LA CAJITA AZUL
Por Diego García Moreno*
Cuando los días amanecían así, blancos, lechosos, salpicados por una lluviecita menuda, como hoy, con una temperatura que te ordenaba ir al armario a buscarte un pesado suéter o a correr a la tina a tomar una ducha caliente, una voz melosa, interior y seductora, te proponía permanecer en la cama, esconderte entre las cobijas, acariciar tu mejilla con la almohada.