TAMBIÉN DE ESTE LADO HAY SUEÑOS
Por María Del Rocío Vallejo-Alegre*
«Algunas personas tienen dificultades
para enfrentar la verdad y la realidad.
Prefieren vivir en un mundo de fantasía,
pretenden que ciertas cosas no están sucediendo»
(Joyce Meyer)
Cuando mi esposo me regaló la novela «American Dirt» mis expectativas eran completamente diferentes. El libro me sorprendió. Si bien sabía que hablaría de la problemática migratoria en la frontera México–E.U.A., nunca pensé que los nombres de lugares, palabras en español y costumbres me transportarían a mi lindo México. Al empezar a leerlo, empecé subrayando todas las palabras y expresiones en español utilizadas. Jeanine Cummins, no siendo mexicana o descendiente de mexicanos y redactando su libro en inglés, usa expresiones en español tan nuestras y en tal cantidad que la primera idea que me cruzó fue consolidarlas para tratar de formar una especie de diccionario. Aunque continué marcando estas expresiones, conforme avanzaba en la lectura, me vi cautivada por ese mundo silencioso que vive en nuestro México. Un mundo que existe y que numerosas veces cerramos nuestros ojos para evadir. Un mundo que no vive solamente en la frontera norte de nuestro país, o últimamente en nuestra frontera sur, sino que recorre toda nuestra nación: el mundo de los migrantes a Estados Unidos. Jeanine Cummins señala que su deseo al escribir esta historia era hacer una representación de «la masa marrón sin rostro», o sea, los migrantes latinoamericanos que se ven en la necesidad de desplazarse a Estados Unidos (1). Desde mi humilde punto de vista no solo logra representarlos, si no también promulga América, como el nombre de nuestro continente.