden de ideas, el Banco de Semillas ha permitido recolectar plantas, identificar bosques y seleccionar elementos interesantes para el desarrollo del  proyecto.

La base fundamental de todo esto, es disponer de un herbario que sería la base primaria de la iniciativa: es el gran pilar que sostiene un proyecto de esa envergadura.  Cualquier especie, cualquier individuo al que se le dé un nombre y una identidad, debe estar depositado en el herbario. Así es como se construye la ciencia botánica.  El área de estudio es de 163.000 hectáreas que son las que posee la región capital: un 30% urbano y un 70% rural.

A partir de dos filtros se está realizando el estudio. Se contempla por ejemplo la cobertura vegetal y la vegetación no transformada y luego se filtran las áreas que el Distrito ha propuesto para conservar: se trata en realidad de 72 áreas (campesinas, privadas y del Parque Nacional Sumapaz). Por medio de los filtros, se comenzarán a ubicar los puntos de muestreo.

El proyecto lleva tres meses de ejecución. En este momento se están ajustando  metodologías. Tuve la oportunidad de detallar una de las etapas del proyecto, llamado “Ensenillales de Pasquila” y a otro denominado como “Nazaret en el Sumapaz”, proyecto diseñado para cuatro años de labores continuas.

Durante los dos primeros años se visitarán todos los ecosistemas representativos para poder identificar la mayor diversidad. Hoy ya se tienen 21 puntos de muestreo.

La recolección de las floras tarda de 10 a 20 años. La preocupación patente ahora es que al llegar a una nueva administración distrital, ya no esté interesada en este tipo de trabajos y llegue a término el proyecto. Espero que lo anterior no ocurra porque realmente el tiempo es muy corto, y es un reto que el Jardín Botánico asumió al margen de los cambios políticos que sucedan en la capital colombiana.

La verdadera importancia de este proyecto es que Bogotá como capital tenga su flora clasificada, como casi todas las grandes ciudades capitales del mundo lo han hecho. Es la primera vez que se realiza esa labor en la capital colombiana: tenemos un antecedente muy importante en cuanto a botánica que fue la expedición Mutis en el siglo XIX. Colombia tiene aproximadamente unas 30.000 especies vegetales, siendo el segundo país más diverso en cuanto a vegetación después de Brasil, mientras que un país europeo puede tener solamente 500 especies clasificadas.

En realidad, este es un reto sin precedentes y de esfuerzo, porque es una tarea ardua y extensa, además de difícil, al tener en cuenta los problemas de inseguridad del campo colombiano. Muchos investigadores se abstienen de venir al país a realizar muestreos, investigaciones y estudios científicos, debido a los problemas de orden público.

Cabe destacar los nombres de los participantes de este trabajo, que quieren dejarlo como legado a los bogotanos y en general al mundo entero: les hablo de los científicos Luis Olmedo Martínez, Ruth Gutiérrez, Dubán Canal, Andrés Orejuela, Janice Valencia, Natalia Castaño, Carlos Vargas, Iván Montero y Santiago Palacios.

Ojalá que todos participemos de instituciones tan importantes como el Jardín Botánico de Bogotá, bien sea aportando con nuestra solidaridad, visitando y haciéndonos colaboradores de alguna manera. Colaboradores activos de parques, jardines, zoológicos, institutos de ciencias y en fin, de centros de estudio y recreación que existen en todo el país y en el mundo entero.

En estas vacaciones, hagamos visitas a centros de recreo por supuesto, pero especialmente a estas instituciones que existen para enseñar, educar, investigar. Tienen una labor complicada y vital: dejar herencia patrimonial y ambiental y hacer del planeta un mejor lugar para vivir.

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*John Mayshash es fotógrafo y periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Realizó estudios de Periodismo Cultural en España. Estudió artes visuales y fotodiseño en Francia. Ha colaborado como periodista integral en revistas internacionales como National Geographic, Geomundo, Vida Silvestre, Fotomercadeo, Viajes y Aventura. Es colaborador del periódico El Colombiano de Medellín. Dentro del periodismo cultural, se especializó en temas como la ecología y conservación ambiental. Es miembro colaborador voluntario de Proaves y conferencista universitario.

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