PROTAGONISTAS DE NUESTRA TELE
Por Paula A. Mejía*
La realidad se ignora, se diluye, se camufla, se desvanece alrededor del centellante brillo enceguecedor de una pantalla (de televisor o de computador), una realidad ajena no perteneciente a la real, se impone en primer plano, cautivando los sentidos del espectador, succionando toda su atención, excluyéndolo del mundo real y de sus problemáticas, hipnotizándolo con una representación histriónica, vacía de contenido pero ostentosa y llamativa; superficial y distorsionada en muchos casos; sangrienta y abusiva en otros. En la que la apariencia suplanta lo verdadero, y la diversión y el dinero se muestran como necesidades imprescindibles.