Literatura Cronopio

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ANTI POESÍA, ANTI ROMANTICISMO Y MUERTE EN «GOTAS AMARGAS» DE JOSÉ ASUNCIÓN SILVA

Por Sean Cook*

Hacia finales del siglo XIX surge en Hispanoamérica una nueva actitud artística que marca la transición hacia el Modernismo literario. Este movimiento se caracteriza por un rechazo de la poesía, las costumbres y la ideología burguesas de la segunda mitad del siglo. Por encima de los varios precursores del Modernismo se destaca José Asunción Silva (1865-1896) como el exponente más representativo de esta nueva estética. Silva es reconocido por su rico lirismo, su alta depuración y sus innovaciones de la rima interna en el verso castellano. Sus más renombradas composiciones poéticas, los «Nocturnos», están caracterizadas por un tono angustioso y elegíaco. Son poemas que lamentan la muerte de seres queridos y que reflejan el ‘yo’ atormentado del poeta. Pero el mundo de lo sombrío no fue la única vertiente que Silva exploró. El poemario Gotas amargas, escrito hacia el final de sus días, nos muestra cómo el llamado ‘mal del siglo’ abatió a esta gran figura de las letras americanas.

Al hablar del ‘mal del siglo’ nos referimos a la actitud melancólica y la desazón que los poetas de la época tenían frente a la sociedad que los rodeaba. Se sentían incomprendidos y marginados, y se creían superiores a la burguesía cuyos valores orientaban la sociedad. En esta antología corta, Silva nos muestra su mirada crítica, pesimista y satírica frente a un mundo que lo había enajenado. Esta poesía, que ofrece una perspectiva extremadamente negativa, contrasta notablemente con los principios románticos que prevalecieron en gran parte del siglo XIX en las letras castellanas.

En Gotas amargas, Silva alcanza nuevas alturas de sátira y humor al criticar y burlarse de los valores culturales de su época. La crítica encerrada en estos versos subraya la apoteosis de Silva. Arturo Torres Rioseco señala el orgullo que definía la psique del poeta finisecular: «Para los modernistas el hombre es el centro de la vida; el poeta, el hombre superior, el superhombre. En primer lugar siente un desprecio por la burguesía social y literaria. En segundo lugar desprecian y niegan al hombre de ciencia, desde el retórico hasta el médico» (27). Esta actitud se ve reflejada netamente en Gotas amargas. Los quince poemas que constituyen esta colección son posteriores a los más célebres poemas de Silva y fueron recogidos y publicados póstumamente por amigos del poeta (Jaramillo, 154).

Muchos críticos han dado en llamar esta colección anti-poesía. En Gotas amargas Silva se aleja del lirismo elegiaco que caracterizaba a su obra temprana para burlarse de la sociedad y presentar su visión de un mundo degenerado. Hector Orjuela afirma que su obra posee todas las características del anti-poema: «ironía, humor negro, prosaísmo, purificación de la palabra poética, ambigüedad, angustia existencial, etc», y etiqueta a Silva como «el primer gran anti-poeta de la época modernista» (116). Los poemas de Gotas amargas abarcan una variedad de temas, tales como la igualdad de los hombres, el deseo sexual, la ciencia y la filosofía, el suicidio, el tedio vital, y tratan todos estos temas desde una perspectiva escéptica e irónica. En este sentido, se puede decir que Gotas amargas representa la culminación del pesimismo absoluto de Silva.

Tras leer esta colección cabe preguntar, ¿cuáles fueron las vivencias que condujeron a Silva a esta actitud angustiada y pesimista? Desde niño, el poeta vivió marginado de la sociedad bogotana. Hector Orjuela señala que fue «un niño retraído, sensitivo y triste que encontraba refugio en la soledad y la lectura» (80). A lo largo de su vida, Silva siguió buscando consuelo en el mundo de los libros y del conocimiento. Junto a la literatura y las ideas filosóficas que aprendió por su cuenta, otras tragedias personales contribuyeron a agravar el ya volátil estado psicológico del escritor. Durante varios años, Silva luchó para salvar el negocio familiar que heredó de su padre, pero al final tuvo que sucumbir a sus acreedores. Orjuela afirma que estos contratiempos financieros desempeñaron un papel decisivo en alterar el estado psicológico del poeta y contribuyeron en gran medida a su suicidio (85). La muerte de su hermana Elvira, quien inspiró la famosa elegía «Nocturno III», fue otra vivencia que acercó al poeta a la desesperación y a la nube oscura de la muerte. Arturo Torres Rioseco ha señalado que una característica común entre todos los precursores del Modernismo es esta obsesión por la muerte: «Morir, y morir joven» parecía ser su lema (24). En este poemario, la muerte tiene una presencia ubicua.

Al calificar Gotas amargas, María Dolores Jaramillo ha dicho que «representa otro momento en las búsquedas estéticas del poeta» (154). Uno podría aventurarse a decir que, en realidad, representa la última búsqueda y el hallazgo de una forma extraña de reposo, ya que poco después de componer estos versos el poeta le puso el punto final a la historia de su vida. Lo que sí queda claro es que esta colección demuestra el escepticismo y la mirada despectiva de Silva hacia la sociedad. En algunos de estos poemas emplea versos que son mucho más prosaicos que sus composiciones tempranas. Junto a la impresión narrativa advertida por el lector, se notan múltiples ejemplos de vocabulario técnico-científico, lo cual es una característica del llamado anti-poema. Orjuela afirma que estas imágenes reflejan el interés que «siempre sintió el poeta por las disciplinas científicas» (118). Pero en ciertos poemas, como por ejemplo «Avant-Propos» y «Egalité», se mantienen estructuras métricas y esquemas de rima que imparten un sabor poético a esta anti-poesía silviana.

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«Avant-Propos», el primer poema de la colección, muestra claramente la nueva dirección estética de Silva. En cuanto a la métrica, consiste en cinco cuartetos formados por eneasílabos en los primeros tres versos y un pentasílabo en el cuarto. Uno de los rasgos llamativos del Modernismo es que los poetas favorecieron métricas menos comunes en su poesía (Rioseco, 16). En Gotas amargas, se observa el uso extendido del verso eneasílabo. Esta combinación métrica parece innovadora, porque los dos versos eran de uso muy limitado durante el siglo XIX. El esquema de rima consiste en asonancia en las «as» de los versos pares. Pero lo que más llama la atención es la abundancia de términos científicos que se emplean para describir el malestar: facultativos, dispéptico, tónico, régimen, dosis. Según la escuela romántica, estas palabras no tendrían ningún valor poético porque no poseen ninguna belleza inherente. Serían, por científicas o técnicas, abrasivas e inconformes en la poesía. Sin embargo, como Silva indicará con estos versos, hacía falta un remedio para curar la estética de los románticos. En este poema «Silva habla de la mala digestión física y literaria», refiriéndose a la pesadez de la literatura romántica (Jaramillo, 155). En las primeras dos estrofas, el poeta habla del dolor físico que padece un paciente dispéptico, y los tratamientos que los médicos contemporáneos le recetarían para curar su malestar. Luego, en la tercera estrofa, el poeta hace una comparación directa entre el estómago del enfermo y el estómago figurativo del lector literario: «Pobre estómago literario / que lo trivial fatiga y cansa / no sigas leyendo poemas llenos de lágrimas». A diferencia de la primera estrofa, en la que el poeta describe lo que los médicos harían, aquí Silva asume el papel de «facultativo literario» y aconseja al lector sobre qué debe hacer para curarse de la mala digestión ‘intelectual’ provocada por la baja calidad literaria de la época.

El paralelismo entre el dolor corporal y la degeneración literaria debe interpretarse como una crítica directa del romanticismo (Jaramillo, 155). En la cuarta estrofa Silva, ‘el médico literario,’ le da sus consejos al lector: «Deja las comidas que llenan / historias, leyendas y dramas / y todas las sensiblerías / semi-románticas». Se mofa del exceso de sensibilidad en la poesía romántica y propone una alternativa nueva. Al concluir, el poeta urge al lector a «ensayar una dosis de estas / gotas amargas». Quiere que el lector (y la sociedad en general) abandone la literatura burguesa del romanticismo. Lo insta a probar sus versos amargos, sus versos críticos que desafían el sentimentalismo y la melancolía románticos. En esta colección los versos no están revestidos de verbosidad sentimental —es poesía sencilla y seca, con ideas y lenguaje que chocan con el ideal romántico—. No es mera casualidad que este poema sea el primero de Gotas amargas. Más allá del significado del título en francés, que significa «Prefacio», el poeta nos lanza una invitación a rechazar la sensibilidad extrema del romanticismo, y a escarbar su poesía para descubrir su visión amarga del mundo.

Los temas del impulso sexual y el amor también reciben considerable atención en Gotas amargas, como se puede notar en los poemas «Égalité», «Enfermedades de la niñez» e «Idilio». Estos poemas abarcan el amor y el deseo con una sana dosis de sátira y humor negro, que a veces provocan risa en la mente del lector. En estos poemas Silva «cuestiona y ridiculiza los pensamientos y convenciones dominantes» de la época (Jaramillo, 155). Pone en duda la concepción tradicional sobre la igualdad, la sexualidad y el amor puro.

Al acercarnos al poema «Égalité», la primera cosa que se destaca es el título en francés. El título de un poema es el primer punto de contacto que orienta nuestra atención y puede proporcionarnos una idea general sobre el contenido del poema. María Dolores Jaramillo ha especulado que este título «evoca el emblema principal de La Revolución Francesa», e incluso se aventura a decir que refleja «el espíritu igualitario que motivó la historia de Francia en el siglo XVIII» (157). Sabemos que Silva habría estado familiarizado con la historia francesa, debido a sus experiencias en Europa y a su conocimiento de la literatura francesa. De hecho, su estancia en Francia fue muy decisiva para el poeta, y de ahí salió la única novela suya que se conoce —De sobremesa—. Pero para muchos la conexión con la revolución es una exageración que va más allá del foco del poema. No es del espíritu igualitario de la Revolución de que el poeta habla, sino de una igualdad completamente distinta; como veremos en el texto, el título es sarcástico debido a la trivialidad del tema que el poeta desarrolla. Al nivel prosódico, el poema está compuesto de veintiséis versos eneasílabos. Esta métrica, aunque no completamente innovadora, es una cuenta silábica que los modernistas buscaron popularizar. Juzgando por la estructura del poema, posee todos los elementos de cualquier obra poética; tiene rima consonante y una métrica fija. Entonces, ¿por qué podría considerarse un anti-poema? En términos simples, es cuestión del contenido.

En los versos 1-4 se afirma la igualdad de dos sujetos que, a todas apariencias, no son iguales: «Juan Lanas, el mozo de esquina, / es absolutamente igual / al Emperador de la China: / los dos son el mismo animal». Al presentar a los dos personajes, Silva nos indica que son iguales solamente en un sentido primitivo: «son el mismo animal». Solo se percibe una similitud animalesca entre los dos. En los siguientes versos, el poeta cambia de dirección y señala las cosas que los diferencian. Al nivel materialista, estos personajes no tienen nada en común: Juan Lanas se cubre con una tela corriente, lo cual nos revela su situación económica precaria. El Emperador, en cambio, se viste de un traje lujoso, símbolo de su abundante riqueza. Y mientras Juan Lanas, en un estado de desgracia, carga bultos grandes por un sueldo irrisorio, el Emperador goza de su holgura real y es cuidado por exquisitas esculturas de dragones. De pronto el poema vuelve al tema de la igualdad, y en los próximos versos especifica la característica fisiológica que nivela a estos dos hombres —el instinto sexual—:

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Pero si alguna mandarina
Siguiendo el instinto sexual
al Emperador se avecina
en el traje tradicional
que tenía nuestra madre Eva
en aquella tarde fatal
en que se comieron la breva
del árbol del Bien y del Mal,
y si al mismo Juan una Juana
se entrega por modo brutal
y palpita la bestia humana
en un solo espasmo sexual.

Aquí al final, después del fragmento reproducido arriba, el poeta reafirma, con una repetición de los primeros cuatro versos que «los dos son el mismo animal». Aquí cabe indicar que las alusiones a lo oriental fueron rutinarias en la poesía modernista. Si nos aproximamos al poema desde una perspectiva geográfica, el nombre Juan Lanas y la descripción de él parecen sugerir un personaje común en una sociedad como la colombiana. Esto podría producir, en la mente del lector, la sensación de un personaje inmediato, cercano o imaginable. En cambio, el Emperador de la China comunica lo exótico, lo lejano y lo remoto. También eran frecuentes en la poesía modernista menciones de episodios bíblicos (Rioseco, 106). Pero aquí, Silva no alude a la manzana bíblica, sino que habla de la breva, que es una fruta muy apetecida en Colombia. Esto sirve para reforzar la impresión de Juan Lanas como un tipo corriente de la sociedad colombiana. En este caso Silva ha mezclado las dos tendencias, las alusiones a lo oriental y a la Biblia, con su hilarante sarcasmo para ofrecer su visión de la bestialidad humana. Como dice Orjuela, la igualdad de los hombres se queda reducida a términos del instinto sexual (119).

En «Enfermedades de la niñez» se nos presenta la historia de un joven y su primer encuentro sexual. El poema está dividido en tres sextetos, compuestos por dos versos heptasílabos al principio, seguidos por cuatro versos endecasílabos. La rima en cada estrofa sigue un esquema de ABABCC. Al nivel prosódico, no observamos nada verdaderamente innovador en este poema. Pero la satírica exposición de la historia ataca la concepción tradicional del amor y el sexo. Estructuralmente, cada estrofa profundiza sobre el encuentro hasta llegar, en la estrofa final, al resultado grotesco. En la primera estrofa, el poeta explica el motivo que condujo al joven a buscar la piel tibia de la mujer:

A una boca vendida,
a una infame boca,
cuando sintió el impulso que en la vida
a locuras supremas nos provoca,
dio el primer beso, hambriento de ternura,
en los labio sin fuerza, sin frescura.

Como se puede ver, es ese irresistible deseo pasional lo que impulsa al joven a besar esa «boca vendida». La tentación sexual que lleva al joven a buscar a la prostituta es la misma que vemos descrita en «Égalité». Aunque el joven busca pasión sexual y amorosa, eso no es lo que encuentra. En la siguiente estrofa Silva elabora sobre el beso, contrastándolo con un beso apasionado entre famosos amantes, y revela la identidad de la prostituta; curiosamente, es Juana otra vez:

No fue como Romeo
al besar a Julieta;
el cuerpo que estrechó cuando el deseo
ardiente aguijoneó su carne inquieta
fue el cuerpo vil de vieja cortesana,
Juana incansable de la tropa humana.

Este grupo léxico suscita en la mente del lector una sensación de repugnancia: el personaje/sujeto no penetra en las profundas y cálidas cavernas del sentido, sino que «aguijonea» la «carne inquieta» de un «cuerpo vil».

En la última estrofa se nos presenta el producto de este «espasmo sexual». Primero, al nivel sentimental, se advierte la desilusión, el anticlímax experimentado por el joven. Aunque se imaginaba que su primera experiencia sexual estaría cargada de placer y afecto, termina sintiéndose disgustado y repelido. No siente ni un rastro de amor, sino que termina contrayendo una enfermedad sexual. Se contagia de una inflamación venérea:

Y el éxtasis divino
que soñó con delicia
lo dejó melancólico y mohíno
al terminar la lúbrica caricia.
Del amor no sintió la intensa magia
Y consiguió… una buena blenorragia.

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El final de este poema posee un fuerte efecto chocante debido no tan solo a la enfermedad a que alude, sino también en términos lingüísticos. Como se ve en el poema «Avant-Propos», el uso del lenguaje científico y técnico puede producir este efecto abrasivo. Pero la etiqueta de anti-poesía que muchos críticos suelen usar para clasificar esta colección se concibe desde una perspectiva estética limitada. Es decir, visto a través de la lente estética de un crítico romántico, este poema puede ser considerado inferior o anti-poético; pero, al hacer una valoración de esta obra, hay que analizarla con una lupa modernista, o aun mejor con una lupa contemporánea de nosotros. En este sentido, en vez de ser anti-poesía, se podría decir que Gotas amargas anticipa algunas de las innovaciones poéticas del siglo XX. En esta colección, Silva no se limita a ningún registro de lenguaje. Incorpora vocabulario técnico y científico, y al hacer esto, las palabras adquieren un valor poético debido a la calidad del verso. Según mi modo de ver, la presencia de los términos técnicos en esta poesía contribuye aun más a la expresión satírica que el poeta busca.
(Continua página 2 – link más abajo)

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