EL TEMA DE ESPAÑA EN «SER DE SANSUEÑA», DE CERNUDA Y EN OTROS POETAS ESPAÑOLES
Por Miguel Díez R.*
A medida que se fue consumando la separación espiritual entre España y Luis Cernuda (Sevilla, 1902-Ciudad de México, 1963) la nostalgia primeriza de su tierra, su Andalucía natal y la añoranza del edén perdido de la infancia (véase, por ejemplo, la última estrofa del poema «Tierra Nativa» —Como quien espera infancia, el alba, 1941-1944—: Raíz del tronco verde, ¿quién la arranca? / Aquel amor primero, ¿quién lo vence? / Tu sueño y tu recuerdo, ¿Quién lo olvida? / Tierra nativa, más mía cuanto más lejana), se convirtió paso a paso en resentimiento, y el tono de amargura y total negación se acentuó en los últimos años, como puede observarse en Desolación de la quimera (1956-1963), la parte más desgarrada del discurso poético de un hombre en permanente exilio y hastiado de vivir tras haber sido arrojado de su patria de la que, sobre todo, desprecia la desconfianza de sus compatriotas hacia todo lo distinto y superior. En el poema «Díptico español I» del citado libro, Cernuda se refiere, en la primera de las estrofas abajo reproducidas, a la España de Franco, vencedora del bando republicano, y que trajo consigo un pueblo encadenado, sin alegría ni libertad, y cita las palabras exaltadas, atribuidas al general Millán Astray, fundador de la Legión, en el célebre altercado que mantuvo con Miguel de Unamuno el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca: «¡Muera la inteligencia!» (véase abajo Unamuno y Millán Astray). En la segunda estrofa hay una referencia explícita a la frase de Antonio Cánovas del Castillo, el artífice de la Restauración borbónica de finales del siglo XIX («Son españoles los que no pueden ser otra cosa»):