¡QUÉ GOLAZO!
Por Memo Ánjel*
Y el tiro le llegó en globito al Hernández, lindo, parábola precisa que él pudo esperar para colocar el balón en el empeine del guayo y disparar hacia el arco, era un cañonero nato, pero no lo hizo sino que salió al paso de la bola, se levantó en el aire y, usando la cabeza como un mazo, golpeó el balón con la frente y este entró en el arco haciendo una curva que dejó al portero igual a mi tía Teresa cuando se fue a casar y el novio le incumplió, hubo que verle los ojos abiertos, incrédulos, y las manos vencidas teniendo el ramo de flores, igual, así quedó el portero, también echando baba por la boca, porque la pelota pareció que iba a darse contra el travesaño derecho del arco, pero eso no pasó sino que entró limpia, en curvita, seguro sonando, y fue a darse contra la red , qué golazo. ¡Qué golazo!, y los que estábamos en la tribuna nos levantamos con los brazos en alto, emocionados, gritando gol, ge, o, ele, con todo lo que teníamos en el pecho, las tripas y la garganta, convertidos en grito inmenso, descomunal, y en temblor en la tribuna, en vuelo de banderas y gloria inmensa en el corazón.