ADANIZAR EL ESPIRITU: EL VERDADERO APORTE DEL NADAÍSMO AL CAMPO LITERARIO COLOMBIANO

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adanizar el espiritu

Por Laura Lucía Correa Nieto* y Jeisson Andrés Acosta Martínez**

Leer de forma sucinta sobre el Nadaísmo conduce a varios pensamientos: ¿Existen nadaístas al día de hoy en Colombia?, ¿qué tan importante fue para la cultura del país? y ¿qué contexto lo permeó al surgir? En Colombia el Nadaísmo representó a un grupo de genios de la contracultura que de la mano de los procesos de modernización en Latinoamérica, se mostraron en medio de un contexto de violencia que corría por las calles de la urbe en busca de desarrollo económico. Cabe resaltar que es la historia de vida del pionero del nadaísmo, Gonzalo Arango, la vela del barco que sostiene el movimiento; una vida con muchas trabas, afanes y carencias, pero sobre todo, anhelos de libertad y pensamiento. Es preciso mencionar que Gonzalo Arango germina y defiende su propio concepto de poesía; de esta forma, da luces a los jóvenes poetas de entonces para impulsar la crítica nadaísta de la mano del arte y el performance.

A continuación, se defenderá una postura que ilustra cómo el Nadaísmo se presentó ante la sociedad colombiana de mediados del siglo XX en pro de la modernización.

EL NUEVE DE ABRIL COMO INSPIRACIÓN PARA LOS NADAÍSTAS

El asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, líder liberal y símbolo de la esperanza social en Colombia, desató un caos en Bogotá y el país entero. Gaitán había logrado gran reconocimiento político y era una figura clave en la lucha por la justicia social y los derechos de las clases desfavorecidas. Su asesinato provocó el «Bogotazo», un estallido de violencia que desembocó en disturbios, saqueos y una profunda crisis social. La magnitud de la violencia, que dejó miles de heridos y muertos, marcó un antes y un después en la historia de Colombia intensificando la polarización política y social.

La conexión entre estos eventos y la aparición del nadaísmo, fundado por Gonzalo Arango en 1958, surgió en un contexto marcado por la agitación social del 9 de abril. La violencia y el caos de la época crearon un ambiente enrarecido para que los jóvenes intelectuales cuestionaran los valores establecidos y buscaran nuevas formas de expresión. Arango y sus contemporáneos se sintieron impulsados a confrontar la realidad de un país que parecía haber perdido su rumbo:

En vista de que nadie hace nada; en vista de que todo sigue peor; en vista de que ya truenan los regimientos Atómicos; en vista de que estamos hartos de hacer «literatura»; en vista de que Dios se durmió a la sombra del manzano del Paraíso; en vista de que el Diablo se durmió sobre sus adormideras; en vista de que la Historia es un mito sanguinario; en vista de que el Famoso Espíritu Moderno apesta a intestinos rotos; en vista de todos… los Nadaístas resolvemos decir ¡ B A S T A ! a estas sublimes porquerías; declarar cesante el mito de la Inteligencia, y llevar a su casa, a su conciencia, un átomo de locura, de duda, una Bomba de Desesperación Salvadora para que usted despierte, o en caso contrario, reviente. (Arango, 1958).

Estos escritores reflexionaron en sus obras sobre los hechos del 9 de abril, entre ellos se destacan algunas de Gonzalo Arango. En uno de sus escritos, titulado «Gaitán», Arango expresa su desasosiego y la resonancia de la tragedia del asesinato del líder liberal en su propio pensamiento. A través de este texto, Arango no solo recuerda a Gaitán como una figura emblemática, sino que también refleja el dolor colectivo de una nación herida. Asimismo, subraya cómo Colombia perdió la oportunidad de un gran avance como nación, al tiempo que toda Hispanoamérica estaba en un fuerte estancamiento. Su voz poética se convierte en un vehículo de crítica social y en una búsqueda de respuestas ante un mundo que parece desmoronarse por el malsano estado de la razón en la sociedad.

Por otra parte, Gabriel García Márquez también aborda el impacto de estos eventos en su relato autobiográfico, Vivir para contarla. En él, García Márquez señala cómo el ambiente político del país se había vuelto insostenible. En una de sus reflexiones sobre el 9 de abril, menciona:

Sin embargo, el viernes 9 de abril Jorge Eliécer Gaitán era el hombre del día en las noticias, por lograr la absolución del teniente Jesús María Cortés Poveda, acusado de dar muerte al periodista Eudoro Galarza Ossa. Había llegado muy eufórico a su oficina de abogado, en el cruce populoso de la carrera Séptima con la avenida Jiménez de Quesada, poco antes de las ocho de la mañana, a pesar de que había estado en el juicio hasta la madrugada. Tenía varias citas para las horas siguientes, pero aceptó de inmediato cuando Plinio Mendoza Neira lo invitó a almorzar, poco antes de la una, con seis amigos personales y políticos que habían ido a su oficina para felicitarlo por la victoria judicial que los periódicos no habían alcanzado a publicar. Entre ellos, su médico personal, Pedro Eliseo Cruz, que además era miembro de su corte política.

—Se jodió este país —me dijo—. Acaban de matar a Gaitán frente a El Gato Negro.

Este relato no sólo revela las múltiples versiones y voces de ese evento histórico, sino también el sentido de fatalismo que comenzó a permear el imaginario colectivo. Es importante resaltar que la época de la violencia no comenzó con el asesinato de Gaitán, sino que, desde entonces, este evento otorgó mayor visibilidad al conflicto, precisamente por el impacto que destruyó las esperanzas de un pueblo en abandono. La reacción al asesinato de Gaitán se convirtió en un referente para García Márquez y muchos otros escritores, quien utilizaría su experiencia como telón de fondo para explorar temas de poder y corrupción en sus obras consideradas como escandalosas.

FERNANDO GONZÁLEZ: EL MAESTRO DE GONZALO ARANGO

Basta con llenar de lecturas los primeros años de vida para crear una conciencia intelectual distinta al resto, tal como lo hizo Fernando González con sus lecturas filosóficas y existenciales encontradas en las letras de Friedrich Nietzsche, Jean Paul Sartre, Immanuel Kant y Arthur Schopenhauer. Es en 1916, al publicar su primer libro a la corta edad de veintiún años, González planteó cuestionamientos cercanos a la introspección y al ensimismamiento del hombre; abrió un espacio distinto en la literatura de la época, puso en duda conceptos como el alma, el amor, la muerte, el deseo, la soledad y el remordimiento en esta obra; producto de esto, el autor fue catalogado por el fundador del periódico liberal El espectador, Fidel Cano, como un atormentado que busca creer en algo.

Señalar la importancia que se le otorga a esta primera obra de González, es destacar los temas que tratará hasta el día de su muerte, es decir, cuestionamientos múltiples acerca de vivir la vida con calma y parsimonia mas el estudio del yo desde una perspectiva propia. Luego de esto, sus obras van reflejando el lugar que ocupa el hecho de priorizar el desarrollo del pensamiento crítico frente a la cultura de un país que fue colonia, una cultura que constantemente se ve permeada por el catolicismo y las costumbres de esta religión de «rezanderos y mojigatos». Consecuente con la escritura de Fernando González, a mediados del siglo XX, surgen como dientes de león al viento, ímpetus de libertad y conocimiento; sin embargo estos se veían obstaculizados por censuras y limitaciones intrínsecas en el contexto. (El tiempo, 1993).

GONZALO ARANGO: EL PROFETA DEL NADAÍSMO

El Nadaísmo surgió bajo la sombra de un árbol de conocimiento inmenso: la influencia intelectual del antioqueño Fernando González, quien siempre soñó con tener una escuela de pensamiento: «mentes para formar en pensamiento crítico», como afirmó Eduardo Escobar. Por otra parte, Alberto Aguirre señala que entabló una amistad con Gonzalo Arango siete u ocho años antes del surgimiento del Nadaísmo. Esta amistad llevó a una autopercepción posterior de Gonzalo Arango, quien expresó: «yo ni siquiera había nacido a una conciencia de ser», mucho antes de conocer a Fernando González y rodearse de gran parte de los intelectuales de la época que, en un futuro, se convertirían en integrantes del Nadaísmo. Arango creía firmemente que todas las personas pueden ser genios, pero en la cultura colombiana la tradición los estaba matando, tradición de la que los nadaístas buscaban emanciparse. Con ello, intentó hacer que toda una masa de jóvenes incomprendidos por la preservación de las tradiciones se contagiara del movimiento creador del ocio. (El Tiempo, 1993).

Según Daniel Llano Parra (2014) la relación imaginación–guerra tuvo como medio la expresión nadaísta. Eran grupos de jóvenes de provincia sin apellidos de familias dotadas económicamente, sin oportunidades de estudios, personas que a pesar de ser criticadas encontraron alternativas poderosas en su expresión. No se habla de una guerra que se combate con armas, sino más bien de una guerra que debe ser luchada con pensamiento crítico e imaginación para plantear una nación de libre pensamiento. El nadaísmo se vuelve necesario, incluso en la actualidad mientras el país está ciego por los tecnicismos que promueven los sistemas educativo y económico.

IMPACTOS DEL NADAÍSMO: NADAÍSTAS EN LA REVISTA MITO

Bajo la dirección del poeta cucuteño Jorge Gaitán Durán se fundó la revista Mito, una revista cultural de gran peso en Hispanoamérica durante ese tiempo. Gaitán Durán es el autor de obras que le dieron magnificencia a la libre expresión y a la crítica de lo social y político en Colombia. A mediados del siglo XX viajó a Europa y vivió un tiempo en Londres. Al regresar a Colombia, dictó clases en universidades y gracias a las relaciones cercanas con grandes intelectuales de aquellos tiempos[1], la revista era objeto de impacto social debido a los autores que tenían lugar en ella. Se destacan escritores como: Álvaro Mutis, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Jorge Luis Borges.

Creó Ediciones Mito con la intención de publicar los mejores textos de la literatura, el arte y la actualidad socio–política colombiana. No obstante, algo que caracterizó a la revista fue la libertad de conciencia de sus miembros. «Si Jean Paul Sartre cumplió la función de intelectual dominante y total en la Francia de 1945 a 1980, Jorge Gaitán Durán lo fue en la década de los cincuenta en Colombia» (Builes, 2012. p. 15).

Se hace mención de la revista Mito porque los nadaístas fueron partícipes del último número de esta importante publicación en el año 1962, el mismo en que muere Gaitán Durán. Con él murieron los posibles siguientes números de Mito. Sin embargo, fue este último número uno de los espacios menos esperados para los nadaístas, pues pasar a una revista de esta talla significaba haber alcanzado honores a pesar de los impulsos provocadores que los caracterizaban.

La revista Mito publicó a los nadaístas porque estos jóvenes escritores representaban un estándar literario que pretendía arrasar con lo instituido, algo situado en la misma línea de los principios editoriales de la revista: independencia creativa y pensamiento crítico sin dogmas. Los nadaístas, con su espíritu rebelde y revoltoso, produjeron una corriente de aire fresco en la literatura dándole un enfoque popular y marginal, pero sin perder de vista la calidad de la creación artística. Como lo expresó Gonzalo Arango: «Somos ateos por estética, pero si hemos de sustituir a Dios por otro mito, adoraremos a Lucifer, el Ángel de la rebelión, el profeta de la destrucción creadora». Esta «destrucción creadora» precisa obligatoriamente la particularidad del Nadaísmo: la habilidad de crear desde el caos, de desgarrar con lo anterior para adanizar el espíritu y reencontrarse con la auténtica libertad del ser. En un cosmos donde todo lo que nos rodea, desde las montañas hasta los mares, se ha formado a partir del caos, los nadaístas se formularon hacer lo mismo con la literatura y el pensamiento. La destrucción del orden establecido era un panorama como una oportunidad de restablecimiento creativo, lo que encajaba perfectamente con la misión de Mito. La algarabía [mediática] que causaron los nadaístas no era solo bullicio; era una expresión de la libertad de creación, sin prejuicios ni vínculos morales. En esa línea, la revista encontró en ellos una última oportunidad perfecta para reflejar ese espíritu: dar espacio a voces que, desde el caos, buscaban la creación de algo nuevo y valioso. Gonzalo Arango, como profeta de ese caos, anticipaba una era de calma en la que se podría finalmente contemplar la belleza del Nadaísmo, un proceso que aún continúa, a la espera de ser comprendido y apreciado en su totalidad.

MODERNIDAD Y NADAÍSMO: EL PERFORMANCE

Como se planteó anteriormente, Colombia ha sido un país con muchas restricciones impuestas por la religión de los colonizadores, cuyos vestigios siguen presentes en la sociedad. Antes del siglo XVIII lo religioso imperaba en las sociedades latinoamericanas, pues dominaba todo orden social, económico, político y cultural. Cada institución religiosa al mando de Dios, con el papa de intermediario, dictaba las normas que cada individuo debía acatar para mantener cierto orden sobre la convivencia y los conocimientos que el ser podía adquirir o no. Sin embargo, el comienzo del siglo XIX se marcó como un punto de inflexión donde lo manifestado por la religión y lo sagrado fue tomando distancia para encaminar lo tradicional hacia el orden de la modernización y el abandono de ciertas costumbres tradicionales.

Toda Colombia no estaba organizada como «moderna», no obstante, pocas ciudades se estaban empezando a modernizar, entre ellas Medellín. Tironi (2004) citado por Marín y Morales, sostiene que «una ciudad con rasgos de modernidad es determinada como tal si presenta las siguientes características: incremento del desarrollo científico, la expansión de la educación en un ámbito netamente formal, promoción de la igualdad de género y cambios en la institución de la familia». Lo anterior se puede afirmar trayendo a colación ejemplos como el nacimiento de ciertas empresas e instituciones de la época; entre ellas, la fundación de industrias[2] que favorecieron el sector económico dando paso al nacimiento de hospitales, escuelas, librerías y demás instituciones, López (2024).

La modernidad debe abarcar también lo sociocultural, no solo el ámbito económico; sin embargo, Medellín no salía del todo de sus costumbres fieles a la religión, a pesar de tener una economía prometedora. Aun así, esto no fue impedimento para los nadaístas. Es decir, faltaba algo dentro del camino de la modernización, «un escándalo» que despertara a todos los «alienados» por el catolicismo y la superstición. De esta forma, los nadaístas, en cabeza de Gonzalo Arango, se implicaron en la búsqueda de algo transformador para esa sociedad con pensamientos reprimidos y limitados. A causa de esto, los nadaístas que habían podido viajar al exterior, entre ellos Elmo Valencia (1926–2017) y Alberto Escobar (1940–2007) aprovecharon su relación estrecha con la modernidad europea para imprimir un sello único y controversial en la cultura colombiana.

Traer aportes estéticos y culturales al proceso de modernización en Colombia (Medellín, Cali) fue el hecho más importante que los nadaístas le brindaron al país por medio de la literatura y el arte. Estos aportes no se limitaron a obras escritas, poemas, columnas en diarios, artículos publicados en revistas; sino que abrieron las puertas de una nueva forma de hacer trascender lo sociocultural por medio del performance. Un nuevo lenguaje había surgido para los nadaístas salpicados por la violencia de la época (la muerte de Gaitán): lo performático como mediación para acercarse a la modernidad y mostrar una Colombia violenta, inhumana, corrupta y carente de libre pensamiento. Gómez (2005) en su artículo titulado En defensa del arte del performance, resalta en un primer plano que el cuerpo humano es un modelo miniatura de las complejidades de la humanidad. Debido a esto, el cuerpo ha de ser visto como el medio por el que pueden ocurrir incidencias en cualquier tipo de audiencia, todo esto, con el fin de lograr inspirar o impulsar al público a hacer lo mismo.

Gómez expresa, por otro lado, que lo performático logra guardar una imagen mental, hasta el punto de hacer que la audiencia sueñe con las imágenes y los elementos que componen el performance; incluso remueve el alma del público y puede dar pie al nacimiento de un nuevo concepto en la mente de quien lo presencie. El performance en Colombia le daba la posibilidad a los nadaístas de tener la libertad política que apenas se podía conseguir en la época. En una Colombia del tercer mundo, o en vías de desarrollo, difícilmente se podía encontrar (incluso en la actualidad) la transgresión y el acto de dejar atrás la historia impuesta. Se puede decir que no pesaban más las ideas de un nadaísta que siglos de historia y colonia.

Por último, mientras Gómez afirma como un mito el hecho de que el performer es visto como un «antihéroe» y el portador de la contracultura de su época, por otro lado es correcto afirmar que el movimiento literario del nadaísmo cumplió un papel performático en la época de la violencia en Colombia, creando nuevas formas de pensamiento en urbes dominadas por lo religioso. Podría decirse que en la actualidad la cultura colombiana guarda vestigios comunes con el nadaísmo: aún existen nadaístas, hay un nadaísta en el corazón de la juventud rebelde que no acata lo injusto, que hace escándalo y enarbola la bandera de la justicia social.

CASO PRÁCTICO DE NADAÍSMO

Gonzalo Arango define la poesía como una pasión que permite ver, desde otras perspectivas, un mundo común y corriente. Un hombre sale a la calle. Se encuentra de manos a boca con la realidad. ¿Y qué es lo que obra en él, cuál es el fenómeno? No tiene ojos para ver si no es el piso asfaltado.  A ambos lados una perspectiva de casas. Y esto es para él la calle, su concepto.

Yo salgo a la calle: un gran nadafactor. ¿Y qué veo? Veo también la calle con un piso asfaltado, y la perspectiva de casas. Pero el estado poético me contamina y encuentro el estallido de la primavera en los árboles que no ha llegado aún a esa calle, las fornicaciones de los habitantes en las alcobas con ventanas cerradas al exterior, la alcantarilla en el corazón del piso roncando su vehemencia desnutrida, los mensajes atravesados como equilibristas por los hilos del teléfono atados a los muros, y así sucesivamente.

El poeta por virtud de ser poeta convierte la realidad en más realidad; y la realidad, en una realidad más irreal. Es decir, compone todas sus perfecciones de tal modo que él mismo sea el amasamiento del mundo y su existencia, de sí mismo y la permanencia de los seres, de él y los otros. El poeta, de esta manera pura, se convierte no solo en el centro del universo, sino en el universo mismo y se descontrola ante los continuos roces de la realidad donde están los otros.

Pero es que la realidad no es un concepto, sino una presencia. Cada cosa es real en la medida que alguien puede padecer la realidad. Y el poeta que es más conocedor de esto es el más irreal y a la vez el más real. Y por esto la poesía es la contradicción, es el Misterio.

* * *

En palabras de Gonzalo Arango, la poesía puede «llevar a su casa, a su conciencia, un átomo de locura, de duda, una Bomba de Desesperación Salvadora».

REFERENCIAS

Arango, Gonzalo. Manifiesto Nadaísta al Homo Sapiens. Medellín, Ediciones del Nadaísmo, colección «El topo con gafas»,1965.https://www.gonzaloarango.com/ideas/manifiesto-homo-sapiens.html

Arango, Gonzalo. Obra negra. Editorial Eafit / Corporación Otraparte, Biblioteca Gonzalo Arango, segunda edición en Colombia, Medellín, abril de 2016.https://www.gonzaloarango.com/ideas/gaitan.html

Builes, C (2012). Los intelectuales, la violencia y el poder. El caso de Jorge Gaitán Durán (1924-1962). Vista de Los intelectuales, la violencia y el poder. El caso de Jorge Gaitán Durán (1924-1962) (upb.edu.co)

El Tiempo (2002) Después del hombre. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1307903

Gomez (2005) En defensa del arte del performance https://www.scielo.br/j/ha/a/X4xg9p4zVqFMdSC6q8Xvcfy/

Lopez, M(2024) Medellin, emprendedora desde inicios del siglo XX. https://www.elcolombiano.com/tendencias/medellin-emprenderora-desde-inicios-del-siglo-xx-DF25647271

Llano Parra. Daniel (2015). Enemigos públicos. Contexto intelectual y sociabilidad literaria del movimiento nadaísta, 1958-1971. Medellín: Fondo Editorial FCSH.

Marín y Morales (2010) Modernidad y modernización en américa latina: una aventura inacabada https://www.redalyc.org/pdf/181/18118916020.pdf

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*Laura Lucía Correa Nieto. Estudiante de la licenciatura en literatura y lengua castellana de la universidad de Córdoba, en la ciudad de Montería. Dibujante y poeta.

**Jeisson Andrés Acosta Martínez. Estudiante de la licenciatura en literatura y lengua castellana de la universidad de Córdoba en la ciudad de Montería. Apasionado por la literatura universal.

Estos dos estudiantes hacen parte del semillero Taller de literatura REPENSARTE, bajo la dirección del profesor Luis Fernando López Noriega.

[1] Gracias a su capital económico familiar, Gaitán podía permitirse una vida burguesa y bohemia; además, podía comprarse las novedades de libros extranjeros de la época que eran distribuidos por la Librería francesa y por la famosa Librería Buchholz, cuyo dueño, Karl Buchholz, había creado alrededor de su establecimiento una tertulia literaria con los intelectuales y escritores de la época. Entre sus lecturas se encontraban las obras de Marx, Marcuse, Bataille, Valéry, así como una afición natural hacia las artes y el cine. Lecturas e influencias disímiles que determinaron su entrada al campo literario nacional a través de sus primeros escritos. (Builes,C, 2012).

[2] (…) El periodista Néstor Armando Alzate describe a Alejandro Echavarría Isaza, fundador de Coltejer, como «un hombre supremamente observador, muy acucioso y disciplinado», lo que le permitió dirigir una de las empresas textiles más importantes de América Latina y llevar a cabo una de las obras sociales más significativas de la ciudad: el Hospital San Vicente de Paúl.

21 COMENTARIOS

  1. Este artículo me gusta, no solo porque sus autores resaltan la importancia de Gonzalo Arango como líder y portavoz del movimiento, así como también subrayan el nadaísmo no solo como fenómeno literario, sino como una actitud frente a la vida y la sociedad. En general me gustó el artículo y su contenido, los autores nos ofrecen una visión enriquecedora sobre el legado del nadaísmo en la literatura colombiana. Cómo se deja en evidencia que gracias y a través de la actitud rebelde y la búsqueda de la autenticidad, esto ayudó significativamente a la modernización de la literatura del país.

  2. Una lectura que revive la fuerza disruptiva del Nadaísmo como grito creativo en medio del caos. Gonzalo Arango y los suyos no solo escribieron, sino que rompieron moldes. Hoy más que nunca, necesitamos esa dosis de rebeldía lúcida.

  3. Este artículo me permitió comprender en mayor profundidad la relevancia histórica y cultural del Nadaísmo dentro del contexto colombiano. Me sorprendió descubrir cómo este movimiento, surgido en medio de una época marcada por la violencia política, la represión ideológica y el peso asfixiante de la religión impuesta, logró abrir una brecha en el pensamiento dominante. Lo que más me impactó fue la valentía con la que un grupo de jóvenes, liderados por Gonzalo Arango, se atrevió a desafiar los dogmas de su tiempo no solo desde el discurso, sino a través del arte, la poesía y el performance como herramientas de protesta y libertad.
    No se trataba simplemente de provocar por el hecho de hacerlo, sino de generar una ruptura necesaria en una sociedad que parecía anestesiada por la tradición y el autoritarismo. El Nadaísmo, lejos de ser nihilista en el sentido convencional, proponía una forma distinta de mirar el mundo: desde la inconformidad creativa, desde el grito irreverente que incomoda, pero también despierta. Me parece admirable cómo lograron convertir la literatura y el arte en un acto político, en una forma de resistencia que no necesitaba armas, sino ideas.
    Pienso que ese espíritu nadaísta, ese impulso rebelde que busca cuestionar lo establecido, sigue vivo hoy en quienes se atreven a pensar diferente, a romper con lo convencional y a buscar nuevas formas de expresión y sentido. En un mundo donde aún persisten muchas formas de censura, violencia simbólica y exclusión, recuperar la esencia del Nadaísmo es también una manera de mantener viva la lucha por la libertad, la autenticidad y el pensamiento crítico.

  4. Desde mi perspectiva, este artículo es realmente fascinante porque logra desarrollar un análisis profundo y muy completo del Nadaísmo, un movimiento que, en mi opinión, es clave para entender gran parte de la historia cultural y social de Colombia. Me pareció muy acertada la forma en que se conecta el nacimiento del movimiento con el contexto de violencia y crisis que surgió después del “Bogotazo”. Es increíble cómo, en medio de una época tan convulsionada, Gonzalo Arango y los nadaístas encontraron en el arte un canal para expresar su inconformismo, sus ideas y su rechazo frente a una sociedad que sentían vacía y represiva.
    También me parece muy valioso que se destaque la figura de Fernando González como un referente filosófico e intelectual para Arango. Eso ayuda muchísimo a comprender de dónde vienen muchas de las ideas del Nadaísmo y le da más profundidad a su propuesta, que no era solo provocación, sino una verdadera postura de vida.
    Algo que me llamó mucho la atención —y que me pareció brillante— fue la interpretación del movimiento como una especie de performance colectiva contra el modelo conservador. Pensarlo así lo vuelve aún más interesante, porque no solo era literatura o arte: era una forma de existencia, una manera de sacudir las estructuras desde lo simbólico y lo cotidiano.
    Y si lo pienso desde el presente, esa “bomba de desesperación salvadora” de la que se habla en el texto, para mí sigue viva. La veo en cada joven que decide pensar por sí mismo, que levanta la voz frente a las injusticias, que busca nuevas formas de expresión sin miedo a romper con lo establecido. En ese sentido, este artículo no solo recupera una parte fundamental de nuestra historia, sino que también nos invita a repensar el presente con una mirada crítica y creativa. Felicitaciones a los autores, de verdad.

  5. El artículo ofrece una mirada renovada sobre el nadaísmo, alejándose de la visión superficial que lo reduce a una serie de provocaciones juveniles. En lugar de eso, se presenta al movimiento como una respuesta necesaria frente al contexto opresivo de su época, con un impacto real en la transformación cultural y literaria del país. Me llamó la atención la noción de “adanizar el espíritu”, ya que refleja ese impulso por romper con las normas establecidas y crear desde un punto de partida libre, auténtico. El texto invita a repensar el nadaísmo desde una perspectiva más crítica y menos cargada de estigmas.

  6. Interesante artículo que debe ser más divulgado para que llegue a más audiencia.
    Nos ubica en un contexto socio-político tan inestable como lo fue el momento del Bogotazo: el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán. Lo que despertó en muchos intelectuales de la época el pensamiento, el cuestionamiento de la realidad, alcanzar un nivel de literatura que propicie el pensamiento crítico.

    Por otra parte, el nadaísmo siempre se dirigió hacia los jóvenes, aquellos que buscan una profundidad de la realidad, escapar de los órdenes impuestos casi que en su totalidad por la iglesia, este artículo nos ubica en ese contexto en el que los estamentos se regían por la iglesia: desde la educación hasta la economía.

  7. ¡QUE GRAN ARTÍCULO! Es muy valioso porque logra explicar y mostrar cómo el Nadaísmo no fue solo un movimiento literario más, sino una verdadera expresión de resistencia y renovación cultural en Colombia. Explica de manera clara y profunda el contexto histórico de violencia, especialmente tras el asesinato de Gaitán, con el surgimiento de una contracultura que cuestionaba y rompía con las reglas establecidas. El articulo destaca el papel de Gonzalo Arango y su influencia filosófica para darle voz a una generación que buscaba libertad y cambio. Además, que el Nadaísmo se manifestara también a través del performance me pareció muy relevante, porque muestra que no solo se trataba de escribir, sino de vivir y sentir ese espíritu revolucionario. Creo que entender este movimiento es fundamental para comprender cómo la cultura puede ser un motor de transformación social en momentos de crisis, y este artículo lo explica muy bien, invitándonos a reflexionar sobre la importancia de seguir cuestionando y creando desde nuestra identidad. ¡FELICIDADES A LOS ESCRITORES Y A SU DIRECTOR!

  8. ¡QUE GRAN ARTÍCULO! Es muy valioso porque logra explicar y mostrar cómo el Nadaísmo no fue solo un movimiento literario, sino una verdadera expresión de resistencia y renovación cultural en Colombia. Me llamó la atención cómo conecta de manera clara y profunda el contexto histórico de violencia, especialmente tras el asesinato de Gaitán, con el surgimiento de una contracultura que cuestionaba y rompía con las reglas establecidas. Explica de forma clara el papel de Gonzalo Arango y su influencia filosófica para darle voz a una generación que buscaba libertad y cambio. Además, que el Nadaísmo se manifestara también a través del performance me pareció muy relevante, porque muestra que no solo se trataba de escribir, sino de vivir y sentir ese espíritu revolucionario. Creo que entender este movimiento es fundamental para comprender cómo la cultura puede ser un motor de transformación social en momentos de crisis, y este artículo lo explica muy bien, invitándonos a reflexionar sobre la importancia de seguir cuestionando y creando desde nuestra identidad. ¡FELICIDADES A LOS ESCRITORES Y A SU DIRECTOR!

  9. Leer este artículo me ayudó a ver el Nadaísmo desde otra perspectiva. Más allá de la imagen rebelde y provocadora con la que siempre se lo ha identificado, aquí se muestra como un movimiento que buscaba algo más profundo, una especie de renovación interior, un empezar de nuevo. Eso de «adanizar el espíritu» no es solo una frase de tipo motivacional, sino una forma de entender cómo estos jóvenes querían romper con lo viejo, con lo que ya no les decía nada, para buscar algo más honesto, más libre. Me parece valioso que se reconozca esa intención, porque a veces se reduce el Nadaísmo a un escándalo sin contenido, y a lo largo de este texto se demuestra que sí había una propuesta, una búsqueda real. Al final, lo que hicieron fue abrir un camino para que la literatura colombiana pudiera respirar distinto, con más libertad, y eso ya es algo bastante significativo.

  10. El texto analiza cómo el nadaísmo, liderado por Gonzalo Arango, surgió como una respuesta crítica y existencial frente a la violencia y el conservadurismo en Colombia. Destaca la influencia de Fernando González y la ruptura con la tradición literaria y social. El nadaísmo no solo renovó la literatura, sino que también incorporó el performance como forma de protesta cultural.

  11. El texto analiza cómo el nadaísmo, liderado por Gonzalo Arango, surgió como una respuesta crítica y existencial frente a la violencia y el conservadurismo en Colombia. Destaca la influencia de Fernando González y la ruptura con la tradición literaria y social. El nadaísmo no solo renovó la literatura, sino que también incorporó el performance como forma de protesta cultural.

    El artículo logra articular de manera clara la relevancia del nadaísmo como un movimiento que no solo desafió el canon literario, sino que también propuso una nueva forma de ser y pensar en Colombia. Su análisis del contexto, las influencias y el legado del nadaísmo es profundo y permite comprender por qué este movimiento sigue siendo necesario para repensar la libertad, la modernidad y la rebeldía en la cultura latinoamericana.

  12. Este artículo sobre el nadaísmo está muy chévere porque no se va por las ramas. Nos muestra cómo Gonzalo Arango y compañía no escribían por escribir, sino que estaban hartos del país tan cuadrado y aburrido de la época. Quemaban libros, hacían escándalos y escribían con rabia, para sacudir a una Colombia que necesitaba despertar. No era rebeldía sin sentido, fue una revolución literaria con mucho fondo.

  13. El artículo presenta una mirada clara y bien documentada sobre el Nadaísmo, mostrando cómo este movimiento no fue solo un grupo de jóvenes rebeldes, sino una respuesta profunda al momento histórico que vivía Colombia. Me parece acertado cómo vincula el surgimiento del Nadaísmo con hechos como el Bogotazo y con pensadores como Fernando González, lo que ayuda a entender su trasfondo crítico y no solo su imagen de escándalo.

    La parte sobre el «performance» como forma de protesta es interesante, porque muestra cómo los nadaístas usaron el arte para desafiar las normas de su época.

    En general, es un buen análisis que invita a reflexionar sobre el papel del arte en la sociedad y cómo los movimientos culturales pueden ser también formas de resistencia.

  14. El artículo ofrece una lectura renovadora y necesaria del nadaísmo, alejándose de las etiquetas reduccionistas que durante años lo limitaron a la simple irreverencia juvenil. La propuesta de “adanizar el espíritu” funciona como una poderosa metáfora para comprender el verdadero propósito del movimiento: no destruir por destruir, sino despojar al sujeto de las imposturas culturales y permitirle reencontrarse con una voz auténtica.

    Resulta valioso cómo el texto articula la dimensión literaria con la espiritual, revelando que el aporte del nadaísmo no fue únicamente formal o estético, sino profundamente existencial. Esta perspectiva invita a repensar el lugar del nadaísmo en la historia de la literatura colombiana, no como una nota al margen, sino como un momento de inflexión que desafió estructuras, sensibilidades y lenguajes.

  15. Es interesante como el artículo presenta una visión amplia y valiosa del Nadaísmo como un movimiento que no solo respondió a un contexto histórico marcado por la violencia y la represión, sino que también se propuso renovar la manera de pensar y crear en Colombia. En lugar de rechazarlo como una excentricidad del pasado, el texto nos invita a reconocer su vigencia y su impacto en las juventudes actuales que aún buscan romper con las estructuras que limitan el pensamiento y la creación.

  16. Este artículo me ayudó a comprender mucho mejor la importancia del Nadaísmo dentro de la historia cultural de Colombia. Me impresiona ver cómo un grupo de jóvenes, liderados por Gonzalo Arango, se enfrentó con valentía a una sociedad marcada por la violencia, la represión del pensamiento y la religión impuesta. Además, me llamó la atención cómo transformaron la poesía, el arte y el performance en herramientas de protesta y libertad. Pienso que el espíritu rebelde del nadaísmo todavía persiste en quienes cuestionan lo establecido y buscan nuevas formas de ver el mundo.

  17. Es interesante como el artículo presenta una visión amplia y valiosa del Nadaísmo como un movimiento que no solo respondió a un contexto histórico marcado por la violencia y la represión, sino que también se propuso renovar la manera de pensar y crear en Colombia. En lugar de rechazarlo como una excentricidad del pasado, este texto nos invita a reconocer su vigencia y su impacto en las juventudes actuales que aún buscan romper con las estructuras que limitan el pensamiento y la creación.

  18. El artículo “Adanizar el espíritu: el verdadero aporte del nadaísmo al campo literario colombiano” de Laura Lucía Correa Nieto y Jeisson Andrés Acosta Martínez ofrece una visión clara y profunda sobre el nadaísmo, destacando que no fue solo una expresión de rebeldía escandalosa, sino un movimiento con una intención genuina de transformar la literatura colombiana desde sus fundamentos. La metáfora de “adanizar el espíritu”, utilizada por los autores, resulta especialmente poderosa al expresar esa voluntad de recomenzar y renovar el acto creativo.

    El texto también se valora por su capacidad de articular lo literario con lo político y lo social, superando una visión limitada centrada exclusivamente en la figura de Gonzalo Arango. Con un enfoque crítico, bien argumentado y accesible, el artículo permite al lector comprender mejor la relevancia del nadaísmo y su legado en la literatura colombiana contemporánea.

  19. La pieza examina cómo el nada de Gonzalo Arango se desvió de los estándares literarios y sociales de su época en Colombia. Enfatiza su naturaleza audaz, su desaprobación de las organizaciones y su dedicación para revivir la energía artística. Más que un movimiento literario, fue una revolución cultural.

  20. Es un artículo fascinante, puesto que ofrece un análisis de forma muy completa sobre el Nadaísmo, lo cual es un movimiento de suma importancia para la comprensión de la cultura colombiana; la forma en la que se conecta el inicio del movimiento con la violencia y la crisis social arraigada a el “Bogotazo” es sumamente acertada, pero aún más increíble me parece como dicha época tan violenta sirvió para que Gonzalo Arango y sus contemporáneos expresaran sus críticas y pensamientos a través del arte.

    Por otra parte, se debe resaltar el hecho de la mención de Fernando González como pilar intelectual para Arango, puesto que ayuda a comprender de mejor forma las raíces filosóficas del Nadaísmo; y por último, se debe admitir que la idea de que el movimiento fue una forma de “Perfomance” para desafiar el ideal conservador es bastante interesante e innovadora.

    Finalmente, desde un punto de vista externo, se puede decir que esa “Bomba de Desesperación Salvadora” sigue en píe, desde cada jóven que se levanta a luchar contra una injusticia y busca la libertad de pensamiento y expresión. En general, el artículo brinda una perspectiva interesante e innovadora, felicidades a los autores.

  21. Me gustó mucho cómo el artículo logra reivindicar el valor del nadaísmo más allá de sus gestos provocadores. A veces se reduce el movimiento a simples actos de rebeldía, pero aquí se reconoce su papel como una fuerza necesaria para sacudir la literatura y la cultura colombiana en un momento de represión y violencia. Me pareció muy acertada la idea de “adanizar el espíritu”, porque muestra cómo los nadaístas quisieron empezar de cero, romper con lo impuesto y buscar nuevas formas de sentir y escribir. Es un texto que invita a ver el nadaísmo con más profundidad y menos prejuicios.

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