Sociedad Cronopio

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Nuevo Mundo

¿EN BÚSQUEDA DE UN NUEVO MUNDO? LA MODA DE LOS MITOS INDÍGENAS SOBRE EL OCASO

Por Ulrike Prinz*

Traducción de Alfonso José Quiñones-Rodríguez*

En el Nuevo Cine de Autor de Hollywood, los mitos indígenas sobre el fin del mundo y los probables estilos de vida alternativos parecen ser abundantes en la actualidad. La pregunta es ¿cuál es su mensaje y qué tienen que ver los pueblos indígenas con todo esto?

En su éxito taquillero de Hollywood 2012 (2009), el director alemán Roland Emmerich, una vez más convoca al derrumbe planetario. Anteriormente, Emmerich, había tenido rotundos éxitos con la producción de Independence Day y The Day After Tomorrow. Ahora, con 2012, sin duda alguna, se ha convertido en el director líder del género en ciencia ficción en cuanto al ocaso mundial. De acuerdo a Emmerich, esta película, repleta de efectos especiales nunca antes vistos, promete ser su último desastre (fílmico).

En 2012, los científicos detectan una fuerte cantidad de radiación solar dirigida hacia el núcleo de la Tierra que provoca el sobrecalentamiento  y derretimiento de la corteza terrestre, que a su vez, provoca cambios en  las placas tectónicas del planeta causando el rompimiento de tal corteza: mega-tsunamis, erupciones volcánicas, lluvias meteóricas y terremotos, son el resultado de todo lo ocurrido.  Un delirio visual de rascacielos colapsando, enormes fisuras en el suelo y masivos maremotos, se deslizan bajo los talones del héroe del filme, mientras cruza continentes y hace su camino hacia la Cordillera del  Himalaya; un héroe, que pesar de estar divorciado al comienzo de la trama, va hasta las últimas consecuencias para  intentar salvar a su familia. Incluso la paz y la tranquilidad que evoca la Cordillera del Himalaya, no parecen ser capaces de escapar a la catástrofe: el temblor de una taza de té en las manos de un monje budista, presagia la inminente calamidad.

El día del ocaso es inminente para la audiencia: el solsticio de invierno, el 21 de diciembre de 2012, constituye una fecha mágica de gran valor simbólico en el calendario de los antiguos mayas. Es el día en que su calendario termina, y –consecuentemente-  la manera perfecta de comenzar la película con una afirmación asombrosa: «Los mayas lo sabían (…), la Biblia (…), es el fin del mundo, mis queridos amigos (…)”.

¿Qué es lo que ocurrirá exactamente el 21 de diciembre de 2012? ¿Bajarán los dioses mayas desde los cielos como dice su profecía? ¿Será el final del mundo? o  ¿Será el amanecer de una nueva e ilustrada era?

El mensaje indígena presentado al inicio de la trama le da a este filme de acción un toque mítico, un aire de misterio, y sirve de provecho para los teóricos de la conspiración. Recurrir al acervo mitológico de los mayas ha resultado ser una brillante estrategia de comercialización para Emmerich. Ha desencadenado ávidas discusiones por todo el mundo, programas de entrevistas y foros de internet acerca de la exactitud del calendario maya y sobre una posible colisión con un planeta llamado Nibiru. Todo el alboroto ha llevado a la NASA, la agencia espacial estadounidense, a emitir una declaración oficial en su página web que refuta tal teoría.
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PROFECÍAS INDÍGENAS Y MUNDOS PARALELOS

En realidad el tema del ocaso no es nada nuevo en las cosmogonías de las culturas indígenas. Ocurre de continuo, pues se debe a un concepción cíclica del tiempo donde el principio y el fin están causalmente conectados, el uno con el otro. Sin embargo, incluso allí, las imágenes míticas pueden volverse virulentas en tiempos de crisis y dar lugar a reacciones de pánico. Los indios apapocuva-guaraní de Brasil, por ejemplo a principios del siglo XX, vieron su futuro con gran pesimismo. Sus mitos sobre el fin del mundo transitan con una fuerte impregnación poética. Trágicamente, no fue ni una conflagración mundial, ni un oleaje masivo, los que provocaron el apocalipsis de tal cultura, sino más bien las visiones de sus propios sacerdotes, quienes los llevaron a su perdición mientras huían a través del continente. Casi desaparecidos por completo, el resto de la población sobreviviente fue sometida a la esclavitud o encerrada en denigrantes y humillantes reservas.

Siempre que el hombre se queda sin ideas, echa mano de la sabiduría antigua. En un mundo donde el amenazante escenario del apocalipsis se ha convertido en un memento mori diario, y en el que nuestros “sabios” economistas han demostrado ser profetas poco fiables, la gente ha estado buscando otras alternativas. Esta es la razón por la cual las «civilizaciones perdidas de tiempos pasados» y los «hijos de la naturaleza», “tribus” que todavía viven «en armonía con la naturaleza», disfrutan de un efusivo aumento de interés.

Los descendientes de los «antiguos mayas», por otra parte, que hoy se ganan la magra existencia en la Península de Yucatán, no gozan de estima alguna, debido a que su estilo de vida ya no está en consonancia con el ideal heroico de la unión del hombre con la naturaleza (un ideal que queremos proyectar en ellos). Los descendientes de esta «extinguida» cultura, de hecho representan más bien un estorbo para nosotros. Su realidad es la de precios injustos en los mercados mundiales de cacao y café, la pérdida de sus tradiciones y condiciones de producción y de explotación. Al fin y al cabo son situaciones que carecen de mayor interés para el cine de Hollywood o para aquellos que se cubren con el falso sayo de esotéricos.

MUNDOS OPUESTOS ESCAPISTAS

En tiempos de crisis siempre prosperan imaginarios de índole romántico-escapista. Cualquier imagen realista de lo que es la vida de los indígenas de hoy en día –como por ejemplo aquella de Observadores de aves de Marco Bechis –, no se ajusta a esta fórmula. La contemplación hollywoodense de la civilización indígena, que supuestamente no tiene historia, representa también una forma de crítica contundente a nuestra civilización que se resuelve con el llamado: ¡Volver a la sabiduría de las culturas antiguas, volver a los “aborígenes del mundo”!

El gran éxito Avatar de James Cameron, muestra claramente una alternativa a nuestro mundo corrupto y sin escrúpulos que con avidez devora las materias primas. Aquí es donde los Na’vi viven una visión futurista de un pueblo aborigen. Con sus azules, acerados e impresionantes cuerpos, viven en armonía con una naturaleza esotérico-ensoñadora y encantada que sólo sería letal para los ignorantes. Avatar es también una visión de un mundo nuevo, que no solamente por sus efectos especiales,  ha podido ganarse el respeto de la audiencia, eclipsando a 2012 de Emmerich. El fin del mundo fue algo de ayer  ¡ahora, como ET,  estamos de regreso al futuro!

Sin embargo, ¿de qué sirven tales planteamientos sobre los descendientes de esas “culturas extintas”? Recientemente Davi Kopenawa, conocido como el Dalai Lama de los bosques tropicales, expresó que su pueblo, el cual fue invadido por los mineros, se asemeja en gran manera a los Na’vi de Hollywood. Resulta muy deprimente cuando los mensajes de pueblos en peligro de extinción tienen que llegar a través de un retorcido y pseudo-romántico vehículo de Hollywood para hacer oír su voz. Ellos han aprendido de nosotros, pero nosotros ¿aprenderemos alguna vez de ellos?
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*Ulrike Prinz (1961, Múnich) es etnóloga y redactora. Con Rike Bolte, ha publicado Transversalia. Horizontes con versos / Horizonte in verkehrten Versen. Se trata de la primera colección de Transversalias, en J. Frank Verlag (Berlín, 2011). Desde 2007 es corresponsable de la redacción de la revista HUMBOLDT. Entre 2005 y 2006 fue referente científica del Goethe-Institut, Múnich, orientando el trabajo de programa de los Goethe-Institutos de Europa y Latinoamérica. Entre 2001 y 2004, impartió clases sobre temas latinoamericanos en la Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich. Especializada en las regiones de la Amazonia y las tierras bajas de Sudamérica; antropología de género, antropología de arte y arquitectura, estudios de ritual y performance. En 2003, participó en la organización del panel Art and Music in Globalizing Latin America, 51th International Conference of Americanists (ICA), Santiago de Chile. En 2000 llevó a cabo una investigación de campo en Brasil entre los Mehinako, Parque Nacional do Xingu, Mato Grosso. De 1998 y 2000 fue becaria Ludwig-Maximilian de Múnich. Presentó una Tesis doctoral laureada que tituló: «El jacaré y las mujeres guerreras: poesía y guerra entre los sexos en las tierras bajas de Sudamérica.»
* Alfonso José Quiñones-Rodríguez es licenciado en historia y pedagogía de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Termina una maestría en Literatura y Cultura Hispanoamericana en la Illinois State University en donde también se desempeña como profesor. Próximamente comienza estudios doctorales en el campo de la literatura hispanoamericana y portuguesa en la University of Pittsburgh. Poseedor de premios nacionales por su desempeño en la pedagogía, también se desenvuelve como Investigador de la cultura y literatura negroide, feminista y política del Caribe. Ha escrito y publicado artículos centrados en tales temas, incluyendo entrevistas con renombrados personajes del ámbito caribeño y sudamericano. Admirador ferviente de lo real maravilloso y los escritores vanguardistas latinoamericanos, también gusta leer cuentos y novelas de ciencia ficción en su tiempo de ocio.

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