A LA INTEMPERIE DE JUAN VILLORO
Por Adriana Romero–Nieto*
Son las 16 horas 00 minutos, se asoma a la puerta Juan Villoro, pareciera que carga en los zapatos una gravedad extra, una fuerza de atracción que lo acerca más a la Tierra, pero a la vez le otorga una impetuosidad forastera. Bajo el foco, su barba, ese rasgo que tanto le caracteriza, un saco marrón y una camisa sin corbata.