James Flint

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LA VOZ DE FLINT

Por José Antonio Gómez Di Vincenzo*

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41. Hay una célebre carta enviada por Flint a Merlina Carter fechada en la era de la serpiente mayor austrálida menor en la que el carmesí muestra toda la potencia de su oscura personalidad. Interpreto que se trata de una gran afrenta política a diferencia de muchos de mis colegas que ven en el retazo que nos queda de epístola, una carta de amor desdichado.

«Puedo traerte de nuevo de tu jardín abandonado, puedo hacer que arda hasta las raíces para después abonarlo con toda mi miel. Quiero que dejes atrás esa vida llena de objetos vacíos. Sé que lo que necesitás está en tu interior. Quiero bucear en lo más profundo de tu mente.

¿Te animarías a nadar en mi mar de deseos?
¿Te atreverías a romper las cadenas que te atan a esa historia vacua?
Ardé conmigo, quiero recorrer todos los límites y transformarlo todo.
¿Acaso no ves lo que necesitamos?
¡à brûler jusqu’à la fin!»

Sir G.E.R. LLoyd, the nine, Tales from the patafisical ocean and its subjets. Chemical Word Press. 5225.

Xyx. Y como todo marino perdido, Flint también mandaba sus mensajes en botellas. Hay uno que replicó hasta cansarse y embriagarse. Decía: Geshtinanna nunca te olvidaré. Sos la perdición de mi vida. Espero respondas. Sé que en alguna parte del tiempo te encontraré. Y si no… Viviré para siempre de tu falta que es la muerte en vida.

Notas para la biografía de James Flint de Oscar Berga. Universidad del Bajo Belgrano. 5391.

42. Es preciso tener en cuenta que no existe casi ninguna imagen de Flint. Casi ningún sonido tampoco, salvo algunas voces armadas por algún artificio y basadas en experimentos sonoros realizados por el equipo de arquehumaólogía técnica y su división de aparatos de sonido de alta y baja fidelidad en el Instituto de Investigación patafísica de los Nuevos Baires del Sur Astrálido.

Se pudo reconstruir mucho gracias a los aportes del centro de investigación sonora. Voy dejando pues algunas letras en partituras o retazos de poesía para que los investigadores como yo hagan sus interpretaciones patailógicas.

«Los ojos aspiran al más allá
y la imaginación vuela sin prisa
apologías, anacronismos,
dicotomías y anagramas,
apenas tanteamos
y qué más que pagar el costo
escapar al infinito para que muchos vivan
¿Liberar al mundo o quemarlo?»

Sir G.E.R. LLoyd, the nine, Tales from the patafisical ocean and its subjets. Chemical Word Press. 5225.

Yyy. Nadie leyó un documento entero escrito de puño y letra por el mismísimo Flint. No hay casi nada. Apenas conjeturas. La letra escrita a mano no abundaba en la era de la serpiente antártica. Se sabe que existían formatos digitales. Curiosos hombres de ciencia realizaron extensas investigaciones junto a tecnólogos para decodificar mensajes ocultos. Su trabajo constituyó un gran apoyo para los historiadores del período. Fue gracias a ese gran esfuerzo intelectual que hoy tenemos piezas valiosas de ese rompecabezas fenomenal que es el capitán carmesí y sus decires. Expongo pues para que cada uno interprete, el que tal vez sea el pasaje más oscuro de los que tenemos. Se cree que es una carta a Geshtinanna. Algunos piensan que no le escribía a nadie. Otros, creyentes y esperanzados[1], ven en el texto una plegaria a una deidad oscura. En fin… Que cada estudioso aporte sus interpretaciones y argumente sus descubrimientos. Por mi parte y como quiera que sea, creo que el valor de las palabras se encuentra en todo lo que ellas no dicen del mundo y exponen del personaje. Al fin y al cabo el lenguaje es lo único que nos une a esos humánidos protoetéreos.

«Supe en ese momento que un mundo se abría cerrando los ojos, que más allá de las formas estabas escapándote como una sombra.

Y entonces… Entendí que para penetrar tenía que alejarme años luz.

Solo chispas y retazos quedan de las flores marchitas. Tan sólo destellos que se van en el viento cálido del naciente verano austrálido.

¡Oh diosa maligna, te añoro y olvido, enciendes y apagas, estrella que no brilla, luz oscura que ya no irradia!

No sé por qué te evoco».

Sir G.E.R LLoyd the nine, Tales from the patafisical ocean and its subjets. Chemical Word Press. 5225.

XyR. Ay Flint, Flint, Flint!!!! Siempre preferís los fantasmas, espectros y emanaciones de la noche que la gente de carne y hueso para amar. ¿Es que temés? ¿Es que estás lastimado? ¿Es que…? Y así la lista de preguntas de tantas ilusas continúa. Al infinito. Siempre agregando una más para justificar la búsqueda de lo imposible. Sí, ingenuas ninfas… Tus amigas sabemos que sos incapaz de amar. O no!!!!! ¡Maldito seas! Tal vez seas capaz de amar sólo a una.

Carta de Vero Veritas Think fechada en el doceavo del diablo de la era de la serpiente en Baires Sur.

C’. Flint era más bien dialéctico en su forma de construir pensamientos. Escapaba a los estilos formales de la lógica clásica. Tercero excluido, identidad, no contradicción sonaban lejos de su forma de discurrir. No transductivo como el creador del Liquidator aún. Dialéctico.

Cierta vez se planteó un debate intenso en la cabina del Liquidator. El disparador como siempre, la política, táctica y estrategia revolucionaria.

Visitaba el antro el gran Scott que interpelaba al carmesí, como siempre, mientras Vero Veritas auspiciaba de medium y mediadora. Scott iba más por la dicotomía y la disyunción entre los términos. Mi amigo James, por la conjunción.

Scott lanzó un reto difícil de esquivar para los presentes tanto por el nivel de exigencia y por las pasiones que despertaba el desafío intelectual.

Se trataba de discutir en términos metafísicos las tensiones entre eco, silencio y reverberancia por un lado; y entre unión y oposición de los opuestos.

No hay conclusiones ni resultados de la charla. El tiempo fluyó como siempre aún para los espíritus.

Lo cierto es que la bitácora del Liquidator mostró semanas después un cambio de rumbo. Mapas nuevos poblaron el escritorio del carmesí, cruzados por extrañas flechas y signos.

La verdad es que un mes después, James quemó y arrazó el Cabo de la Buena Esperanza.

Extracto del manuscrito de Polidoro Hurtpain, médico del Bolivian Liquidator, cuyo título encierra gran parte de las imágenes que dejó su paso por el navío: Mi vida con Flint: llanto y rechinar de dientes.

C’’ «¿Querés saber qué es verdaderamente la depresión? Es vivir sintiendo que una y otra vez te equivocaste y lo bueno que podría haber sido nunca más será. Nunca más…» James Eliot Flint (2568-¿)

En Flint, Evangelios apócrifos y apuntes del futuro que no será.

XXX. Vero Veritas Think es una de las amigas más inquisitivas del capitán carmesí. Sus cartas se guardan celosamente en el Pictorean Museum de Nueva Baires Austrálida. Hay una pila de ellas a la espera de los investigadores. Un tesoro para los estudiosos de los tiempos y las obras del loco.

Llama la atención el tipo de intercambio con la protagonista de varias de las charlas más emotivas de James Flint. Ella busca sosegar al loco irascible. Él se expresa con ella aún más que con cualquiera de todas sus compinches. De aquí el valor de las epístolas.

Por ejemplo, en la carta op. 25 Flint-Think dice el capitán:

«Hay como unas malditas termitas en mi cabeza que van de aquí para allá día y noche. Principalmente en el crepúsculo y en el horizonte onírico. Y creo que hay más de un fantasma aquí y no sé si quiero que se vayan.

El otro día vino a mí Scott con sus sabias palabras. Meditamos sobre demonios con lanzas y dardos. Los mismos que atormentaron a Venenito en vida, cuando todos le decíamos Venenito, Viruta, Virulana, y cuando sus dardos de hondera de rulero no pudieron con las flechas de acero que repiquetearon en sus venas. Deliciosa charla de malbec hasta el amanecer que me hizo olvidar la tortura de las putas termitas horadando mi cerebro.

Scott decía que a veces el límite entre lo sorprendente y lo normal está más allá de la percepción, que no hay un mundo escrito en clave matemática ni nada establecido en el infinito de las relaciones posibles».

¿Estaría Flint atravesando los efectos de algún veneno? ¿Tumor cerebral? Las hipótesis sobre esas extrañas termitas se apilan en la bibliografía académica.

Apuntes apócrifos para la biografía de James Flint de Eliot Neurath. Barbuda. 3102.

C’’. Flint navegante, delirante, revolucionario, pirata, músico, aventurero, espiritista, astrólogo menor, tarotista por hobby. Llevaba un sociólogo y antropólogo dentro. Siempre le interesó estudiar culturas del otro lado. Se conoce un escrito breve en el que alguien describe las aventuras del capitán carmesí y cómo, el loco encara el trabajo etnográfico, estudiando los mitos y representaciones de los monmos orientálidos menores. Gran parte del material recuperado se debe a una donación realizada por Mer Tower antes de su partida al más allá. Se conjetura que fue ella la autora del texto. No se sabe muy bien por qué (se intuye que era por la persecución ideológica) el pseudónimo Rosendo Luxemburgo para designar al carmesí. O sí…

Como sea, he aquí parte de los escritos:

The Monmos Chronicles

Descubrimiento

El hilo de la tradición oral llevó al sociólogo devenido etnógrafo directamente a las fuentes no sin que juegue su parte el puro azar. Rosendo Luxemburgo dio con la caverna allá lejos, en Medio Oriente. En las ánforas, las crónicas que encontró y estudió. Otra vez buscaba otra cosa que no viene al caso y se topó con algo distinto.

Retazos devastados por el tiempo abrasivo. Casi nada queda de las letras que supieron dar forma a la cosmovisión monma. Los papeles se deshacen como las hojas en el viento otoñal.

La datación los ubica en diferentes épocas pretéritas lejanas a la nuestra; diferentes espacios mundanos pero con escaso o ningún contacto con esa historia occidental a la que fueron arrojados sin querer.

Las sagas, las esotéricas creencias de los Monmos afloraron de la penumbra y posibilitaron la comprensión de un oscuro pasado. Muchas cosas. Tal vez lo más importante: por qué hoy sus descendientes se ocultan entre nosotros tras diferentes semblantes.

De su nombre

Los Monmos se llamaban a sí mismos Preventines porque así los nombraron los dioses cuando de los elementos formaron el mundo e insuflaron el hálito espiritual en las cosas para ordenar el caos y dar la vida. Cuando aparecían fuera de su aldea o enviaban sus mensajes al cosmos se decían Monquíes ocultando su secreto signo divino. Dícese que por sus vecinos, los Monmos eran conocidos como los Idiofas, designación que en rigor les había sido dada por los Susut, que vivían en una aldea cercana y que por una extraña deformación congénita de la glotis eran incapaces de pronunciar el fonema te.

De su vida social

La vida monma siempre fue una vida comunitaria a pleno. Pero por alguna extraña razón en sus representaciones (sociales, mentales, culturales) la supuesta interacción que de tal forma de vida se deduce nunca aparece. Por el contrario los Monmos se pensaban siempre y mentaban el mundo como una multitud de cosas superpuestas. La idea que mejor pinta toda acción monma es la de un magma multitudinario de monmos yendo y viniendo como arrastrados para hacer, desde la más colosal nada hasta para emprender una tarea de los más simplona, pasando por rascarse las bolas o nadear sin ton ni son.

De su religión

Cierta vez, un monmo llamando Monmon se hallaba lustrando un cáliz de plata en el templo de los dioses Iesu, Mama y Papa. Pulió, pulió y pulió hasta que vio un rostro reflejado en el canto de la copa. Se acercó y contempló. Mientras más pulía más nítido era el rostro que aparecía frente a sus narices.

Monmon saltó de gozo y elevando la mirada al techo dijo estas místicas palabras que aún resuenan grabadas en el capitel de la catedral: «Oh gloria del divino, tú me hiciste a imagen y semejanza, ¿por qué vienes a mí que soy un humilde pulidor? ¿Será para bendecir mi esfuerzo? ¿Será para que pronuncie tu mensaje aparecido?»

Al dejar el cáliz sobre el altar de los dioses, Monmon cayó en éxtasis. La imagen se había esfumado y ascendido a los cielos.

La cultura monma se ata en pergaminos voluminosos que narran los hechos de Iesu, Mama y Papa. Pero hay un pasaje que los niños y niñas se aprenden desde que tienen memoria, antes de que la oscuridad de la noche se cierre sobre sus rostros y aparezca el sueño salvador para exorcizar los fantasmas. Es la historia de Antispiritu, quemándose en el fuego eterno. Antispiritu es el más terrible de las divinidades. Asociado (como es frecuente la asociación en culturas prehistóricas o en la visión de naciones retrógradas según la antorpología de los Aleutianidolos) con el mal, la oscuridad o el pecado, Antispiritu era un hombre libre. En el panteón que sus adoradores herejes antimonmos erigieron, reza la plegaria: «Estoy gobernado por un tirano implacable. Yo mismo. Y mi búsqueda del placer»

Ideas:

Peregrinaciones para ganar monmas y monmos.

Apuntes apócrifos para la biografía de James Flint de Eliot Neurath. Barbuda. 3102.

D. Tres fantasmas compinches. Más bien dos y un espectro. Scott, Venenito y Flint tenían mucho en común. Odios. Fracasos. Melancolía. Ira. Amores y corazones destrozados. Los tres quemaban.

Las trasnoches en el Liquidator ahondaban en profundos merodeos filosóficos, exploraciones esotéricas de antiquísima data, derroteros en fino malbec de dudosa procedencia en origen, música y poesía olvidada.

Y quedaron grabadas muchas historias y emanaciones. Retazos, oraciones, tal vez frases y hasta capaz, versos de letras y estribillos demasiado mundanos. Y nuestros espíritus siempre hablan:

«Mi mente está corriendo demonios y todos mis pensamientos son confusos».

«El veneno ocupó su lugar, corazón animal. Y el Sol que sale otra vez me quema».

«Hombres muertos deseando haberse juntado con vos, nena. Pero sos una pequeña mentirosa sucia con un mensaje de obsesión por venir».

«En la bandeja está Beethoven, el ventanal llora por detrás. Y la risa idiota simula una sonrisa en la careta de la madrastra».

«Algún día podré contestarte preguntas del momento. Las hojas vuelan, vos nunca».

«Veinte millones de cosas diferentes, todas ellas en mi jardín».

Apuntes apócrifos para la biografía de James Flint de Eliot Neurath. Barbuda. 3102.

E. El fantasma de Scott Weiland, en vida uno de los mejores amigos del carmesí, asiduo visitante del Liquidator, repetía algo que Flint había entendido y vivido de primera mano en su relación con la diosa: «Hay un agujero en tu cabeza donde los pájaros no pueden cantar solos. ¿Alguien sabe cómo va la historia realmente o cantamos solos a lo largo del tiempo?»

43. Los apuntes ahondan en detalles sustanciales del perfil enloquecedor del carmesí. Como hemos visto, las fuentes son variadas: diarios de viajes, diarios de amantes, cartas de despechadas, de enemigos extasiados de odio, mensajes anónimos, mensajes en una botella o varias, desgrabaciones de estudios magnetofónicos espiritistas, invocaciones a espectros, almas en pena, náufragos, macilentos ahogados que vieron flotar el cuerpo de Flint sobre olas de sal.

Se sabe que el capitán era conocido en las costas de Nuevos Baires Australidos como el maniático carmesí o el desgarrador carmesí. Una saga austrálida habla de él como un destrozador de corazones.

Hay una gran confusión en la academia a la hora de evaluar la veracidad del relato. Algunos historiadores piensan que en rigor, la historia narra las aventuras de un personaje ficticio inspirado en una canción de Led Zeppelin, esa banda de rock y blues inglesa del siglo XX. Otros dicen que la canción en la mente de los ingleses, aparece profetizando la llegada de Flint.

«Eh compañeros, ¿oyeron las noticias? ¿Saben que el rompecorazones ha vuelto a la ciudad? … Tiene nuevo estilo, pero su cara es la misma que hace tiempo. Pero de sus ojos una sonrisa diferente, como de alguien que lo sabe todo».

Como sea, hay una carta firmada por una misteriosa mujer, Brenda Carlais, un alma perdida que algunos confundidos creyeron era a la que Flint llamaba Geshtinanna. Ella habla de Flint como el rompecorazones. Una vieja carta en papel hallada en una catacumba inundada de huesos y lo que quedaba de un vestido de luto. En la oscura caverna de una mansión olvidada en lo que se conocía como Delta del Tigre. Donde los ríos fluyen, y las vidas también. La finísima mano derecha en la cadera huesuda se aferraba al papel partido por los trazos, la otra a un cigarro. Y en el lienzo algo quedaba como letra eterna sin ceder al paso de los tiempos.

«Ay Flint, me desgarraste el corazón peor que a tu más fiel enemigo, me desgarraste el alma. Volaste para siempre dejando tu eterno vacío en mi pecho. Y tenías razón… ¡Maldito! Yo tenía la cabeza en las nubes, y me llené de veneno. ¡Ojalá estas letras te maldigan para siempre! ¡Maldito seas, hijo de las tinieblas!»

Apuntes apócrifos para la biografía de James Flint de Eliot Neurath. Barbuda. 3102.

44. «A vos jamás te intereso ‘la familia’ siempre fue un concepto odiado por vos. Lo quieras reconocer o no, siempre actuaste como si estuvieras solo. Y cuando pudiste ‘volar un poco’ te ensoberbeciste, te creíste que había un mundo mejor y más amplio para vos. Y después lo querés incinerar. Y hay todo un mundo de placeres y reconocimiento, sin reglas ni compromisos, donde nadie te ‘rompe las pelotas’ trayéndote a la vida cotidiana. Ese es tu mundo feliz maldito hijo de puta. Te dejaste llevar por las ansias de grandeza, el egoísmo y los ‘paraísos personales’. Yo era un estorbo hasta que ahora te das cuenta de ‘mi utilidad’ (pero solo de eso) y seguís ‘meando fuera el tarro’. Te odio porque nunca te tuve. Y nunca te tendré. Porque no pude hacerte a mi antojo».

Fax de Marcel Villeneuve, despechada y confundida. En sagitario del año patafísico.

F. Como es sabido, el carmesí dialogaba con espíritus. Había mamado la ciencia del espiritismo de Allan Kardec gracias al influjo de Marcel Villeneuve.

Tenía un gran espectral amigo. Acompañaba a Flint en sus cavilaciones nocturnas casi siempre. Un gran músico y poeta con quien James debatía sobre las grandes cosas. Un viejo lord inglés que le enseño al capitán el arte de la poesía y la seducción. Otro loco que aseguraba que una vida digna de ser vivida debe contener todo aquello que haga resonar cada fibra del cuerpo en la felicidad y el placer. Gordon enseñó también a Flint que el amor del hombre es algo aparte en su vida, mientras que el de la mujer es su existencia entera.

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* José Antonio Gómez Di Vincenzo es docente e investigador del Centro Babini, Escuela de Humanidades, UNSAM, Argentina. Se graduó como Licenciado en Educación en la UNSAM. Cursó sus estudios de posgrado en la UNTREF, obteniendo el título de Dr. en Epistemología e Historia de la Ciencia con la tesis doctoral «Estudio sobre la relación entre ciencias biomédicas, tecnologías y orden social. Biotipología, educación, orientación profesional y selección de personal en Argentina entre 1930 y 1943». Ha participado en numerosos congresos como expositor y tiene publicados una serie de artículos en revistas académicas y libros de texto tratando diferentes problemáticas propias del campo de la Filosofía y la Historia de la Ciencia y la Tecnología. Desde 2007 es investigador del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y la Técnica «José Babini» y docente en la Escuela de Humanidades de la UNSAM.

  1. Hay todo un culto de la Geshtinanna de los mares australidos para la época en que G.E.R Lloyd escribía. Nada tenía que ver con la de la Geshtinanna antigua sumeria. O sí. Vaya a saber. Nota del autor

 

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