ROMPECABEZAS
Por Andrea Echeverri Jaramillo*
No entiendo nada. Me acabo de despertar, sin más, de un sueño que no recuerdo. Y no es sólo que no tenga presente ninguna imagen onírica, sino que no logro hacer memoria de cuándo y dónde me dormí, y ahora me levanto en una situación demencial. Todo está oscuro, negrísimo, y silencioso. Bueno, no hay silencio real, a lo lejos oigo ruidos incomprensibles pero constantes. Además, estoy desnudo, pero aun así no siento frío. Mis ojos no se acostumbran a la ausencia de luz, así que es imposible entender el espacio. Voy dando pasos con cuidado de no caerme, mas no encuentro ningún límite, pared, mueble u objeto que me detengan. Tampoco hay un olor reconocible aquí. En suma, no hay estímulo sensorial alguno. Qué cosa tan absurda. Me invade el temor de lo desconocido, por supuesto, y el desconcierto con respecto a las circunstancias, y sin embargo, para mi asombro, no me siento atacado, vulnerado.