Literatura Cronopio

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EL MURO Y OTROS POEMAS

Por Tomás Sánchez Hidalgo*

Hemos aprendido a protegernos un poquito del frío, sí, pero demasiados de mis sueños en estos días son todogrises. Creemos en Dios, según como vaya el mes. Fase REM. Lo que a continuación se cuenta llega a mi rápido movimiento de ojos en un plano corto, en un technicolor vicioso. Drogadictos en un campo de concentración. Terminales. Estaban desnudos. Al tiempo, y en un palacio, una reunión de intelectuales. Y de ventrílocuos. Estaban, los referidos, aquéllos y éstos, igualmente desnudos. Una estación de trenes en Moravia. Locomotora: gimes rauda locura, demoledora: fiesta de los maniquíes. Oro, los dueños ya no existían. Kafka tenía razón: Praga no te deja salir. Si Europa fuera un tango (*), o un parque temático sexual, te diría que setenta años no son nada, pero que se han disuelto para bien las fronteras. Al fondo, el Wrigley Field (y eso son un montón de chicles).

(*) Manuel De la Fuente dixit.

KANOVITZ´S VERNISSAGE, BY HANEKE

(La McDonaldización del terrorismo)

George Ritzer y una esquina no son la misma cosa:
encerrados, los quince del vernissage,
en un McDonald´s infinito,
en el ático de un rascacielos,
olor a gasóleo y sin Proceso,
sin haber podido llamar a vuestros seres queridos
(¿o habiéndolos perdido ya?, quizá).
En este enésimo caso de terrorismo,
os han sido detectadas arritmias,
alteraciones de todo tipo
(una de los quince perdió a los gemelos que esperaba);
cero medicamentos cero,
sí, de veras,
todo esto es, potencialmente,
una Postdamer Platz roja:
sin cafés sin teatros sin tabaquerías sin plaza:
una explanada, un desván:
sólo un desierto un solar un cementerio godo.
Esos quince portes lúdicos, altivos,
hubieron de volverse humillados:
vosotros, para quienes fue consagrada la primavera;
cero medicamentos cero,
sí, de veras,
todo esto es, potencialmente,
una Postdamer Platz roja:
sin cafés sin teatros sin tabaquerías sin plaza:
una explanada, un desván:
sólo un desierto un solar un cementerio godo.
Esos quince portes lúdicos, altivos,
hubieron de volverse humillados:
vosotros, para quienes fue consagrada la primavera.

SECESIONISTAS

No es como esperar a que llegue el juicio y ya. La respuesta puede estar en alguna otra caja negra. Frío sólido: quemad las banderas. Todas. Una bandera implica cuatro estados de la materia: qué es lo que sale, qué no puede ni podrá salir, qué es lo que entra, qué no entrará. En esta involución, a través de las vidrieras de la Catedral de Bruselas puedo ver la mano de Adam Smith, del revés, frente a su haz luminoso. Observadores internacionales apostando en las inmediaciones, mientras admiran la floración plateada, en contraste con las tinieblas.

Este invierno se parece al del año pasado: en Gran Bretaña se esperan fuertes precipitaciones, con acusación de nieve: la mirada puesta en los pies (paisaje también poco habitual en Barcelona, que muchos han querida inmortalizar). El Ayuntamiento de la Antigua Grecia se personará en la causa como acusación particular.

CANCIÓN-OBJECIÓN-OBSESIÓN, FRENTE A UNA TUMBA NO DE WILLIAM CARLOS WILLIAMS

Dentro de un carro de combate, la citada obsesión.
Un excéntrico acaudalado, veterano de guerra,
decide, cada cierto tiempo,
arrollar la puerta de un cementerio próximo,
saca su cuerpo por la escotilla,
y tararea, recorriendo pasillos, nombres de compañeros,
allí presentes, debajo de sus ocho ruedas,
mientras, ya al fondo,
piensa, frente a la cruz de su amado, para sus adentros
«No estábamos aún casados, claro»,
pero también
«Esto tan sólo son las normas, ¿no?».

ǝlddɐ

Es Junio,
carreras de caballos,
anual fiesta de los sombreros,
y bajó del metro en Ascot
un tal Tyson,
Mike,
el Terror del Garden,
(exhibido por Don King),
traje de pingüino
al modo de lo inextranjero,
extraña luciérnaga
sobre fondo blanco noche
(y hoy espectro vagando
tatuado por mi casa),
y lo cierto, señora,
es que,
ya dentro del hipódromo,
Tyson le tocó a Vd. el brazo,
y que,
al tiempo que sonaba señora su iPod,
y éste antes
que sus gritos bajo palio,
y que el consiguiente rugido de la masa
y que el Terror del Garden
contra 1,
contra 100,
contra 1.000,
contra la vida,
contra el resto,
y todos ellos previos
a mi placa de sheriff
—improductivo Dodge a pedales—
y a mi último miedo de verdugo
tras disparar la sien del negro,
esto es,
al tiempo de su mundo burbuja
y de la nostra locura in crescendo,
Isla de la Calavera,
repito, yo lo vi:
sonaba señora también su niño,
sonaba también su iPhone:
Tyson sólo quería avisarla.

____________

* Tomás Sánchez Hidalgo. Economista y MBA por el Instituto de Empresa. Máster en Escritura Creativa por el Hotel Kafka. Certificate in Arts Administration por la New York University. He publicado en revistas literarias de EEUU, Canadá, México, Argentina, Chile, Venezuela, Alemania, Gran Bretaña, España, Irlanda, Portugal, Rumanía, Nigeria, Sudáfrica, Zambia, Botswana, Zimbabwe, India, Singapur y Australia. Finalista del certamen de novela del Festival Eñe. Ganador del certamen de microrrelato Criaturas feroces, de la Editorial Destino.

 

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