Cronoquimia Diletante

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EL EFECTO MARILYN SE DESVANECE EN LOS ÁNGELES


 

Por Gloria N. Ramírez-Oliveri*

Querida Marilyn,

Te escribo esta carta aunque no me conoces. Me sorprende comprobar que a 59 años de tu muerte no exista otra celebridad que compita con tu fama. Para que sepas algo de mí, te cuento que nací en Colombia cuatro años después de tu muerte en 1962. Durante la última década he estado explorando tu efecto en Los Ángeles, Estados Unidos, la ciudad donde naciste en 1926. Lo que he notado Marilyn, y duele decirlo, es que desde 2019, tu encanto se desvanece al mismo ritmo en que se deteriora tu ciudad. La indigencia, un problema en aumento, definitivamente menoscaba el glamour de otros tiempos. Me duele decírtelo, Marilyn, pero es la verdad. Al ver las fotografías que incluyo al final de esta carta lo entenderás mejor. Como están las cosas por aquí, no sería extraño que tu efecto, perdiera fuerza en el corto plazo.

Al igual que te ocurrió a los 23 años, cuando todavía eras «una modelo pobre», ni a las jovencitas de tu edad ni a sus familias les alcanza el dinero para pagar sus gastos. En Los Ángeles, la pobreza y el desempleo han alcanzado cifras desproporcionadas. Todo está escandalosamente caro, especialmente los arriendos. Algunas calles se convirtieron en basureros. Las drogas se venden con la misma normalidad que las botellas de agua en los supermercados. Las enfermedades mentales son un problema de salud pública aún más grave que un virus llamado Covid 19, que desde el año pasado ha estado causando la muerte a millones de personas alrededor del mundo. En Hollywood, donde tanto brillabas, cada vez son menos los turistas que se toman fotos con las estrellas del «Paseo de la fama». Cada vez son más los perros que defecan sobre esas estrellas de cemento por las que tanto dinero pagan los famosos. La situación es tan desalentadora, que para mantener el ánimo hay que evitar las noticias. Con el deterioro de Los Ángeles, tu imagen también decae.

Tantos problemas están opacando tu efecto, el que ya no alcanza ni para alimentar fantasías. Tras un año de enormes dificultades el fervor de tus devotos se siente menos. Cuesta creer que tus afiches gigantes se estén descolgando de algunos de los bares y restaurantes que se cierran a diario. Reproducciones de tus fotografías, -antes piezas de colección-, están rebajadas hasta en las tiendas de segunda mano. En estos días vi tu rostro angelical mezclado entre los muebles, colchones y electrodomésticos que se amontonan por las calles. También supe que a unos muchachos guatemaltecos que realizaban trabajos de mantenimiento en un edificio de apartamentos, les tembló la mano al hacer pedazos el papel tapiz con tu foto más famosa: la del metro de Nueva York.

Esa imagen tuya tan memorable ya no decora el cuarto de su antiguo inquilino. Como tantas otras personas en Los Ángeles, él también tuvo que salir de su casa al quedarse sin empleo. Otro hecho curioso es que los encendedores con la fotografía de tu cuerpo desnudo, son tan ordinarios, que ya no encienden ningún fuego. Por si acaso, los constantes incendios forestales de California, usualmente son causados por los fósforos que prenden los perturbados. Es como si todo lo tuyo estuviera en oferta: pague uno y lleve tres. Y como si no fuera suficiente, China se ha convertido en tu nuevo explotador y en el manufacturador mundial de souvenires. Imprimen tu cara y a veces también tu cuerpo donde se les antoja: en sus platos chinos, en sus llaveros chinos, en sus copas chinas, en sus cobijas chinas, en sus cuadernos chinos, en sus morrales chinos. Las camisetas son un horror. Resucitarías de cólera al verlas. Y lo más grave es que se distribuyen por los cinco continentes. Tu divino rostro se desfigura al correrse la tinta. La tela que antes era de algodón 100% ahora es de poliéster con el mismo porcentaje.

Lo que está pasando en Dubai, la ciudad más famosa de los Emiratos Árabes, te va a sorprender. Cuesta creer que en un lugar cuya religión predominante es el Islam, se le rinda culto a tu imagen. ¡Sí, mi querida Marilyn!, tal como lo oyes. Entre tantas mujeres hermosas fuiste la elegida para decorar la pared de una ciudad que naufragó. (¿Los Ángeles?). Ni idea. Desconozco las razones que inspiraron a los creadores de la piscina más profunda del mundo. Esta atracción turística, acaba de ser incluida en los Guinness World Records. Sólo los buzos más experimentados logran descender hasta el lugar donde te encuentras: no sepultada, sino más viva y radiante que siempre. Aunque la religión islámica prohíbe el culto a las imágenes, llama la atención que te hayan elegido como la diosa de ese parque subacuático. Quizá ellos también hagan sus excepciones cuando se trata de hacer dinero. Ver para creer (ir al 1:15minutos). ¡Así se mercadea con tu imagen en la actualidad!

Pero cambiando de tema, y por mi interés en la fotografía, estuve pensando, Marilyn, que el día en que Tom Kelley, «fotógrafo de pancakes», te pagó 50 dólares por posar desnuda, quizá no advirtió que con esas imágenes la suerte de los dos también cambiaba para siempre: Norma Jeane Baker se transformó en Marilyn Monroe y él dejó de ser un fotógrafo de pancakes. Al ver tus atributos a flor de piel, no es raro que él intuyera que estabas espléndida para ilustrar el almanaque de uno de sus clientes de la industria automotriz de Chicago.

Como era de esperarse, la publicación de un almanaque con una mujer desnuda fue algo muy revolucionario para la época (1955), Marilyn. El impacto que causó la contemplación de tu cuerpo resultó más estremecedor que los terremotos de California. Tal vez por eso, no sólo en los talleres de autos de Chicago, tu efecto encendió todos los motores, activó todas las alarmas. Fuiste un sismo tan fuerte que hasta se sintió en Washington, capital de los Estados Unidos. Allí a un par de políticos muy carismáticos, de apellido Kennedy, también se les debió mover el piso al verte. «¡Wow! ¡Qué mujer tan hermosa!», debieron pensar; pero Tu efecto, Marilyn, apenas comenzaba. De lo que pasó después y de tu relación con esos hombres tan poderosos —los del apellido que empieza por K—, se ha escrito tanto que a mí no me interesa mencionarlo.

Mejor hablemos de poesía. Leyendo un fragmento de un poema de Mario Benedetti, me pude explicar mejor acerca del efecto que produce una mujer desnuda. Espero te guste, Marilyn. Dice así:

…una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende.

Pero como las dos sabemos, no todas las mujeres desnudas producen el mismo efecto. Más adelante lo comprobarás cuando te cuente la historia de otra mujer al natural que sólo fue famosa en mi casa; pues para el resto del mundo ella fue tan anónima como los millones de estrellas del universo.

Volviendo con Kelly, me enteré que un par de años después del éxito alcanzado por el almanaque de Chicago, él vendió en 500 dólares una sola de esas fotos a Hugh Marston Hefner, «Hef», el fundador y propietario de Playboy. Te convertiste en la portada de la primera revista de «entretenimiento para hombres. No es extraño que este «pionero de la libertad sexual» también hubiera descubierto, a la manera de los explotadores sexuales de hoy, que tu cuerpo sería un terreno fértil por conquistar.

Para que sepas un poco de mí, te contaré la historia de la primera mujer desnuda que apreciaron mis ojos.

Si estás pensando que Eva, la compañera de Adán, fue la primera mujer que vi sin ropa, te equivocas. ¡No era ella! La primera mujer desnuda que contemplaron mis ojos fue la de un cuadro que estaba colgado en la sala de mi casa. Era una obra de arte barata —quizá de otra modelo pobre— en la que confluían las miradas de quienes nos visitaban. En Colombia, país católico por ley, todavía se practican muchas tradiciones religiosas y entre ellas, hay una que establece que en las salas de las casas debe haber una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Por alguna razón, cuando se trata de seguir tradiciones, en mi familia las cosas siempre se hacen de otro modo. Me explico: la imagen sagrada de Jesús fue colocada en el descanso de las escalas del tercer piso. —Con tantos niños corriendo, peleando y jugando, la protección del hijo de Dios siempre era necesaria—. En cuanto a nuestra Maja desnuda, esta se consagró para la sala. Asombro era la reacción común de las visitas. Mientras que las mujeres la auscultaban en detalle, los hombres se esforzaban por ignorarla. Para mi mamá, que era más hermosa que la del cuadro, esa modelo criolla nunca significó nada.

Por asociaciones que hago ahora, puedo afirmar, Marilyn, que tu efecto (Marilyn´s effect on men) también llegó a las montañas de mi tierra. Quizás mi tío, que era piloto y que viajaba mucho, debió traer a nuestra casa algunas de las revistas en las que ya eras portada y fue ahí donde muchos caballeros, incluido mi papá, se fueron desinhibiendo frente al goce que les producía la contemplación de la desnudez femenina. Descarto que mi tío hubiera llevado a la casa la primera revista de Playboy, porque esa edición se agotó de inmediato. De la «modelo pobre» que fuiste alguna vez ya no quedaba nada. Te habías convertido en «Icono sexual», en la «Supernova de América». Playboy te consagró.

Antes de los 23, cuando aún no eras rubia, ni habías posado desnuda, alguien te describió como Un ángel encarnado. Tras la publicación de Playboy, otro te llamo «puta con expresión orgásmica» ¡Qué horror! Algo me hace pensar que después de todas esas fotos también empezaste a morir. Los especialistas de la fama, esos que tanto abundan por aquí, sostienen que para ser famoso hay que cumplir con al menos dos requisitos: El primero es aparecer en las portadas de publicaciones importantes; y el segundo, que su nombre haga parte del «Paseo de la fama» de Hollywood. Déjame decirte Marilyn, que eso lo cumpliste en un abrir y cerrar de ojos y como para honrar tu nombre, fuiste la pionera de nuevas normas, Norma.

—¡Norma!, Norma Jeane Baker, así era como te llamabas antes de la fama.

Estoy segura que nada de lo que se diga te afecta ya, puesto que eres un ángel de verdad.

En las fotografías que he tomado sobre ti durante los últimos 10 años entenderás mejor de lo que hablo.

Con mi cariño sincero.

Gloria N.

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* Gloria Nivia Ramírez Oliveri, es Comunicadora Social – Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín (1991), con un máster en Liberal Arts–Spanish en California State University Northridge, CSUN. Inició su carrera como reportera gráfica del periódico El Colombiano (1989), al registrar una de las décadas más difíciles de la historia reciente de Colombia. Sus fotografías se han publicado en diferentes medios periodísticos de Colombia y el exterior. La docencia y la investigación también hacen parte de su trayectoria profesional. Su tesis de grado (1991), Vigencia de la fotografía documental en la prensa escrita: Tras las huellas de Henri Cartier-Bresson en el contexto de Melitón Rodríguez, le abrió las puertas de la prestigiosa agencia de fotografía Magnum de París, de la que fue pasante en el año 1993. Es miembro de «Pacific Ancient and Modern Language Association», «PAMLA» y ha sido ponente de conferencias académicas en diferentes universidades de los Estados Unidos. Es editora auxiliar de esta revista y reportera «free lance».

 

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