LAS VICISITUDES DE UN SOL Y OTROS CUENTOS
Por Elmer Ernesto Alcántara C.*
Créanme; no hay nada como las calles del Perú para encontrar contrastes increíbles, una gran diversidad de tipos humanos y las curiosidades más llamativas. Especialmente para alguien como yo, un observador curioso, con bastante tiempo libre y que disfruta mucho de caminar. Además, a lo largo de los años, y considerando que salir a caminar es uno de mis pasatiempos favoritos; he desarrollado un tonto pero inofensivo juego que consiste en: a partir de la «imagen» o la «figura» de una persona (en realidad se trata de darle una mirada atenta que considere todo lo que pudieran decirnos detalles como la edad, la ropa, la apariencia, la expresión, el lenguaje de esa persona), y a partir de esos detalles, repito, configurarle (mentalmente por su puesto) una vida, una familia, un destino. Es un juego que no se puede jugar todos los días pues requiere cierta condición: que la persona a «configurar», debe estar en una situación especial, de cualquier naturaleza, pero como en el centro de algo; de un momento, de una situación, de una casualidad. Por lo demás, el juego no dura más de cinco minutos pues rápidamente se torna aburrido y todo se acaba. La única regla, para que el juego funcione, es que se trate de personas totalmente desconocidas y sin posibilidades de conocer.