Sociedad Cronopio

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Mujer budista japon

LA MUJER EN EL BUDISMO JAPONÉS

Por Luz Mercedes Orrego Morales*

«Guardaste compasión en el frescor más hondo de una vasija rota.
Querías protegerla del viento de las áridas mesetas tras caminar a
tientas cegada de deseo hasta llegar a Amitaba en la rueda del Samsara.

Su néctar nunca se secó. Fue como un manantial profundo y silencioso
deseando brotar en el momento preciso para estallar en gozo. Sólo había
que esperar. Dejar sedimentar el alma en tan ínfimo espacio. En el
silencio…

Ahora que eres luz, renaces sobre el loto, protege nuestros niños y
mujeres, esparce la ternura que añoran nuestras almas; la pureza que
brota desde el lodo, como un bálsamo suave en el desierto.»

(Kannon, Roxana Sánchez Seijas).

Aunque la mujer ha sufrido exclusiones a nivel religioso, a lo largo de la historia de la humanidad, el Budismo presenta un matiz diferente respecto a otras religiones como son el catolicismo, el Islam, el judaísmo, entre otras. Puesto que la mujer también puede tener la oportunidad de transmitir las enseñanzas, en igualdad de dignidad que un hombre, también puede ser maestra.

Este ensayo se basa en la visión de la mujer en el budismo japonés, desde algunos maestros como son Dōgen, Kyōkai, Bankei Yōtaku, Nichiren, Hōnan, entre otros. Los cuales tienen una visión positiva

acerca de las mujeres, para ellos la mujer no tiene una naturaleza inferior, tiene la misma capacidad de seguir el Dharma y conseguir la iluminación.

En las tradiciones más antiguas del Japón, antes de la llegada del budismo en el año 552, la mujer era el símbolo cósmico de la procreación, por eso se desempeñaba como chaman o sacerdotisa. El amor de la mujer remitía a la maternidad, es así que al arribar el budismo, este concepto se convierte en un principio universal del amor budista, que tiene compasión por todos los seres, es altruista e ilimitado, y toma forma en la figura del Bodhissattva.

Se pretende según las mismas fuentes, como son el Shōbōgenzo de Dōgen, el Nihon-ryōiki de Kyōkai, y otros textos budistas, estudiar dos miradas; una, la mujer como símbolo cósmico en relación con el amor maternal, que es compasivo y benevolente, puesto que el Buda de la compasión, Avalokitesvara, Kannon en Japón, y Kuan Yin en China, se representa con género femenino; y por otra parte, la mujer como maestra y transmisora, que está en relación con la creencia budista de que todos los seres poseen la misma esencia del Buda.

«In ancient Japanese tradition, woman had particular importance as a symbol of
cosmic power, a role which is exemplified in her procreative function. Buddhism
added the ethical significance of motherly love to the symbolism of woman. In China
and Japan, Kanno acquired feminine features as the embodiment of great
compassion in spite of reluctance to see the bodhisattva in female form».

Para analizar el papel cósmico de la mujer, nos debemos remitir a las primeras relaciones de ésta con lo religioso en el Japón (periodos Asuka 593-710y Nara 710-794), que se encuentran en conjunción con el poder de la procreación. Diversas narraciones del folklore cuentan historias de mujeres que funcionaban como vínculo entre el cielo y la tierra, el misterio de su maternidad, y los hijos que tenían con los dioses.

«The symbolism of woman as a mediator of such power helps explains the
Japanese phenomenon of female shamans and priestesses. Procreation was
viewed as a mysterious process in which, as a result of the union of male and
female, woman became the source of life».

La mujer podía ser esa intermediaria en su función de chaman, por lo cual podía ser un médium o Miko, y entrar en estados de trance, para comunicarse con los seres espirituales, y hacer que hablaran a través de su cuerpo. La mujer chaman es la representación del poder de poner en relación lo del otro mundo con el nuestro.

Este poder chámanico femenino, relacionado con los misterios de la vida, la tierra y la fertilidad de los campos de arroz, otorga a la mujer un lugar en el mundo sagrado del Japón antiguo. Sin embargo, es de interés aquí mostrar que la mujer, además de poseer el poder de la maternidad, también tenía un papel en el mundo religioso, es decir se hacía partícipe de éste. Más adelante con la introducción del Budismo, no sólo se tendrá en cuenta el símbolo del amor maternal de la mujer, sino también su capacidad de llevar a cabo las prácticas religiosas y meditativas.

Uno de los textos budistas donde aparecen diferentes impresiones de las mujeres, mezclando las tradiciones más antiguas donde esta aparece con poderes sobrenaturales, es el Nihon Ryōkin del maestro budista Kyōkai, que no sólo muestra la mujer como un ser que se conecta con las fuerzas espirituales, sino también como alguien capacitado para la compasión, y la iluminación.

«The Nihon Ryōkin gives several stories on the theme of saving life, two of
which are particularly relevant here (II.8, 12). The heroine of each story is
devout maiden who meets a snake about to swallow toad. (…). She is en
embodiment of the altruistic love of a bodhisattva, which compassion is based
on the Buddhist cosmological idea of the interdependence of all sentient being».

El símbolo de la procreación, que remite al amor maternal, se transforma gradualmente en compasión, la mujer se convierte en el símbolo de la bondad del Buda, y esta clase de amor es idealizado, y le da un estatus más alto a la mujer, en relación con el de la sociedad.

«(…) Motherhood was the major reason for deferring to women, whose status
was low in the society. Buddhism often teaches the practices of altruistic love
in terms of a mother´s love for her child».

Quizás el símbolo más grande que nos puede remitir a la figura budista de la compasión, es Avalokitésvara, el Buda de la compasión, que se representa como una virgen, en China y Japón, para mostrar que el amor de Buda se encuentra en acción. En Japón nos remitiríamos a Kannon,

«Originally, Avalokiteshvara was iconographically represented as being male,
but after the figure came into China, it was often pictured being female, although
not exclusively so. From the standpoint of Buddhist iconography, the male aspect
represents the personification of compassion, whereas the female aspect
represents compassion in actions».

Es de considerar entonces que la transformación del símbolo cósmico de la mujer, en el Japón antiguo, pasa del arquetipo de la procreación al del amor compasivo del bodhisattva. Aquí esto quiere decir que la figura de la mujer, que en principio se puso en relación con el chamanismo, en su capacidad de entrar en trance para comunicarse con los dioses, y los seres del más allá, al poseer el poder de lo femenino terrestre, y lo más importante, su maternidad como fuerza espiritual, toma la forma de un principio de amor universal en el budismo.

No es en vano. Esta representación de la mujer como Kannon, puesto que las características de este bodhisattva son la sabiduría y la compasión, permite entender que todos los seres en esencia son idénticos al absoluto, y la compasión que le induce a salvarlos, a no negarles nunca su ayuda, a practicar un amor desinteresado y maternal.

La igualdad de las mujeres en el Budismo alcanza un nivel más alto, con base en su noción de igualdad de todos los seres, pues poseen la misma naturaleza búdica, o la esencia del Buda. La mujer se puede hacer partícipe de practicar la vía. Aunque en las primeras escrituras budistas apareciera la presencia de la mujer en la vida religiosa, como es el caso de las antiguas escrituras Pāli de la India, en las cuales se incluyen historias de mujeres que han alcanzado la iluminación, y biografías de monjas eminentes, aun no se percibe una claridad sobre la capacidad de esta para seguir la práctica religiosa, puesto que las ideas del budismo se veían enfrentadas a las circunstancias sociales de su época.

Dando paso a tres actitudes hacia la mujer, la primera consideraba que nacer mujer era el resultado de haber acumulado un karma negativo en el pasado, la segunda de que si Buda había nacido hombre las mujeres debían convertirse en hombres para alcanzar la iluminación, y la tercera que el género es indiferente para que un ser humano alcance la salvación. Las dos primeras creencias son discriminativas, la tercera sirvió como apoyo para la defensa de la mujer. Estas se extendieron por China y Japón, pero siempre con base en las sociedades patriarcales y de dominio sobre la mujer. Es por esto que se debe diferenciar entre lo que realmente el Budismo dice en sus escrituras y principios, y lo que se lleva a la práctica.

En la tradición Mahayana aparecen posibilidades de salvación para las mujeres, pero en algunas escrituras como son el Hoke-Kyōy el Muryōjukyō, y el Nehan-gyō la mujer alcanza el estado de iluminación solamente cuando cambia su sexo a hombre. Pero hay que tener en cuenta que en Dōgen (1200-1253), que ya pertenece a la rama del budismo zen, las mujeres no tienen por qué cambiar de sexo, como lo muestra la siguiente historia que aparece en el Shōbōgenzo:

«Later, Shikan left Rinzai´s temple and paid a visit to the female Master Massan,
whose names means «the peak of the mountain». (…). Shikan was at loss for words.
Accordingly, he respectfully bowed, as one does when performing the ceremony of
taking a Master. Arising, Shikan asked Massan, «What could this mountain peak be?»
Massan replied, «Its apex does not emerge». Shikan asked «What kind of person
dwells in this mountain?» Massan answered «One whose characteristics are
neither masculine nor feminine» Shikan asked, «Why do you not transform yourself
into a male?» Masan replied, «Not being a fox spirit, why should I transform
myself into anything?»

Es así que se marca una diferencia radical, Dōgen admite en sus propias enseñanzas que la mujer merece el mismo respeto que el hombre, y que si esta se dedica a practicar la vía, y alcanza la iluminación debe ser considerada una maestra. Siguiendo la tradición, él admite que en el camino del dharma no existe distinción entre lo femenino y lo masculino, esto dicho según las matriarcas.

«I would point out, «The Ancestors have said in their Teaching, ‘When it comes
to realizing the Buddha Dharma, make no distinction between male and female,
or between the exalted and the lowly».

Las mujeres para él también son ejemplo y modelo a seguir, así comenta sobre la maestra Massan, es de destacar que en el tiempo en que vivió Dōgen, la mujer no tenía un poder muy destacado en la sociedad, es decir, hablamos del Japón de la época Kamakura (S.XII). Esta consideración hacia las mujeres está en relación con su propósito filosófico, que es la budeidad intrínseca que se encuentra en cada ser humano, la misma naturaleza, algo que se alcanza a percibir cuando se realiza la práctica.

«Now that you heard of this way of his, you may hanker to know something
about those former times. Massan was a model disciple of Master Daigu and
had the strength and authority from the Transmission line to be a spiritual jō
for Shikan. (…). Meditation Master Shikan´s respectful bowing to the female
monk Massan Ryōnen and his seeking the Dharma from her is a model of
intent that we should follow. It is an example of constancy and integrity for
those of us who study the Way in these latter days of the Dharma; it can be
said to break down the barriers erected by discriminatory thinking».

Dōgen considera que si un hombre siente desprecio o discriminación hacia las mujeres, es porque piensa que son un objeto de su deseo, sin percibir la misma naturaleza que existe entre ambos, que es la búdica. Pero de todas formas, si tanto hombres como mujeres viven anclados en el deseo, ninguno de los dos podrá encontrar el camino. La mujer aquí tiene otro estatus, pasa de ser un ser objeto-pasivo, a posicionarse en igualdad al hombre, por su esencia.

«(…)If you dislike woman because you think that they must be objects in the
world of sensual desire, then males and females will end up mutually
disliking each other, and it is unlikely that there will be any opportunity for
either to find a way to the other shore.

El tipo de budismo de Dōgen se podría considerar democrático, él abrió su monasterio tanto para hombres como para mujeres, e igual para todos sin usar una distinción económica, o educativa. Su budismo fue unas de las respuestas a la crisis religiosa que se vivía en su época. Para él todos podían alcanzar la iluminación basados en el propio esfuerzo, jiriki, por la práctica del zazen.

Siguiendo con las consideraciones del budismo zen, también se encuentra otro maestro, Bankei Yōtaku (1690), que tiene en el conjunto de sus escritos uno dedicado en especial a la habilidad espiritual de la mujer, el cual maneja la misma consideración de Dōgen, las mujeres se igualan a los hombres en el sentido de que poseen la misma esencia, la del Buda, es por eso, que también pueden alcanzar la iluminación.

«Don´t forget, if you miss the change to become Buddha’s in this life, you
won´t be born into the human world again, and get another chance, for
millions of ages. By all means, then, you want to confirm yourselves in the
unborn Buddha-mind now, and keep yourself free of illusion. When you´ve
done that, the men will live undeluded in their men´s Buddha-minds and
the women in their women´s Buddha-minds- you´ll all be Buddha’s.
Enlightened Buddha’s».
(Continua página 2 – link más abajo)

2 COMENTARIOS

  1. Ofendo a JESUS tratándo de pintar a la Buda Mujer,algo en mi mente me repite constantemente que la pinte,soy cristiana y me es importante saber si cometeré un pecado….
    Por favor agradeceré me contesten lo más pronto posible 🇵🇪

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