Cronopio Euskadi

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Euskadi

EL ARTE MODERNO DE EUSKADI

Por Libe de Zulategi y Mejía*

Nos referiremos en esta columna a algunos momentos del arte vasco, iniciadores de lo que es actualmente una fuerza en España y en Europa, la abstracción geométrica. La creación de una institución que recogía a pintores vascos, artistas de gran valía y que, por tanto, merecían ser difundidos y que traemos para conocimiento de los artistas antioqueños, partió de dicha creación. Es conocida la calidad de los escritores del 27, la mayoría vascos, de sus poetas, músicos y escritores de finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, pero poco se conoce de los pintores de esa época. Además porque todos ellos iniciaron lo que hoy llamamos el Arte Moderno en Euskadi.

Hacia 1911 se fundó en Bilbao, capital de Vizcaya, la Asociación de Artistas Vascos, organización que integró a todas las formas de creación artística y que llamó a un grupo que había regresado de Francia, lugar obligado por ese entonces para todo aquel que quisiera conocer y ser conocido en el panorama de las artes plásticas. Así como París era la ciudad meca, dentro de Euskadi era Bilbao , lugar donde el núcleo artístico se asentaba con fuerza. De entrada, la crítica la ejercían escritores avezados, aunque siempre se ha dicho que quienes menos conocen de las artes visuales son los escritores. Pero como la creatividad del momento no se había emancipado de la pintura de género, el retrato, el bodegón, el paisaje, los temas costumbristas y descriptivos, era para el escritor de entonces más fácil ejercer la crítica, aunque se refiriera, y con mucho acierto, a quienes cambiarían los conceptos para desconcierto del espectador común.

Eran los críticos nombres tan importantes como Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Juan de la Encina, cuyo verdadero nombre era Ricardo Gutiérrez Abascal, entre otros. Poco a poco la calidad de los artistas se medía a la altura de quienes los fiscalizaban. Este grupo de críticos logró sacar del carácter provinciano y parroquial el concepto de calidad en el conocimiento de la pintura y en la escultura y darle altura al oficio de crítico, el cual es servir de enlace entre el mundo creador del artista y del espectador, cuyo conocimiento, la mayoría de las veces, es nulo. El público común —y esto cubre al mundo entero— entra a un museo o a una galería más por curiosidad que por saber qué es lo que va a ver. Por esto, la crítica es necesaria y delicada, ya que cualquier asomo de parcialidad entorpece totalmente su función. De ahí que fuera tan importante este grupo de visionarios que ejercieron a cabalidad su labor crítica y jalonadora.

En cuanto a la Asociación de Artistas Vascos de Bilbao, decía así en el comienzo de su reglamento: «se crea para fomentar el desarrollo de las Bellas Artes, organizando exposiciones, concursos y conferencias, creando una biblioteca y proporcionando a los artistas los medios necesarios para que puedan enviar sus obras a exposiciones que se celebren fuera de Bilbao». Era, pues, una función de preparación, expansión y proyección del artista vasco hacia el exterior. Eso llamó a los verdaderos creadores, quienes veían en dicha Asociación una posibilidad de romper fronteras, el empujón que todo artista necesita en su comienzo.

Fueron ellos las figuras que hoy reverenciamos como los grandes precursores del arte actual. Músicos, poetas, escritores y artistas plásticos. De éstos, Ignacio de Zuluaga, Darío Regoyos Juan de Echevarría, Francisco Iturrino, Paco Vasco, Pablo Uranga, Aurelio Arteta, los hermanos Arrúe, los hermanos Zubiaurre, Jesús Olasagasti, Juan Aranoa y muchos más, de quienes hablaremos en próximas columnas para informar a los lectores sobre el gran arte vasco. No nos detendremos al arte visual, pues arte es todo lo que sea creación con calidad. Así, recordaremos a músicos y escritores igualmente.

Hoy traeremos a Aurelio Arteta, Bilbao 1879 – México, 1940.

Desde pequeño tuvo la inclinación por el arte y se inició en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao. Pero después, su talento y el entusiasmo de los elogios adquiridos le hicieron viajar a Madrid para recibir la educación formal en la Academia de San Fernando. Por su falta de recursos familiares, tuvo que trabajar en muchos oficios para pagarse el alto costo de la Academia, pero valió la pena. Ante su progreso, obtuvo una beca de la Diputación de Bilbao para París, en el año de 1902. Después de viajar por varios países europeos y siempre en plan de estudio, regresó a Bilbao, donde realizó su primera exposición individual en 1906. En 1924, estando de director del Museo de Arte Moderno y con la intención de adquirir obras de Gauguin y otros impresionistas, dimitió ante la negativa de integrar artistas franceses al Museo, por parte del Ayuntamiento (la Gobernación de allí). La falta de apoyo cambió su vida y produjo su residencia en Madrid, donde fue profesor. Al estallar la Guerra Civil se fue a Biarritz, donde pintó varios cuadros sobre la guerra y de allí se trasladó a vivir a México. En 1940 falleció en un accidente.

La temática fundamental de su obra fue la vida vasca, siempre, sin caer en folklorismos superficiales, la entraña de su raza y de su tierra fueron sus fuentes. Puvis de Chavannes se convirtió en su inspiración, aunque su desarrollo formal fue bien diferente. Hay en su obra una geometrización que imprime fuerza y carácter a sus personajes, la mayoría impregnados de añoranza o de signos trágicos. Si sus comienzos estuvieron basados en el socialismo en un momento de acomodo violento, pronto se topó con la Guerra Civil, temas todos ellos de crisis humanística, los cuales marcaron la intensidad en su obra, fuera el tema que fuera.

Su obra es de tanto valor que ha dejado su sello en buena parte del arte vasco y aún, en el resto de España. La fuerza de los Pirineos y el temperamento de su raza, fuerte y melancólica, han servido como guía para muchos artistas, no tanto en su temática, como en la manera de geometrizar el paisaje de fondo y los personajes, dando a la composición una primacía a la pintura y a la forma por sí mismas, casi independientemente del tema abordado. De ahí que se haya convertido en un precursor del expresionismo en Euskadi y en España y que su obra sea estudiada por los artistas abstractos como Chillida y Oteiza.

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* Libe de Zulategui y Mejía es artista plástica colombiana, crítica, curadora e historiadora de arte. Ha sido columnista del diario El Correo y del suplemento dominical de El Colombiano. Asimsmo ha dictado numerosos talleres y conferencias sobre historia del arte y pintura en diferentes ciudades de Colombia. Actualmente es la vicepresidente de la Casa Vasca de Antioquia «Luis Migul de Zulategui».

Esta entidad se dedica a dar a conocer diferentes aspectos de la cultura vasca, como la pintura, la música y la tan reconocida gastronomía de esta región española a través de diferentes eventos como la Semana Vasca, exposiciones en diferentes salas de Medellín y cursos. Correo-e: cavaluismiguel@gmail.com

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