Cronopio Reflexión

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TAMBIÉN DE ESTE LADO HAY SUEÑOS

Por María Del Rocío Vallejo-Alegre*

«Algunas personas tienen dificultades
para enfrentar la verdad y la realidad.
Prefieren vivir en un mundo de fantasía,
pretenden que ciertas cosas no están sucediendo»
(Joyce Meyer)

Cuando mi esposo me regaló la novela «American Dirt» mis expectativas eran completamente diferentes. El libro me sorprendió. Si bien sabía que hablaría de la problemática migratoria en la frontera México–E.U.A., nunca pensé que los nombres de lugares, palabras en español y costumbres me transportarían a mi lindo México. Al empezar a leerlo, empecé subrayando todas las palabras y expresiones en español utilizadas. Jeanine Cummins, no siendo mexicana o descendiente de mexicanos y redactando su libro en inglés, usa expresiones en español tan nuestras y en tal cantidad que la primera idea que me cruzó fue consolidarlas para tratar de formar una especie de diccionario. Aunque continué marcando estas expresiones, conforme avanzaba en la lectura, me vi cautivada por ese mundo silencioso que vive en nuestro México. Un mundo que existe y que numerosas veces cerramos nuestros ojos para evadir. Un mundo que no vive solamente en la frontera norte de nuestro país, o últimamente en nuestra frontera sur, sino que recorre toda nuestra nación: el mundo de los migrantes a Estados Unidos. Jeanine Cummins señala que su deseo al escribir esta historia era hacer una representación de «la masa marrón sin rostro», o sea, los migrantes latinoamericanos que se ven en la necesidad de desplazarse a Estados Unidos (1). Desde mi humilde punto de vista no solo logra representarlos, si no también promulga América, como el nombre de nuestro continente.

Por primera vez encontré en un libro en inglés la referencia al adjetivo gentilicio: «estadounidenses». La autora nos explica cómo usamos este término en los países hispanohablantes para referirnos a las personas nacidas en los Estados Unidos. ¡Americanos son todas las personas de los 35 países del continente americano! He de confesar que esta batalla la había librado continuamente en mis clases de español. En ellas enfatizaba la importancia que «americano/a» en español corresponde a todos los nacidos en el continente; y «estadounidense», es para aquellos nacidos exclusivamente en los Estados Unidos.

Recuerdo a uno de mis estudiantes, argentino de nacionalidad, que vino a estudiar por un semestre a los Estados Unidos, al hablar de este tema expresó su frustración al ver que argentinos, chilenos, brasileños e incluso ¡canadienses!, junto con 30 países adicionales no eran considerados americanos. Estaba realmente ofendido, era como si lo despojaran de una característica intrínseca. Imagínense mi sorpresa cuando Cummins da voz a la frustración de mi estudiante, a 34 países del continente americano y a una batalla que yo consideraba perdida.

¿Por qué ha surgido este error? Resulta de sumo interés la respuesta que nos brinda el profesor de historia, Daniel Immerwahr, en su artículo ¿Cuándo Estados Unidos empezó a identificarse a sí mismo como América?:

«Estados Unidos no ha pasado siempre por ‘América’. Ese nombre llegó a su actual omnipresencia solo en el siglo XX. Lo hizo en respuesta a la conversión de Estados Unidos en imperio. George Washington no utilizó la palabra en su discurso inaugural o en su discurso de despedida. Llamó a su país ‘los Estados Unidos’ o lo llamó ‘la Unión’».

El historiador agrega:

«Fue el salto de Estados Unidos hacia el colonialismo de ultramar lo que cambió las cosas. Tras luchar en una guerra con España en 1898, Estados Unidos se anexionó no solo las colonias españolas de Filipinas, Puerto Rico y Guam, sino también los territorios no españoles de Hawái y Samoa Americana. Esta fue su orgullosa entrada en el club imperial, y los viejos nombres —la República, la Unión, los Estados Unidos— ya no parecían aptos. No era una república, no era una unión (lo que sugiere entrada voluntaria), ahora incluía colonias así como Estados». (2)

Obviamente numerosos son los artículos en español que hacen referencia a la incorrecta aplicación del término americano/a como adjetivo gentilicio de los nacidos en Estados Unidos. El hecho de que la autora lo explique en su novela me resultó gratificante. He de confesar que al igual Jeanine Cummins, yo pensaba que en inglés no existía el adjetivo gentilicio correspondiente. Así que mi batalla por el uso correcto del término siempre la libré en el idioma español. No fue hasta el año pasado que mi hijo, Migue, me sacó de mi ignorancia. Conociendo esta continua disputa realizó una investigación y me sorprendió al decirme que sí existe un término para referirnos a las personas nacidas en Estados Unidos y es «United Statesian». El término aparece en Merriam-Webster’s Dictionary, 2019 y por Oxford English Dictionary, 2019, desafortunadamente no es del dominio común y su uso no se ha adaptado (3). Quizás «American Dirt» ayude a que «United Statesian» salga de las páginas de los diccionarios.

Lidia y su hijo, Lucas, son los personajes principales mediante los cuales Jeanine Cummins se vale para introducirnos al mundo de los migrantes. Estos «NECESITAN» huir a los Estados Unidos como única alternativa de sobrevivencia a causa de una problemática derivada del narcotráfico. En su escape se encuentran con diferentes personajes que nos presentarán las diferentes causas de la migración; así como algunos de los numerosos peligros que conlleva este peregrinaje donde la explotación y la violencia son una constante. Una cruel realidad silenciada por ignorancia, manipulada y explotada por intereses políticos.

En una reflexión anterior les había hablado de cómo me enfada el clasificar a los seres humanos; y clasificarlos en migrantes o refugiados me resulta intolerable. WordReferences define al migrante como aquel que llega a otro país para establecerse. Refugiado es el que por causa de una guerra, catástrofe o persecución, busca refugio fuera de su país. Este término surgió a principios de los años 50 con la creación de la agencia de la ONU para los «refugiados» que buscaba dar respuesta a la gran cantidad de personas que huían de Europa como resultado de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial (3). Desafortunadamente la implicación moral de recibir refugiados resulta alta, implica el socorro de vidas, nos convierte en buenos samaritanos. Mientras que con el migrante no sentimos dicha responsabilidad, ya que ellos han dejado su país por decisión propia. E incluso los vemos como intrusos y últimamente son clasificados como gente sin escrúpulos, ladrones, narcotraficantes, que vienen a robar el trabajo a los nacionales. Clasificar a un ser humano como migrante pareciese que nos da la autorización para ignorar las razones por las que tuvo que salir de su país y las circunstancias que lo llevaron a jugarse la vida. Le despoja de su de su humanidad y paralelamente nos exime de todo tipo de responsabilidad. Jeanine Cummins rompe esta barrera permitiéndonos conocer y conectándonos con la parte humana de los migrantes, permitiéndonos comprender que son seres humanos buscando refugio, buscando sobrevivir.

El siglo XXI se está caracterizando por superar todos los datos registrados sobre migración. La problemática es mundial. «En 2019 el número de migrantes internacionales (personas que residen en un país distinto al de nacimiento, migrantes o refugiados) alcanzó los 272 millones en todo el mundo, frente a los 258 millones de 2017. De acuerdo con el Portal de Datos Mundiales sobre la Migración, Europa recibe al 30% de estos migrantes, América el 26%, África el 10% y Oceanía únicamente un 3%» (4). Es fácil imaginar que el 2019 también registró el mayor número de migrantes fallecidos en el intento. De acuerdo con la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) más de 810 muertos desde que este registro inició (2014) (5). No podemos fingir que este fenómeno no existe, no podemos, ni deberíamos cerrar los ojos a ello. Bastante triste es que apenas en 2014 empezáramos a tratar de cuantificar el número de fallecidos. Jeanine Cummins da voz a una pequeña parte de este problema.

«También de este lado hay sueños» —título de esta reflexión— es el letrero en la frontera mexicana al que hace referencia la autora en su novela. Esta pequeña frase de 6 palabras me cimbró. Me hizo cuestionar la absurda demagogia que el mundo aplaude, el famoso «Sueño Americano». Decidí investigar cómo surgió esta frase, cómo un país posee tal designio. Como todo en la vida, encontré diferentes orígenes, recordando a Yibrán Jalil Yibrán en su célebre frase: «no existe la verdad absoluta». Todo depende del cristal con que se mire.

En el siglo XVI América (el continente) resultaba una nueva tierra para donde los europeos en situaciones precarias tenían la posibilidad de mejorar su vida. La gente en aquel entonces cuando decía «me voy a hacer la América», quería decir que salía de su país en busca de nuevas oportunidades y su destino era el continente Americano. Obviamente los países predilectos para «hacer la América» eran los que ofrecían un ambiente más familiar, el mismo idioma, algún punto en común. De esta forma todos los países en América, en mayor o menor grado, fueron el destino final de estos migrantes. América como continente representaba un mundo de oportunidades, el sueño de mejorar. Resulta lógico comprender que en la medida que el término americano se ha aplicado mal como sinónimo de Estados Unidos, «el sueño americano» dejó de ser un continente y poco a poco lo monopolizó un país.

Analía Llorente en su artículo basado en el libro de Sarah Chuchwell «Behold, America: A history of America First and the American Dream». Nos comenta cómo «el sueño américano» ha ido transformando su significado en los Estados Unidos a través del tiempo. «A principios de 1900, era sinónimo de justicia social e igualdad económica por lo que la riqueza como tal era su principal enemigo. Luego, con la Primera Guerra Mundial, el «sueño americano» se transformó en un anhelo de democracia internacional», sueño adaptado por numerosos europeos. «Más tarde, con la era del jazz, llegó el sueño de infinitas riquezas, pero con la Gran Depresión pasó a ser un sueño de democracia social» (6). Antonio Laborde, nos brinda una serie de alternativas para dar respuesta al significado del sueño americano para los estadounidenses en 2015. El 44% pensaba que el significado es «dar a mis hijos una vida mejor», el 22% considera que es «tener una carrera exitosa», El 13% considera que es «hacerlo mejor que nuestros padres». En cuarto lugar está «cumplir el sueño de la casa propia» (10%), seguido por «enriquecerse de la noche a la mañana» con un 5% y por último «convertirse en famoso» con el 2% (7).

Nos faltaría saber qué significa el sueño americano para los migrantes. La organización Remitly, dedicada apoyar a los inmigrantes para enviar dinero a todo el mundo, nos brinda una respuesta: «Nueve de cada diez migrantes en los Estados Unidos aún creen que el Sueño Americano se puede alcanzar. La definición de lo que es ese sueño depende del individuo, pero es maravilloso ver tal optimismo y esperanza a pesar del clima político actual y las amenazas que ellos enfrentan a diario. Una mayoría abrumadora de migrantes cree que con trabajo arduo, el éxito y la felicidad son alcanzables, y el 60% aún recomendaría trasladarse a los Estados Unidos a sus amigos y familiares»(8).

Tres aristas, tres significados para el «Sueño Americano» que reflejan una sola realidad, Seres humanos buscando mejorar sus vidas y las de su familia. Europeos, estadounidenses, latinoamericanos, todos buscando la oportunidad de una vida mejor. Migrantes o refugiados, luchando por la misma oportunidad. Me gustaría imaginar un mundo sin clasificaciones donde todos estuviésemos preocupados porque 272 millones de seres humanos tuvieron que dejar su hogar en busca de nuevas oportunidades. Donde más de 810 seres humanos murieron en una batalla por sobrevivir en el planeta Tierra.

«También de este lado hay sueños» es una manifestación de una realidad que nos empeñamos en negar. Los sueños pertenecen a todos los seres humanos sin importar el país, el continente o la ubicación geográfica. El soñar no está restringido a un color de piel, religión, orientación sexual, interés político o estado migratorio. Los sueños son una característica intrínsecamente humana, los cuales son el motor de nuestra superación, nuestra supervivencia, de nuestra vida. El soñar y luchar por convertir esos sueños en realidad es derecho de la humanidad. «America Dirt» es la representación de «la masa marrón sin rostro» (1), de seres humanos que tienen el sueño de una vida mejor y que se juegan la vida a través de la «segunda ruta migratoria más peligrosa del mundo, después del Mediterráneo» (9), mi querido México.

Sin embargo, el gusto se rompe en géneros. Así resulta que «America Dirt» ha sido ampliamente criticada por perpetuar estereotipos contra los mexicanos. Si bien en un inicio, cuando Oprah Winfrey presentó el libro fue aplaudido en las cuentas de Twitter por Yalitza Aparicio, Salma Hayek y Stephen King, el descontento no tardó en aparecer. «No caigas en la trampa. El libro es grotesco, una distorsión completa de la situación en México, lleno de estereotipos y personajes inverosímiles, escrito por alguien que no sabe nada de nuestra cultura», escribió David Bowles como respuesta al tuit de Yalitza Aparicio (1).

Comprendo la controversia que crea la novela, siendo el narcotráfico el origen de la trama. Viviendo en Estados Unidos y con la publicidad de la Casa Blanca, la imagen de los estadounidenses es que México está hundido en el narcotráfico. Menudas son las ocasiones en que me preguntan: «¿se ven muchas drogas en tu país?, ¿cómo es la vida con tal riesgo?» La sangre me hierve, me duele sobremanera que la imagen de mi país sea esa. Tristemente hace 40 años esa era la misma imagen que teníamos en México sobre Colombia. Recuerdo en los años 80 cuando trabajaba en Bancomer (hoy BBVA. México), recibimos la visita de un grupo de colegas colombianos. Preguntas tan similares a las que me hacen hoy en día, surgieron en aquel entonces durante el almuerzo. No he olvidado la sorpresa que me causó la respuesta del director colombiano: «El problema de drogadicción no existe en Colombia, nosotros producimos la droga, pero el problema radica en quienes la consumen y poseen el capital para adquirirla, sin ellos Colombia no la produciría. Es la ley de la oferta y la demanda, así de sencillo». En aquellos tiempos Colombia era la responsable del narcotráfico de acuerdo con los medios de información y al igual que muchos hoy, mi ignorancia responsabilizaba a un país de este cáncer que corroe al mundo. Tristemente hoy es mi México el que monopoliza los titulares en la prensa. Me duele y no me gusta, pero esto no significa que podamos cerrar los ojos y fingir que esto no está ocurriendo. El narcotráfico en México es una realidad que está llegando a tal complejidad que «no es posible ubicarlo sólo en un contexto local, necesita dimensionarse como un asunto trasnacional» (10). Desgraciadamente nuestro rico patrimonio cultural no puede borrar esta realidad y nosotros no deberíamos silenciar la voz de «la masa marrón sin rostro» que «American Dirt» ha buscado representar. El derecho de todo ser humano a soñar y hacer su sueño realidad.

Reconozcamos que el movimiento de seres humanos es un síntoma de un mundo cada día más polarizado, con discrepancias económicas abismales. Aceptemos que México es una importante ruta migratoria a los Estados Unidos. Examinemos cómo el narcotráfico se extiende como un peligroso cáncer en todos los países. Luchemos por el derecho a soñar que tiene todo ser humano y a hacer esos sueños realidad. Entonces, quizás, podamos empezar a encontrar soluciones a nuestro mundo.

* * *

REFERENCIA:

«American Dirt». Jeanine Cummins. First Edition, New York: Flatiron Books, 2020. ISBN: 9781250754080

NOTAS:

[1]. AMERICAN DIRT: EL LIBRO CRITICADO POR PERPETUAR ESTEREOTIPOS CONTRA MEXICANOS Por Daniela Salazar / @danielasalbe

Disponible https://animal.mx/2020/01/american-dirt-libro-de-que-se-trata/

[2]. ¿Cuándo empezó EE UU a llamarse a sí mismo ‘América’? (Historia) por Daniel Immerwahr. Disponible https://www.elsaltodiario.com/historia/cuando-empezo-ee-uu-llamarse-america

[3]. Adopting ‘United Statesian’ by Miguel Valencia-Vallejo, Compositon Canisius College, 2020

[4]. Refugiados, Naciones Unidas, Disponible https://www.un.org/es/sections/issues-depth/refugees/index.html

[5]. Migración, Naciones Unidas, Disponible https://www.un.org/es/sections/issues-depth/migration/index.html

[6]. ¿Cómo y cuándo surgieron las expresiones «sueño americano» y «América primero»? por Analía Llorente , HayFestivalCartagena@BBCMundo, 2019

Disponible https://www.bbc.com/mundo/noticias-46965869

[7]. El Sueño Americano 2015: qué significa para los estadounidenses hoy, por Antonio Laborde, Actualidad Mudno, 2015-07-03 Disponible https://eldefinido.cl/actualidad/mundo/5481/10-preguntas-y-respuestas-sobre-que-es-el-Sueno-Americano-el-2015/

[8]. El Sueño Americano para los migrantes de hoy en día by Remitly Editorial Team Disponible https://blog.remitly.com/es/comunidad-global/el-sueno-americano-para-los-migrantes/

[9]. Las principales rutas migratorias del mundo, Médicos sin Fronteras, 18.12.2019 Disponible: https://www.msf.es/actualidad/las-principales-rutas-migratorias-del-mundo

[10]. El narcotráfico en México como problema transnacional por Omar Hurtado y Rosa Ma. García Paz. Revista Mexicana de Política Exterior. Disponible https://revistadigital.sre.gob.mx/images/stories/numeros/n97/hurtadogarcia.pdf

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* María del Rocío Vallejo Alegre es Ingeniera en Ciencias de la Computación y Cibernética y Magister en Administración de Negocios por el Instituto Autónomo Tecnológico de México. Trabajó durante doce años como docente en la Universidad del Estado de Nueva York, en el campus de Geneseo. Recibiendo en el 2017 Chancellor’s Award for Excellence in Adjunct. Actualmente junto con algunos de sus alumnos y su hijo están trabajando en crear la organización sin fines de lucro «Cultures Learning TOGETHER» ( Culturas aprendiendo JUNTAS). La organización tiene su origen en un programa que empezó como voluntaria durante su estancia en SUNY Geneseo. Estudiantes de la Universidad de diferentes especialidades se reunen con familias de la comunidad cuya lengua maternal no es el inglés. Los estudiantes enseñan inglés a los adultos y apoyan a los niños en sus tareas escolares. JUNTOS (TOGETHER) todos aprenden de las diferentes culturas. El semestre pasado el programa contó con representantes de República Dominicana, México, Perú, Japón, China, Colombia y Cuba. Es una relación «WIN-WIN», todos ganan.

https://www.gofundme.com/f/cultures-learning-TOGETHER?utm_source=customer&utm_campaign=p_cp+share-sheet&utm_medium=copy_link-tip

 

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